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Pedro Sánchez reivindica la 'aldea gala' del socialismo andaluz y llama a la resistencia frente al avance de la derecha

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el secretario general del PSOE-A y candidato a la Junta, Juan Espadas, este domingo en Cuevas del Almanzora (Almería), en un mitin de la campaña del 19J.

Daniel Cela

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Cuevas de Almanzora, un municipio de 5.000 habitantes en la costa almeriense, que en las elecciones andaluzas de 2018 tuvo una participación superior a la media (60,3%) y dio una clara victoria al PSOE (40,9%) frente al PP (25%). Son las once de la mañana, el sol cae a plomo sobre cientos de simpatizantes protegidos con sombreros de paja y bajo los toldos que han instalado en la Plaza de la Libertad. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está literalmente sudando la camisa en su primer mitin de campaña con el candidato socialista, Juan Espadas.

El llamamiento a la participación “masiva” es constante. El enemigo el próximo 19 de junio es la abstención (43,4% en 2018), la resignación, el abatimiento y el desánimo. Sánchez enumera una lista de reformas y leyes de corte social que ha aprobado su Gobierno y recuerda que el PP ha votado sistemáticamente en contra de todas. Nada más subir al atril saca pecho por los últimos datos del paro, los mejores desde 2018, impulsados en los últimos meses por las contrataciones fijas discontinuas de la reforma laboral: 20,2 millones de afiliados a la Seguridad Social, menos de tres millones de parados en España, y el salario mínimo interprofesional en mil euros.

Sánchez se está examinando también en las elecciones andaluzas, aunque su turno en las urnas no llegará hasta el otoño de 2023. Un día antes estuvo en Granada su rival, el presidente del PP nacional, Alberto Núñez Feijóo, que tiene una caravana propia en esta campaña, separada del candidato Juan Manuel Moreno, y con ecos nacionales en todos sus mítines. Dos contiendas solapadas, de ahí que el PSOE federal esté obsesionado con movilizar a toda su maquinaria electoral. En el municipio almeriense se percibe un acto más multitudinario que el arranque de campaña, en Jaén.

El presidente del Gobierno ha desgranado cifras, razones, reformas, pero al final se ha volcado en el mensaje emocional. De esto van los comicios del 19J, de despertar al socialismo durmiente, los 400.000 votantes que se quedaron en casa en 2018 pero regresaron a votar en las generales y las municipales del año siguiente. Para zamarrear a las bases, Sánchez ha hecho un llamamiento a la resistencia y ha tirado de la épica del PSOE andaluz, que fue aldea gala cuando todo el mapa nacional se teñía del azul del PP.

“Cuando el resto de España estaba gobernado por la derecha, aquí hubo un bastión progresista y mirábamos con muchísima envidia al Gobierno andaluz”, dice, apelando al “bastión rojo en Andalucía”, el que “mantuvo la sanidad universal, el que con su andalucismo defendió su autogobierno. Os mirábamos con admiración”, insiste, recordando los tiempos de Mariano Rajoy en la Moncloa, y la mayoría de comunidades bajo las siglas del PP.

Y se detiene en el punto crítico que más espanta al PSOE andaluz, los 37 años de gobiernos ininterrumpidos hasta que fue desplazado en el poder por la suma de PP, Ciudadanos y Vox. “Puede que algunos digáis que no hemos hecho todo cuando gobernábamos en Andalucía, pero todo lo bueno que tiene Andalucía lo ha hecho el PSOE”, advierte, despertando los aplausos del público. La campaña ha empezado hace tres días y una cosa ha cambiado en la estrategia de los socialistas: ahora hablan más de ellos mismos, y tiran de orgullo, que el tiempo que le dedican a azuzar el miedo a la ultraderecha.

Con todo, Sánchez repite que “votar a la derecha o a la ultraderecha es lo mismo, porque son intercambiables, y porque al final se acabarán entendiendo”. “Hay que votar al rojo del PSOE”, remarca el presidente, lamentándose de la “hostilidad” con la que el PP recibe siempre a los gobiernos socialistas en España. “Siempre nos dicen que son ilegítimos. Ahora lo llaman sanchismo, antes con Felipe, lo llamaban felipismo. Con Zapatero, zapaterismo. Y no es nada de eso, es socialismo democrático y legítimo. Socialdemocracia”, grita.

A Moreno Bonilla, el presidente de la Junta y candidato del PP a la reelección, ya no le asaltan como un camuflado de Vox. “Algunos de vosotros habréis escuchado que este hombre no ha hecho nada malo, tampoco nada bueno. Pero os equivocáis. Dejar al que está para que Andalucía se quede como está no es avanzar, es retroceder”, ha insistido el presidente.

Espadas le ha precedido en el acto con un discurso más deslavazado y más dirigido a retratar a Moreno como un rehén de la extrema derecha. El candidato socialista ha apelado al voto de las mujeres, después de que un grupo de simpatizantes de Vox arrancara una señal instalada por el Ayuntamiento de Cantoria (Almería) donde se leía “municipio libre de violencia de género”. “Estas son las elecciones de las mujeres. Se tienen que sentir afectadas y concernidas. O avanzan o retroceden a un pasado oscuro, en el que tenían que quedarse en casa y no las dejaban estudiar”, ha alertado.

El ex alcalde de Sevilla ha respondido al llamamiento de Moreno al voto útil y desencantado de los socialistas. “Los socialistas no votan al PP”, ha gritado Espadas. “La derecha vota a la derecha y la izquierda vota lo que quiere”, ha subrayado.

Almería es la provincia andaluza donde el PP y Vox están más fuertes: se reparten 12 escaños, y en 2018 el PP obtuvo cuatro, por detrás el PSOE con tres, Vox con dos, Ciudadanos con otros dos y Adelante Andalucía con uno. Sánchez ha prometido la llegada del AVE a Almería y ha hablado del Corredor Mediterráneo, una inversión de 3.000 millones de euros, de la que la conexión con la provincia almeriense se ha llevado ya 57 millones.

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