Teresa Rodríguez (Rota; Cádiz, 1981), candidata de Adelante Andalucía a la Presidencia de la Junta, llega a la entrevista horas después de que la Junta Electoral ha tumbado el recurso de la coalición Por Andalucía para excluirla de los debates en TVE y Canal Sur. “Estoy muy contenta”, dice. Se le nota. Su formación es la única en liza dentro de ese debate que carece de subvenciones electorales para afrontar la campaña para las elecciones del 19 de junio, y esa proyección será “una oportunidad” para explicar su proyecto. Aquí explica que su rival directa no es Macarena Olona, de Vox, sino “todas las fuerzas centralistas”, frente a su “andalucismo de izquierdas”.
¿Se pierde este año los carnavales de Cádiz por culpa de la campaña electoral?
Bueno, yo recuerdo haber ido a votar disfrazada por el Carnaval. Este año creo que no me voy a disfrazar, porque me va a coger fuera. Pero vamos, en Cádiz improvisamos los disfraces de un día para otro. Vestirse de mamarracho lo llaman.
Pero si luego se disfraza Macarena Olona, no se pique…
Jajaja. No se va a disfrazar, ¿no? No, ella se irá al Rocío.
¿Qué diferencia hay entre la Teresa Rodríguez que lideró Adelante Andalucía en 2018 y la de hoy?
Políticamente no mucha. Nosotros en aquel momento también defendimos un proyecto autónomo con voz propia que pusiera los intereses de Andalucía por delante de la de los partidos y que se desmarcara del PSOE. Y ahora defendemos lo mismo. Lo que me diferencia en concreto a mí es que no tengo que pedirle permiso a Madrid para defender ese proyecto. Ya no hay Madrid, y eso está guay.
Usted lideró cinco años Podemos Andalucía, luego impulsó y lideró Adelante Andalucía. Ahora lidera esa marca, pero desde la formación Anticapitalista. ¿Cómo se define políticamente?
En Anticapitalistas he estado siempre, desde 2002. Y en Podemos también era andalucista, todas mis discusiones y problemas con la dirección estatal eran por la necesidad de un Podemos andaluz con capacidad de toma de decisiones aquí. Y luego, cuando surge Unidas Podemos, nosotros, como los catalanes de En Comú Podem, también pedíamos esa autonomía, la posibilidad de presentarnos a las generales con nuestra propia marca.
¿Cuál es la diferencia entre este Adelante Andalucía y el de 2018?
Es el mismo proyecto que en 2018, pero sin Podemos e IU dentro. Es la única diferencia. Si miramos todos los mítines de entonces, era una defensa feroz de la necesidad de una fuerza política andaluza. De hecho, en su momento no nos llamamos Unidas Podemos por Andalucía, que era lo que quería Pablo Iglesias entonces, porque lo hicimos de forma reactiva a lo que querían ellos.
El proyecto político de Adelante Andalucía es el mismo que en 2018, pero sin Podemos e IU dentro
Sus ex socios, ahora en la coalición Por Andalucía, afirman que usted representa a la CUP andaluza…
Había un dicho en el Mayo del 68 que decía “Dejemos el miedo a los rojos para los animales con cuernos”, ¿no? Gente que son comunistas declarados no deberían agitar fetiches para generar miedo a los otros.
¿Adelante Andalucía es una formación regionalista, pseudo nacionalista…?
¿Semi independentista?, como dice Juanma Moreno, jajaja. No, es una coalición andalucista de izquierdas. El andalucismo, en general, tiene una referencia histórica muy concreta. Es un tipo sui generis de nacionalismo o de regionalismo que está vinculado a una visión humanista de la identidad. Tiene ese afán de relación abierta con el resto de pueblos del Estado, está vinculado a valores políticos progresistas… Esa es nuestra referencia. Podemos no era regionalista, pero Podemos Andalucía sí tenía esa impronta. De hecho, lo definimos así en los estatutos después de nuestra segunda Asamblea Ciudadana. Y eso chocó con la visión centralista, claro.
En esta campaña, todos los partidos excepto Vox se presentan como andalucistas…
Andalucista no es el que defiende una forma de reparto de los fondos europeos que beneficia a las comunidades más industrializadas del norte, como está haciendo el PSOE. Andalucista no es defender un modelo de turistificación que nos convierte en el patio de recreo de Europa, o de exportación de materia prima, como defiende el PP. Ser andalucista de derechas es muy difícil. Uno puede ser regionalista de derechas de zonas ricas, como Baviera o Lombardía, que quieren conservar sus privilegios respecto a los más pobres. Y por eso son de derechas, claro.
Pero Andalucía no es Baviera…
Claro, Andalucía es una comunidad que protagoniza la cifra más dura de pobreza, de exclusión social, de abandono escolar, de desempleo. Por tanto, para revertir esa situación necesita aplicar políticas de izquierdas sí o sí. Una política expansionista, de inversión económica, de defensa de los servicios públicos que compensen esta situación de desigualdad.
En Adelante Andalucía conviven algunos ex líderes del Partido Andalucista (PA). ¿El PA era de izquierdas?
Buena pregunta. El PA evolucionó hacia posiciones muy oportunistas. Es decir, el PA acabó siendo un partido capaz de gobernar con el PSOE y con el PP. En esa idea de la transversalidad y de centrismo político acabó dibujándose ideológicamente. De hecho, los sectores que nosotros tenemos del antiguo PA son los sectores de la izquierda del PA. Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza dieron esa batalla ideológica dentro del PA en su etapa final.
¿Cree que Adelante Andalucía tendría opciones de sacar representación sin usted?
En este momento, tiene posibilidad de sacar representación conmigo, por eso soy la candidata. Si no, pues no sería yo la candidata. Sería otra persona.
La papeleta de Adelante Andalucía lleva su rostro. ¿Cuál es el peso de la marca personal de la candidata en un proyecto político?
Para nosotros era fundamentalmente una propuesta clarificadora, es decir, en un panorama en el que las candidaturas tienen nombres muy parecidos, era la forma de que la gente supiera identificar nuestra trayectoria. Y nuestra historia en los medios de comunicación se ha manifestado a través de mí, que soy la portavoz. No es una decisión mía, es de la organización, de sus 22 asambleas comarcales, del congreso de refundación en Granada…
Al final la gente vota a Teresa Rodríguez, ¿no?
Es más sencillo explicar quiénes somos a través de lo que yo he ido diciendo, pero lo importante es que la gente sepa que lo que yo digo no me lo invento yo. Es el resultado de un debate colectivo.
Hace un tiempo me dijo en otra entrevista: “Hay un problema de hiperliderazgo en Podemos y yo soy parte del problema”.
Pues sigo siendo parte del problema del hiperliderazgo. Pero claro, también ocurre una cosa, y es que hace dos años que hemos desaparecido políticamente del panorama político. Si las cosas hubieran ido bien, seguramente hubiéramos seguido manteniendo un espacio común, donde nosotros habríamos sido un polo andalucista dentro de ese frente amplio, respetando la pluralidad interna en el seno de un proyecto más plural. Pero eso se rompió cuando hace año y medio cuando nos echan. Yo no hubiera sido la candidata de la lista unitaria de izquierdas, porque no éramos la opción mayoritaria, pero hubiéramos podido coexistir.
Todas las encuestas apuntan a un crecimiento claro de PP y Vox. ¿Cree que Andalucía está girando sociológicamente a la derecha?
En Andalucía, en España, en Europa. El mundo sufre una ola reaccionaria. Aquí también hay una disputa por la hegemonía de los ideales de la derecha y de la extrema derecha, sí.
Las políticas más relevantes de Moreno han sido continuistas o incluso acordadas con el PSOE en esta legislatura
¿Usted ha notado un vuelco en las políticas públicas en estos tres años y medio del Gobierno de Moreno?
Yo creo que ha habido continuismo. En regeneración democrática no podemos atribuirle absolutamente ningún logro: la gente que estaba enchufada antes del PSOE ahora lo está por el PP y por Ciudadanos. En fiscalidad, han dado otro paso en la misma dirección que dio Susana Díaz la última legislatura de la mano de Ciudadanos, que es abaratar los impuestos a las grandes fortunas. En ordenación del territorio, han aprobado con el PSOE la ley del suelo, que nos devuelve al modelo del pelotazo urbanístico y la desprotección del suelo rústico. Si hablamos de regadíos, en Doñana también lo han hecho de la mano. Las políticas más relevantes de Moreno han sido continuistas o incluso acordadas con el PSOE en esta legislatura.
Si eso es así, ¿por qué el votante de izquierdas no buscó en ustedes una alternativa al PSOE?
Eso todavía no ha pasado en estas elecciones. En 2018, los votantes de izquierdas que perdimos se quedaron en casa, hubo muy poco trasvase de voto a las derechas. El fenómeno electoral más relevante de 2018 fue la abstención de la izquierda. La gente no fue a votar, no fue a votar a Susana, pero tampoco vio en nosotros una alternativa mejor. No sé por qué. Es una pregunta que intentamos respondernos cada día.
Pero ya estamos en campaña.
Hay que hacer mejores propuestas, explicar mejor qué estamos haciendo…
¿Es posible que el germen de división en la izquierda eclipse todas sus propuestas?
Claro, nosotros somos partidarios de dejar de hablar de este tema, pero es que nos recurren todo metiendo papelitos en la Junta Electoral. Nosotros vamos a hablar de empleo, de sanidad, de dependencia, de educación, vamos a muerte con las propuestas, a ver si somos eficaces en esta campaña.
Hay muchas coincidencias programáticas entre Adelante y Por Andalucía. ¿Cuál es la mayor diferencia ideológica?
Bueno, lo del programa electoral es relativo. Tú puedes defender una cosa en tu programa electoral, pero si luego, cuando tienes la oportunidad de aplicarlo porque influyes en un Gobierno, lo escondes o lo dejas detrás porque es más importante el criterio de tu partido al criterio de tu territorio… Si tienes escrito en el programa que vas a quitar el cementerio nuclear de El Cabril, no puedes retirar las enmiendas que piden el cierre del cementerio nuclear porque el PSOE te lo pide. Para nosotros eso significa renunciar sistemáticamente a cerrar la brecha entre Andalucía y España, que es algo primordial para Adelante. Es como cuando en el siglo XIX aparece el movimiento feminista y dice el movimiento obrero: “vosotras habéis venido a dividir el movimiento, a romper la izquierda, lo que tenéis que hacer es confiar en nosotros, que vamos a resolver todos los problemas de la clase trabajadora, hombre y mujer”. Y dijo el feminismo: ¡por aquí!
¿Es la misma situación?
Sí, con respecto al andalucismo, sí. Hoy tenemos más porcentaje de desempleados respecto de los parados de España que en el año 81. Cuando hagamos los PERTE, la brecha entre Andalucía y España se va a abrir todavía más. Y aquí ya están los municipios más pobres del país, los que tienen menos esperanza de vida, los que sufren más fracaso escolar…
¿Un partido de ámbito nacional no puede defender los intereses de Andalucía?
No.
¿Por qué no?
Hasta el momento, no, un partido de ámbito estatal no puede defender los intereses de Andalucía. Porque seguimos con la misma brecha socioeconómica entre Andalucía y España que hace 40 años, cuando aprobamos el Estatuto de Autonomía. Luego los partidos centralistas que han gobernado no han tenido como prioridad reducir esa brecha.
En su largo pulso con Iglesias siempre reclamó el modelo de En Comú Podem para Andalucía. Creo que se le ofreció esto para integrarse en Por Andalucía, pero entonces prefería la fórmula de Compromís. ¿Fue así?
Quien hizo esa propuesta fue Más País y a nosotros nos parecía bien. Pero pedíamos un tipo de gesto de reparación de aquellos que nos habían expulsado del grupo parlamentario acusándonos de tránsfugas. Y ahí vino la negativa. Si nos hubieran reintegrado en el grupo, aunque quedaba poco para terminar la legislatura, habríamos retirado la denuncia ante el Constitucional.
Antes de que empezase la campaña, usted defendió un pacto de no agresión entre las distintas opciones de izquierdas. ¿Por qué no ha sido posible?
Yo diría que nos están agrediendo ellos. De momento nosotros no les hemos agredido en ningún grado. De hecho, cuando tuvieron el follón para registrar su candidatura, lo que dijimos públicamente es que deseábamos que se arreglara su situación e incorporaran a Podemos a la coalición. Podíamos haber aprovechado la coyuntura, pero no lo hicimos.
La resolución de la Junta Electoral de mantener a Adelante en los debates de TVE y Canal Sur y la decisión de Por Andalucía de no volver a recurrir, ¿es una victoria política?
Es una oportunidad para explicar nuestra propuesta política en un contexto muy concreto y muy positivo, que es el del debate electoral. La gente presta especial atención a los debates, porque quiere votar con conocimiento. Ahora no es un triunfo en sí, pero sí una oportunidad. Es lógico que Por Andalucía haya renunciado a otro recurso. Creo que el desgaste para ellos ha empezado a ser inasumible. Nosotras lo agradecemos, a ver si así se escuchan más las propuestas de izquierdas y menos el ruido.
Ya no tengo que pedirle permiso a Madrid para defender este proyecto. Ya no hay Madrid, y eso está guay
¿Cómo ha vivido este enfrentamiento con sus antiguos socios a las puertas de la campaña?
Sin traumas. Fue hace año y medio cuando nos echaron del grupo parlamentario. Yo estaba en casa y vi por la prensa que me habían echado gracias a un acuerdo con todos los grupos de la Cámara, incluyendo a Vox. Después de eso, tenemos una relación cordial. Cuando presentan recursos contra nosotros, no lo entendemos políticamente. Creo que les perjudica también a ellos, no les ha hecho ningún favor. Después de haber salido del follón suyo, meterse en otro follón con nosotros… no le dieron un pensamiento, como le gusta decir a Inmaculada [Nieto].
¿Esta rivalidad salpica a toda la izquierda?
Yo creo que sí, que hay un cierto efecto de desánimo entre el votante de izquierda, cuando uno de los principales objetivos que tenemos en esta campaña es animar al votante de izquierda. Este tipo de cosas desaniman a todos.
Hay un contexto de fragmentación política en el que el bloque conservador, dividido en tres opciones, parece entenderse mejor que el progresista. La falta de unidad en las izquierdas, ¿es una cuestión política o tiene que ver con las personas que están al frente?
Mira, nosotros nos llevábamos super bien personalmente, hasta que nos enteramos de que nos echaban del grupo. Antes, no había ningún conflicto personal con ninguno de los referentes de IU.
Pero en los meses previos a la ruptura, hubo muchos avisos de IU porque usted introdujo algunos documentos políticos en la coalición con los que ellos no estaban de acuerdo…
Pero eso no fue una disputa personal. Los motivos políticos de la ruptura eran dos: la necesidad de un partido andaluz sin mochila madrileña y las discrepancias sobre formar o no gobierno con el PSOE.
Si fuese presidenta de la Junta de Andalucía, ¿cuál sería su primera decisión?
Lo primero sería lo más fácil: eliminar privilegios y establecer por decreto que los cargos que tienen que designar los partidos en el Gobierno se hagan por designación no política. No entiendo por qué un gobierno tiene que elegir a los gerentes de los hospitales de Andalucía, deberían hacerlo los profesionales sanitarios. Ni por qué los delegados provinciales tienen que ser cargos a dedo, si son puestos administrativos. No es la principal necesidad de Andalucía, pero tampoco se puede acabar con el paro el primer día. Lo que sí se puede hacer es terminar con las redes clientelares, el enchufismo y los privilegios políticos…
Hay otro partido político en sus antípodas que también considera prioritario este asunto.
¿Y qué? Es que es verdad, me da igual quién lo defienda. Hay que reducir la brecha entre la ciudadanía y la política. Lo que nos diferencia de ellos [Vox] es que sí sabemos qué es lo más importante para Andalucía: que no encontramos un modelo productivo que garantice el empleo a la siguiente generación y que la gente de 18, 19 o 20 años, en edad de trabajar, se va fuera a buscarse la vida. Y más justicia social: dice Moreno que vamos a recuperar el impuesto de sucesiones y donaciones para herencias de más de un millón de euros, y es verdad. Lo haremos, y ese dinero lo reinvertiremos en el salario indirecto de la mayoría de la población, en servicios públicos. Si renunciamos a la pedagogía fiscal, renunciamos a la democracia.
Cuando se hace una foto fija del arco político, a usted la sitúan en un extremo y a Macarena Olona en el extremo opuesto. ¿Se siente cómoda con esa imagen?
Yo no me defino con respecto a los demás. Cada uno ve esta película como quiere, esto es como Matrix: yo veo fuerzas políticas centralistas y veo la posibilidad de construir un andalucismo de izquierdas. Ahí es donde yo me veo. Otra cosa es que esté convencida de que hay que plantarle cara a la candidata de Vox, sin insultos y sin miedo…
¿A usted le da miedo Vox?
No me da miedo Vox. A mí me da miedo la gente que puede comulgar con determinadas ideas y empieza a mirar con desconfianza a los inmigrantes por la calle, por ejemplo. La gente que puede estar sintiéndose atraída por ese tipo de ideas y después vota a Vox. Primero, la causa. Y la consecuencia es el voto a Vox. Una sociedad que, como no puede enfrentarse a los poderosos porque ha renunciado a las batallas colectivas, acaba enfrentándose a los que están peor que tú. Este tipo de reacciones de enfrentamiento con el más débil sí son peligrosas, incluso si no votan a Vox. No me preocupa que Vox tenga un 12 o un 15% en las instituciones, y responderle con argumentos es necesario. No hablar sobre Vox no va a hacer que dejen de crecer.
Ensanchar las bases de la izquierda no es una cuestión de estas elecciones, es un trabajo que hacer a medio plazo
¿Le preocupa que la división de las izquierdas, unida a la ley electoral, pueda dejarles sin representación en algunas provincias?
Si conseguimos movilizar el voto, tendremos representación. De todas formas, yo creo que hay un trabajo que hacer a medio plazo, o sea, que esto no es una cuestión de las próximas elecciones. El objetivo es que nuestros votantes salgan de la abstención, y para ello habrá que hacer un trabajo a medio plazo de ensanchar las bases de la izquierda, y eso no se consigue en una campaña electoral.
Inmaculada Nieto, de Por Andalucía, dice que no aspira a ser la oposición perfecta.
Yo aspiro a ser hegemónica a nivel social en algún momento, a plantearme como alternativa, pero no quiero ser la muleta izquierda del PSOE. Eso no vale pa ná. Eso es pan para hoy y hambre para mañana. Es el espejismo de que puedes hacer algo, ser partícipe de las contradicciones del PSOE y beneficiarle con tus logros y con tu trabajo. De eso sabe mucho IU en Andalucía.
Ante la hipótesis de una investidura de un presidente andaluz del PSOE…
¿Cuántas veces voy a tener que explicar nuestra posición? Sí, siempre que esté en nuestra mano vamos a evitar un Gobierno del PP y de las derechas. Pero no vamos a ser copartícipes de un Gobierno socialista.
¿Si consigue escaño, terminará la legislatura en el Parlamento andaluz?
Sí, claro. No me voy a ir a mi casa y tampoco me iré a Madrid. Yo no me voy a presentar a las elecciones generales, no seré la candidata. Tenemos a más gente.
¿Y si no logran representación?
Si no conseguimos representación en el Parlamento andaluz, también nos presentaremos a las elecciones generales y también seguiremos construyendo la organización. Yo he estado haciendo política desde los 14 años en movimientos sociales, fuera de las instituciones. Hay que promover que la gente esté organizada y asociada y que se organice contra los de arriba otra vez, sobre todo en un contexto de avance de ideas reaccionarias. Si conseguimos eso, será la mejor vacuna contra la extrema derecha.
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