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Una emprendedora rural elabora alimentos vegetales artesanos y éticos en la localidad turolense de Alcorisa

Yla Eunice Zapater Sanz elabora alimentos vegetales en Alcorisa

María Bosque Senero

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Yla Eunice Zapater Sanz vive en Alcorisa, aunque no siempre ha residido allí. Durante un tiempo estuvo afincada en Tarragona, pero desde hace dos años, y con la pandemia de por medio, ella y su pareja, bombero forestal, pusieron rumbo de nuevo al Bajo Aragón. Yla es un ejemplo de tantas personas que transitan por distintos puestos laborales antes de encontrar su lugar en el mundo, en su caso y como ella misma confiesa, “quizás un poco por casualidad”.

Tras realizar algunos cursos de formación, encontró en la elaboración de quesos vegetales y ecológicos una ocupación que satisfacía varios de sus intereses. Por una parte, podía crear su propio empleo; adaptado a las necesidades de su reciente maternidad, al lugar donde había decidido vivir, una localidad de poco más de tres mil habitantes; y a la escasez de oferta laboral. Y, por otra parte, se presentaba ante ella la oportunidad de elaborar alimentos sanos, cuyos ingredientes principales estuvieran producidos con productos ecológicos, responsabilidad y sobre todo con conciencia social. Así, hace ocho meses, nace en Alcorisa el obrador de Yla Zapater, bajo el nombre de Umami Ethical Food.

Un proceso artesanal y ético

El primer producto de su carta de elaboraciones fue el queso. Una variedad de quesos vegetales ecológicos y artesanos para los que esta emprendedora utiliza como materia prima “anacardos ecológicos y almendras ecológicas del Bajo Aragón”. Al queso se han sumado otros productos como el pollo: “Cuando los consumidores lo prueban no se creen que realmente no es carne de pollo, porque la textura es prácticamente idéntica”, explica Yla Zapater. Las especias también son una parte fundamental para lograr el sabor que, junto a la textura, aporta esa similitud con la carne de ave. 

Esta productora alcorisana quiso poner en el mercado una alternativa vegetal para aquellas personas que, por motivos éticos o de salud, no toman productos lácteos y, a su vez, ofrecer un producto raw, sabroso y novedoso que llegase al público en general. Todas las elaboraciones de UMAMI son aptas para intolerantes a la lactosa, están hechas sin gluten, y también pueden consumirlas personas con problemas de colesterol y de diabetes (ya que son sin azúcares). “Creo que con mi línea de alimentos puedo contribuir al cambio de la sociedad hacia hábitos de vida y de consumo más saludables”, apunta Yla Zapater algo que considera “muy necesario”.

Con UMAMI, Yla quiere “despertar conciencias” en un mundo “dormido”, abriendo los ojos a los consumidores aportándoles nuevas experiencias a través del paladar, para demostrar que una dieta sana y equilibrada también se puede conseguir con productos sustitutivos de la carne animal, y que los nutrientes, el sabor y la alegría se pueden experimentar sin tener que consumir conservantes, colorantes y el resto de añadidos que hoy, prácticamente todos los productos envasados del mercado, reflejan en sus etiquetas.

Menos de un año después de su puesta en marcha, y tan solo con la venta por encargo, UMAMI ofrece ya seis variedades de queso diferentes, una amplia carta de carnes: morcilla, pollo, hamburguesas, brochetas, albóndigas, filetes de seitán, y también prepara postres raw; una elaboración en crudo para la que no usa azúcares refinados.

La soledad de la emprendedora rural

Yla lleva a cabo cada uno de los pasos de los que se compone su negocio en solitario: elabora las recetas, hace las pruebas, después prepara el producto y finalmente lo comercializa. Pero no es la ausencia de otra alma en su obrador lo que hace sentir sola a esta productora del Bajo Aragón, sino el concepto de emprendimiento en sí mismo para una mujer que vive en un pueblo.

La mayor parte de las mujeres que se deciden a poner en marcha su propio negocio en lugares con baja población tienen en común este “sentimiento de soledad”, porque como explica Yla “muchas veces no tienes con quien hablar, o con quien compartir tus dudas, inquietudes e incluso los pequeños logros”. El emprendimiento femenino en un pueblo sigue estando acompañado de frases como “¿estás segura de lo que estás haciendo?”, “acabas de ser madre ¿vas a poder con este negocio ahora?”. Y si el producto se sale de la normalidad establecida, las dudas aumentan y con ellas las frases de desaliento “pero ¿seguro que alguien va a comprarlo?” o “¿cómo vas a venderlo y a quién si estás en un pequeño pueblo”?

En este sentido, el recorrido de Yla hasta este momento no ha sido diferente al de sus antecesoras. Primero le resultó complicado encontrar un local donde establecer el obrador, y no por los requisitos del mismo o por la falta de oferta inmobiliaria sino por el coste irreal de muchos de los alquileres disponibles. Y segundo, tampoco ha resultado fácil el proceso de hacer entender a la familia y al entorno más cercano que poner en marcha un negocio propio podía ser una opción válida y realista hacia el autoempleo.

Las mujeres necesitamos ser eslabones de una misma pulsera

Los días 13 y 14 de junio se ha celebrado en Madrid el encuentro nacional de Rurantivity, con la presencia de más de 200 mujeres procedentes de todos los rincones del rural de España, tanto de la península, como de las islas. Todas ellas emprendedoras. Todas ellas con las mismas inquietudes, dudas, y esa sensación de soledad, “que por fin algunas como yo hemos podido compartir” confiesa Yla Zapater, nueva asistente a este foro en el que UMAMI Ethical Food, ha ganado una beca del programa de emprendimiento nacional Ruraltivity, impulsado por FADEMUR y Pepsico. La beca está dotada con 5000 euros y el apoyo de la entidad para el desarrollo de este emprendimiento en el Bajo Aragón, con esencia de mujer. Más de cien proyectos de emprendimiento se han presentado este año a estas becas, de las que solo se conceden diez en todo el territorio español. 

La visión ética y la elaboración de las recetas con ingredientes de certificación ecológica, además del proceso artesanal de UMAMI han hecho merecedora a su creadora, Yla Zapater, de esta beca con la que podrá “seguir invirtiendo en maquinaria para poder trabajar y comprar un arcón congelador para guardar postres”, también planea invertir una parte de esta beca en diseño y marketing para su negocio y sus distintas líneas de producto y, por supuesto, “en seguir comprando materia prima para producir un poquito más cada vez” añade.

El siguiente paso es abrirse camino en nuevos mercados en los que su producto sea atractivo, y también, poder mostrarlo a través de catas y talleres en los que el público asistente tenga la posibilidad de degustar el sabor de los quesos, carnes y postres, pero que también sea un foro en el que dar visibilidad al movimiento plant-based del que nace UMAMI, promoviendo un consumo responsable, de calidad, saludable, ético y consciente, con alimentos elaborados de forma artesanal, por una mujer, desde el mundo rural aragonés.

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