“No tengo muchas esperanzas en la Thor femenina de Marvel”
El Salón del Cómic trae a Zaragoza la próxima semana a la periodista e investigadora de cultura popular Elisa McCausland (Madrid, 1983), que acaba de publicar junto a Diego Salgado Supernovas, una historia feminista de la ciencia ficción audiovisual. También es autora de Wonder Woman: El feminismo como superpoder y ha promovido el Colectivo de Autoras de Cómic.
“Cuentos de hadas, manual de deconstrucción” es el título de la charla que va a moderar el próximo viernes en el Salón del Cómic de Zaragoza, ¿está consiguiendo el mundo del cómic deconstruirse?
Ahora mismo sí hay mayor conciencia tanto desde el punto de vista de la producción como del consumo. No estoy tan segura de hasta qué punto algunos discursos se pueden trasladar de una manera más literal o si se puede trabajar con la metáfora; el tiempo lo dirá. Podríamos decir que la deconstrucción es a partir de algo ya creado mientras que, por otro lado, tendríamos la creación de nuevos mundos, de proyección. Y también algo que a mí me gusta especialmente, que es la idea del feminismo del extrañamiento, que viene de explorar lugares impensados, en los que haya un cuestionamiento desde la propia base y desde preguntarnos exactamente ya no qué codificación de género tenemos, sino qué somos y qué estamos haciendo. Creo que es interesante como debate, sobre todo en el sentido de perspectiva crítica aplicada a todos los medios y también al cómic, pero creo también que hay que tener muy claro dónde ponemos el foco. A mí me interesa especialmente leer desde una perspectiva crítica y, por tanto, feminista y pienso que, en la creación, cuanta mayor libertad creativa, mejor. Eso se relaciona después con las oportunidades que todos, autores y autoras, puedan tener para expresar lo que consideren.
¿En qué consistiría ese feminismo del extrañamiento en el cómic? ¿Puede poner algún ejemplo?
Consiste en tener una mirada hacia determinados cómics que no sabes muy bien cómo codificar. Toda etiqueta tiene el hándicap de que supone señalar y entrar en una dinámica de mercado, con el riesgo de una desactivación. No obstante, que el debate esté en la esfera pública me parece siempre interesante. El feminismo del extrañamiento se puede detectar en el cine, en la televisión... En los cómics, por ejemplo, Anabel Colazo, en sus dos cómics sí podríamos decir que practica un feminismo del extrañamiento, precisamente porque coloca al lector o a la lectora en sitios no especialmente cómodos.
Hablaba de explorar nuevos mundos, ¿Wonder Woman supuso, en su momento, un avance hacia un cómic más igualitario, por la introducción de una figura femenina?
No exactamente, la historia del cómic es bastante más complicada. En Wonder Woman, estamos hablando de los cómics de superhéroes, pero hay autoras dedicándose a hacer viñetas y tiras en periódicos o ilustraciones en otros medios. El cómic, como cualquier otro medio, es un medio que tiene muchísimos años de evolución. Plantear ese tipo de hitos me resulta complejo. Wonder Woman sí supone una concreción de un espíritu muy determinado de la época. Cuando planteo Wonder Woman: El feminismo como superpoder es, precisamente, porque ese personaje podría aunar primera y segunda ola del feminismo estadounidense, aunque las olas se pueden trazar desde otras perspectivas dependiendo de las escuelas. Tiene que ver con la importancia de la cultura popular y con que es un personaje creado desde la heterodoxia. Es decir, sus autores están influenciados por el movimiento sufragista y, a la vez, están utilizando la cultura popular. Se podría decir incluso que es un cómic de autor hecho en el mainstream. Están muy involucrados en esa época y están proyectando todo un ideario y un planteamiento ideológico feminista en una ficción. A la vez, lo hacen de una forma codificada como ficción, no como panfleto ideológico. Ahí, hay una tensión entre el discurso y con cómo lo codifican dentro de la cultura popular; eso es lo complicado de llevar a cabo a la hora de crear artefactos netamente feministas.
¿Es Wonder Woman netamente feminista, entonces?
En su creación, sí, claro. Lo que ocurre es que, como buen artefacto en el ámbito de la cultura popular, ha tenido después vaivenes dependiendo de quiénes han escrito sus aventuras. Los tiempos y la flexibilidad del propio mainstream también han tenido bastante que ver.
Se habla ahora de cierto auge del cómic feminista, ¿son realmente feministas todos los cómics que reciben esa etiqueta?
¿Se etiqueta tanto los cómics como feministas a día de hoy? ¿Tenemos ya un volumen suficiente? Sí es cierto que hay una producción de cómics, de libros ilustrados, de iniciativas de recuperación de la herstory, de personajes... Hay distintas estrategias para visibilizar el trabajo de científicas, de otras mujeres de la historia que sí se plantean desde un sentido pedagógico y divulgativo. Luego, sí es cierto que hay compañeras que han planteado sus cómics con una visión más feminista. Pero ocurre lo que comentábamos al principio: que puede haber una autora alineada con una serie de planteamientos feministas y que no tiene por qué estar haciendo cómics que sean leídos de esa manera. La cuestión está en que ahora mismo hay una oportunidad, una ventana, porque hay un público que está demandando unas temáticas determinadas. Además, creo que el feminismo no debería ser una temática, sino más bien una perspectiva transversal. Sí entiendo que se hagan cómics o trabajos ilustrados explicando de manera pedagógica la historia del feminismo o la historia de las mujeres, pero para mí lo interesante tiene que ver más con la creación. Es decir, no tanto que me digas que lo que estás haciendo es feminista, sino con que el cómic lo sea en sí mismo. Por eso, apelaba al feminismo del extrañamiento.
Hablando de estrategias aprovechando esa demanda de la que habla, ¿tiene esperanzas puestas en la Thor femenina del cine, con Natalie Portman?
Siendo Marvel de Disney y teniendo en cuenta la deriva actual del cine de superhéroes auspiciado por esta multinacional, no tengo muchas esperanzas. Dado que Jason Aaron ha revolucionado el arquetipo de la superheroína o, al menos, ha alimentado esa mutación, esa evolución de una manera bastante interesante en los cómics, espero que, al menos, ese espíritu pueda trasvasarse en imágenes a la película, aunque no tengo muchas esperanzas.
En todo caso, ¿esas estrategias están consiguiendo atraer a más mujeres lectoras y a más autoras al mundo del cómic?
Más mujeres autoras, sin duda, desde luego. También es cierto que siempre ha habido; por la experiencia del Colectivo de Autoras de Cómic, ha habido un proceso de encontrarse las unas a las otras y de darse cuenta de que no estábamos solas, que había muchas autoras que no estaban relacionadas o conectadas. Pero sí entiendo que es un momento interesante por ese cambio de clima en la esfera pública en relación con la última ola feminista: se está teniendo en cuenta que hay otros puntos de vista y están siendo vistos, además, como atractivos por el público. No soy tan optimista con el tema de si hay más lectores de cómic, hombres y mujeres. Es importantísimo que haya más oportunidades para autores y autoras, en igualdad de condiciones, pudiendo dedicarse a su trabajo de una manera digna e independiente, pero no sé si se está leyendo más, en general, y cómic, en particular. No sé hasta qué punto vivimos algún tipo de ilusión en la esfera pública y mediática, porque hablamos mucho o apoyamos determinados tebeos e iniciativas, pero no sé hasta qué punto tiene eso un impacto real en la cantidad de lectores y lectoras. Entonces, sigo dudando de que el cómic, frente al resto de la oferta de lectura y de ocio, sea la alternativa qué más llame la atención.