“Antes las familias no creían importantes los estudios y ahora son esenciales”
María Isabel Santamaría nació en el País Vasco pero recaló en Granada hace 22 años. “Todo ha cambiado, y a mejor. Llevo en la educación 34 años y 22 en Granada. Cuando llegué no había colegios, se estaban haciendo. Andalucía estaba atrasada con respecto a otras comunidades o al menos de la que yo venía (País Vasco). La gran diferencia estaba en la mentalidad, las familias no consideraban importante que los niños estudiaran y ahora es esencial”. “No había infraestructuras. Yo daba clases en un edificio que el Ayuntamiento nos prestó”.
Luego llegó la Logse (1998) y todo cambió. “Era obligatorio tener laboratorios, aula de idiomas, informática… Sobre todo en la enseñanza obligatoria, se pasó de los 14 a los 16 años. Los estudiantes comenzaron a tener una visión práctica de para qué servía estudiar. Además aparecieron más temas a tratar, valores y los diferentes proyectos por centros como lucha contra la drogadicción, alimentación sana, sexualidad… Aún me acuerdo de que todos fumábamos en clase. En la actualidad no sólo está prohibido, es que hay programas especiales de salud adaptados a los niños”.
Ella ve la educación con la perspectiva del tiempo: “Antes no había autobuses escolares, ahora son gratis y tenemos comedores en Primaria. Faltan en Secundaria, pero el avance ha sido mucho en pocos años. Los libros son gratis y eso ayuda a las familias y obliga al niño a compartir”. “Es cierto que salimos bajos en los datos europeos –reconoce- pero es que otros países llevan años con este sistema y nosotros sólo cinco” (en referencia a la LEA).
Hay una cosa que María Isabel tiene clara: “Evidentemente abogo por la escuela pública porque creo que es la mejor bandera de un país. Que la gente pueda estudiar independientemente de su condición social es fundamental. La Educación es más importante que la Sanidad: sin una buena educación no tendríamos buenos médicos. Andalucía ha mejorado mucho, pero no hay que perder el Norte. Con los recortes los profesores están haciendo un gran esfuerzo por mantener la calidad con bastantes menos recursos”.
Esta veterana profesora hace un diagnóstico de los niños y niñas: “No creo que sean más parados o rebeldes. Son el reflejo de lo que les ha tocado vivir. Hace unos años lo tenían todo, ¿para qué molestarse en salir a la calle? Ahora están sufriendo la crisis y se están movilizando”.