Teruel, laboratorio para combatir la pobreza energética desde el mundo rural
La investigación está en una fase intermedia, pero como primera aproximación, explica su directora, Sabina Scarpellini, en las comarcas turolenses “se está alcanzando prácticamente a la totalidad de los hogares necesitados que sufren problemas para pagar la factura energética”.
Es la Investigación multidisciplinar participativa para la determinación del Índice de “Pobreza Energética” en la provincia de Teruel: análisis de impacto social y económico-financiero a través de metodologías cualitativas y cuantitativas. Proyecto del que esperan tener las conclusiones el próximo verano y que es la continuación de un ambicioso estudio realizado en 2014, por encargo del Gobierno de Aragón, en el que se analizó la situación global de la Comunidad. La Fundación Antonio Gargallo apoya con 2.350 euros.
De momento, las impresiones no pueden ser más positivas: del contacto con los profesionales de los servicios sociales de las comarcas y las ONG, tienen la percepción de que con su trabajo se está alcanzando a las personas más necesitadas, pero el paso ahora es hacer “una investigación integral” para saber cómo convertir las “medidas de urgencia”, que están tomando las administraciones para solucionar “situaciones de urgencia”, en medidas a medio plazo para hogares en los que el problema permanece.
Las peculiaridades de Teruel
Una de las peculiaridades de la provincia de Teruel, con una gran extensión de mundo rural y despoblado, es que hay una red “cercana en la que los hogares con problemas pueden encontrar a vecinos y familias que les ayudan”. Ellos, junto a las administraciones y las ONG, están dando soluciones actualmente en prácticamente todos los casos que se detectan, según ha podido comprobar esta investigadora en los cursos de formación que imparte precisamente a personal de servicios sociales y de estas organizaciones no gubernamentales.
Es la parte positiva que traen las especiales circunstancias de Teruel, aunque la investigación también valorará si hay problemas para detectar estas situaciones por la “vergüenza” a hacer público el problema. “Habrá que ver hasta qué punto los dos factores influyen”, apunta la investigadora, que recuerda que la pobreza energética es un “problema sobrevenido” que llega a hogares en los que el problema principal es la falta de empleo y de ingresos.
Para los profesionales de este estudio, es importante también conocer la percepción que tiene la sociedad del problema, y, partiendo de ahí, avanzar hacia soluciones que vayan más allá de las puntuales. En Aragón hay “una ambiente de colaboración entre empresas, administración y organizaciones sin ánimo de lucro para actuar de manera urgente, pero es necesario ir más allá”.
“Las medidas tienen que ser planteadas para una necesidad social constante”, dice, y apunta algunos ejemplos que se estudiará cómo poner en marcha en esta investigación, como la inversión en viviendas para hacerlas más eficaces desde el punto de vista energético.
También pone como ejemplo el copago o la necesidad de “ayudar a los hogares para que ellos mismos puedan gestionar mejor sus suministros”, y anota la posibilidad de que los profesionales les orienten para que tengan la mínima potencia contratada necesaria o ajusten la tarifa a su situación, porque “son hogares en los que ya han reducido el consumo todo lo posible”.