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Jábegas malagueñas: cuando el deporte salvó la identidad pesquera

N.C.

Néstor Cenizo

A veces el deporte da vida a lo que de otra forma parecería condenado a morir. La jábega es un tipo de embarcación centenaria asociada al arte pesquero del mismo nombre, y cayó en desuso cuando se prohibieron esas artes. Sin embargo, ahora goza de buena salud porque un grupo de pescadores malagueños comprendieron pronto su valor identitario y la asociaron al deporte.

Es sábado por la mañana, y en el club náutico de El Candado se respira el tenso aroma de la competición. Acaba de arrancar Liga de Jábegas. Ajetreo, tensión y un speaker que va anunciando las horas de las regatas, en cuatro categorías: femenina, senior masculina, veteranos masculina y juvenil masculina. Los curiosos se agolpan en la escollera para tener mejor perspectiva. La competición va por su séptima edición y ya participan 420 deportistas, hombres y mujeres de ocho clubes provinciales. Gracias a esto se está consolidando una actividad abierta a lugareños y turistas, y un espectáculo deportivo con denominación de origen.

De repente, las barcas que antes estaban en línea empiezan a moverse. Se trata de llegar a una boya situada a 350 metros del punto de partida y volver. La tripulación de cada jábega son siete remeros, el patrón y el metebríos, que como su nombre indica es el encargado de arengar a los remeros, con el cuerpo inclinado hacia ellos como si fuera a comérselos.

- “¡Quédate ronca! ¡Y recuérdales que respiren!”, le dicen a la metebríos de una de las jábegas que compitió en la primera regata.

Tiene sentido: Pedro Castillejo, del club Cala del Moral, nos explica que esto es duro: “Estás cuatro minutos con la bomba a tope. 700 metros. No es lo que se ve aquí, sino que para aguantarlo tienes que entrenar muy bien durante la semana”.

Una actividad abierta a todos: familias, empresas y grupos de amigos

Una actividad abierta a todos: familias, empresas y grupos de amigosLos clubes están abiertos a cualquiera que tenga interés en disfrutar el mar y el deporte. Eso sí, quien lo prueba por primera vez tiene dificultades para mover los brazos en toda la semana. Por eso conviene empezar poco a poco. Existe una asociación de remo tradicional que, además de organizar el campeonato en colaboración con la Diputación de Málaga, ofrece cursos de dos meses. Silvia Campos, la secretaria y portavoz de la asociación, explica que hay salidas todas las tardes. Como entrena en un área cedida por el puerto, rara vez el tiempo es un problema.

Además, la asociación también programa jornadas de iniciación para grupos familiares o de amigos. Por ahí han pasado hasta cumpleaños infantiles y empresas que programan una jornada de jábegas. Además de fomentar el trabajo en equipo, la actividad saca a flote el carácter de cada cual: mientras se rema es fácil mostrar quién es el vago o quién tiene dotes de liderazgo.

La asociación organiza la competición, pero es también responsable en gran medida de la pervivencia de las jábegas. Hay documentos que demuestran que las barcas de jábega surcan la Bahía de Málaga desde al menos el siglo XVI, aunque su origen es probablemente fenicio. Sin embargo, cuenta Silvia Campos que a finales de los años 70 empezó a ser habitual ver en las playas las antiguas jábegas abandonadas pudriéndose por el desuso. El arte de pesca acababa de prohibirse porque en las redes de jábega acababan decenas de kilos de inmaduros, entre ellos el famoso chanquete. Ante el riesgo de desaparición de la embarcación, un grupo de hombres de mar constituyó la Comisión de Barcas de Jábega.

Pronto se dieron cuenta que aquello era empujar la piedra de Sísifo, y que necesitaban algo que permitiese conservar el patrimonio cultural dotándole de un uso actual. Lo encontraron en el deporte y surgió la asociación, liderada primero por Pepe Almoguera, miembro de una saga de carpinteros de ribera, y ahora por Agustín Montañés, antiguo pescador de jábega.

Las actividades de la asociación han permitido visualizar las jábegas hasta darles garantía de supervivencia. Han surcado las Rías Baixas, el Nervión con las traineras y el Guadalquivir, han atravesado el Estrecho de Gibraltar y han llevado dos jábegas hasta la Vogalonga veneciana, en la que participan 2.000 embarcaciones y 10.000 remeros.

Ocho clubes, 27 tripulaciones y 420 remeros

Ocho clubes, 27 tripulaciones y 420 remerosLa asociación primero organizó regatas entre pescadores y después consolidó una competición en la que ahora participan ocho clubes de la provincia: el Club de Remo La Espaílla de El Palo, la Asociación de Remo y Pala de Pedregalejo, la Asociación de Remo y Pala de Torremolinos, el Club de Remo la Carihuela, la Asociación de Remo Faro de Calaburras Mijas, la Asociación de Remo Faro de Torre del Mar, y los clubes de remo de La Cala del Moral y La Araña. En total, 27 tripulaciones.

Este año se han incorporado dos nuevas embarcaciones, La Vikinga (de la Cala del Moral) y La Biznaga (de La Araña). Además, hay otra novedad: por primera vez se celebrará una regata nocturna, el 4 de agosto en el Muelle 1 del Puerto de la capital malagueña. La siguiente regata se celebrará el próximo 16 de junio, a las 11.00, en el Puerto de Fuengirola.

Silvia Campos explica que nadie sabe con certeza por qué las jábegas, que por su origen fenicio se extendieron por todo el Mediterráneo, sólo perviven en Málaga. Pero tiene claro que algo tendrán que ver los hombres y mujeres que les dieron un nuevo uso: “Si hubiese seguido como en los setenta no estaríamos hablando de esto. El mérito mayor es de estos pescadores”. Gracias a ellos, las jábegas gozan hoy de una centenaria salud de roble.

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