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El Gobierno de Aragón lo pone más fácil para matar ciervos, corzos y gamos

Tres ciervos corretean por un campo de cultivo.

Eduardo Bayona

Zaragoza —

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El Gobierno de Aragón ha aumentado las facilidades para cazar ciervos, gamos y corzos al mismo tiempo que amplía las que permiten abatir a uno de sus depredadores naturales como el zorro, según recoge el Plan de Caza para la campaña 2021-2022, que también reduce las restricciones para hacerlo con los jabalíes y los conejos, en ambos casos, como en el de las tres primeras especies, para “favorecer el control de los daños agrícolas” que provocan en las explotaciones pero también como “previsión de que puedan llegar a causarlos”.

La proliferación de esas especies en los últimos años y su progresivo desplazamiento de zonas de montaña y de media montaña a otras más llanas por una combinación de motivos entre los que destacan la superpoblación y la escasez de alimento, ambas relacionadas entre sí y con fenómenos como el calentamiento global, que también influyen en los cambios de hábitos de otros animales como el oso, han provocado en los últimos años un aumento de los episodios de desperfectos en unas explotaciones agrarias cada vez más tecnificadas.

Concretamente, el nuevo Plan de Caza establece en el mismo artículo que regula las batidas para cazar jabalíes, ciervos, gamos, corzos, muflones y zorros, y que incluye en ese concepto los ganchos, los resaques y las monterías, este tipo de cacerías “por daños a la agricultura, selvicultura, ganadería o medio natural, así como en previsión de los mismos” también “se podrán realizar” a partir del 1 de julio, fecha en la que hasta ahora acababa la posibilidad de ir a por ellos.

Se trata, en esos casos, de batidas extraordinarias “fuera del periodo hábil ordinario” que no requieren aprobación previa más allá de una “comunicación del responsable de la batida conformada por el Agente para la Protección de la Naturaleza” responsable de la zona en la que vaya a desarrollarse.

Batidas de día y de noche cualquier día del año

Paralelamente, tanto esas batidas como las previstas “para disminuir el riesgo de transmisión de determinadas epizootias”, caso de las de jabalíes para prevenir la expansión de la peste porcina (aunque no se han detectado casos en España), “podrán autorizarse en cualquier época del año y ser tanto diurnas como nocturnas” siempre que los participantes cumplan obligaciones como “instaurar las medidas de prevención y seguridad que sean necesarias para evitar daños a las personas, especies animales no objetivo y a las propiedades”. 

La normativa, que limita el número de piezas a matar a “los cupos autorizados en sus respectivos planes anuales de aprovechamiento cinegético” en el caso de ciervos y corzos, amplía la posibilidad de cazar hembras de cabra montés y cabritos en la provincia de Teruel durante las batidas de caza mayor y con la misma limitación numérica. 

Por otro lado, y “con el mismo fin de disminuir los daños agrícolas”, la Consejería de Agricultura ha incluido a Bronchales en el listado de municipios en los que “se permiten las esperas diurnas al ciervo y al gamo” entre el 1 de abril y el primer domingo de junio y a Herrera de los Navarros entre los que “no se establece cupo máximo para la caza del corzo”.

Al contrario de lo que pudiera parecer, la caza de esas piezas es algo más habitual que extraordinario en Aragón, donde, según los datos del Anuario de Estadística Forestal del Ministerio de Agricultura, en 2018, último ejercicio con datos, fueron cazados 14.130 corzos, 4.490 ciervos y 128 gamos, a los que se suman 4.309 cabras montés.

Cuando se matan más depredadores que venados

Esas cifras, que arrojan una media de más de 440 muertes por semana, se ven duplicadas por las de jabalíes, de los que en ese ejercicio murieron tiroteados 47.240, y no quedan lejos de las de zorros, que ascendieron a 20.567.

Si se eliminan de la ecuación las cabras, que solo excepcionalmente comparten territorio con los zorros, los disparos de los cazadores provocan en Aragón más muertes de depredadores que de ejemplares de venados que pueden servirle de alimento y para los que actúa como medio natural de control de la población en los territorios en los que conviven.

Las restricciones a la caza del zorro como su búsqueda con perros en madrigueras se mantienen en los municipios en los que ha sido declarada la existencia de plagas de conejos, a los que este año se añaden Pradilla de Ebro, Puebla de Albortón, Remolinos y Villamayor de Gállego, todos ellos en la provincia de Zaragoza.

Esas incorporaciones elevan a 126 el número de municipios afectados por la expansión del conejo, 79 de ellos en Zaragoza, algo más de la cuarta parte del total, aunque se concentran en las comarcas más cercanas a la centras; siete en Teruel, todos ellos en el Bajo Aragón, y 40 más en Huesca, en este caso localizadas en el Bajo Cinca, el Cinca Medio, la Litera, los Monegros y La Hoya.

Sin embargo en los otros 605 municipios, y “con el fin de disminuir la predación del zorro sobre las nidadas tardías de perdiz y de otras aves protegidas que anidan en el suelo”, el periodo de caza de esta especie queda prolongado hasta el 31 de julio tanto en la modalidad de espera (en puestos) como en batidas. Eso supone 55 días más que en el resto del territorio.

Los cruces de cabra y los cerdos silvestres

Por último, el Plan de Caza, que limita a seis el número máximo de perros en la “caza colectiva de jabalí al salto” para que “no se trate en realidad de una batida encubierta” y que elimina del listado de especies cinegéticas menores a la tórtola común o europea “con el fin de favorecer la recuperación de sus poblaciones”, declara “especies exóticas invasoras” a dos grupos de híbridos y animales domésticos asilvestrados, de los que establece que “su control se podrá realizar mediante la caza”.

Se trata, por una parte, de los ejemplares de cabra doméstica asilvestrados y de híbridos de esta y de montés “que se encuentren en libertad en el medio natural” y, por otra, de los suidos silvestres (familia del cerdo) y sus hibridaciones con el jabalí, en este caso por actuar como reservorio de la tuberculosis, aunque también lo son para la peste porcina.

El Gobierno de Aragón plantea el “control” de “las nuevas tipologías de hibridación que pudieran haber aparecido en el territorio aragonés posteriormente al 16 de diciembre 2007” mediante la caza o la captura en vivo siempre que lo autorice la DGA.

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