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Miriam Herrero, presidenta de Amanixer: “Nos suelen presentar como víctimas de nuestra propia discapacidad”

Miriam Royo, en el centro, rodeada de sus compañeras de la asociación Amanixer.

Ana Sánchez Borroy

Zaragoza —

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“Mi mayor defecto es no saber decir que no”. “Soy licenciada en Dirección y Administración de Empresas y desde que terminé la carrera no he dejado de trabajar”. “Soy madre de una niña de tres años”. Son algunos mensajes de la última campaña que ha lanzado la asociación de mujeres discapacitadas Amanixer, #mujeresauténticas. Aunque la asociación nació en 2012, lleva estos tres últimos años trabajando de forma más activa. Miriam Herrero (Teruel, 1987) es su presidenta.

¿Qué querían destacar en Amanixer con la campaña que han difundido?

La campaña tenía como objetivo visibilizarnos como mujeres auténticas; utilizábamos el hashtag #mujeresauténticas. La idea es que la discapacidad no nos define como mujeres. Queríamos expresar que somos un grupo heterogéneo, que las mujeres con discapacidad no somos todas iguales: cada una tenemos unos gustos, unas aficiones, nos dedicamos a profesiones muy diversas, tenemos virtudes, tenemos defectos como todo el mundo... Queríamos salir del estereotipo con el que se nos suele presentar, que es el de víctimas de nuestra propia discapacidad. O, por el contrario, el de heroínas que se superan en el día a día. Se trataba de normalizar.

¿Son perjudiciales cualquiera de esos dos estereotipos?

Sí, cualquiera de los dos. El de ser víctimas, evidentemente, porque se nos trata en un ámbito muy diferente que es muy peligroso, porque conlleva sobreprotección y suele dar lugar a falta de autoestima, falta de empoderamiento... La imagen de las heroínas tampoco es real. Al final, cada una tiene la discapacidad que tiene, es una forma diferente de vivir y de afrontar una situación, pero tampoco hay que presentarlo como una heroicidad. Supone una autoexigencia mayor y, también, parece que te dan la enhorabuena por hacer cualquier cosa del día a día, aunque no tenga mucho nivel. Por eso, todo lo que sean estereotipos nos afecta negativamente.

¿Por qué habéis elegido las fechas en torno al 8 de marzo para lanzar la campaña?

Nosotras intentamos lanzar campañas con motivo del 25 de noviembre y del 8 de marzo. En este caso, surgió la idea con las compañeras, de que estamos hartas de esa imagen que se suele mostrar, sobre todo, en los medios de comunicación, donde nos cuesta mucho encontrar una mujer con discapacidad que sea noticia no por su discapacidad sino por un logro científico, laboral, como autónoma... Buscábamos esa normalización. Además, participamos en la cabecera de la manifestación de Zaragoza, a raíz del contacto con las compañeras del 8M, con las que hemos empezado por fin a entablar relación. Es otro de los objetivos que tenemos: movernos en el entorno de los colectivos feministas. Desde el 8M, nos propusieron encabezar la manifestación y estar en la pancarta junto a mujeres de otros colectivos. Nos pareció que era una buena oportunidad para visibilizar la situación de las mujeres con discapacidad porque, desde luego, también tenemos que formar parte del movimiento feminista.

¿Tenéis más discriminación por el hecho de ser mujeres?

Sí, en nuestro caso hablamos de una discriminación intersectorial, que se da en todos los ámbitos, los factores se van multiplicando. El factor de la discapacidad existe, es un factor discriminador. Por supuesto, el factor de ser mujer, como a cualquier mujer, nos afecta. Y eso tenemos que multiplicarlo con las mujeres que viven en el medio rural, las inmigrantes... tenemos que ir añadiendo todos esos factores que hacen que se vaya multiplicando la discriminación y que nos afecta en todos los ámbitos. Accedemos menos a la educación, sólo un tercio de las mujeres con discapacidad en edad activa son población activa y ahí se cuenta también a las que demandan empleo. Los datos son muy complicados de conseguir porque a veces no encontramos las variables que crucen discapacidad y género, pero podemos hablar de que sólo una de cada cuatro o cinco mujeres con discapacidad tienen un empleo real. Además, la brecha salarial es mayor que la que sufren las mujeres sin discapacidad frente a los hombres. Todo esto favorece que seamos en mayor porcentaje víctimas de violencia, porque no tenemos independencia económica.

¿Por qué una asociación centrada sólo en mujeres con discapacidad?

Como colaboradores, en la asociación tenemos mujeres y hombres, con y sin discapacidad, pero sí es cierto que nuestras actividades van enfocadas principalmente al colectivo de mujeres con discapacidad. Con eso, no se cierran las puertas a mujeres sin discapacidad, porque no queremos crear ningún tipo de gueto. ¿Por qué no desde una asociación de personas con discapacidad? Porque la mayoría de nosotras pertenecemos o trabajamos con estas entidades de discapacidad, pero generalmente no han tenido en cuenta las necesidades específicas de las mujeres. El género se ha dejado a un lado, se ha trabajado poco o es ahora cuando se empieza a trabajar. Por eso, vimos que existía la necesidad de crear un proyecto en el que se trabajase directamente con las mujeres, por las mujeres y en primera persona, porque, además, las personas que estamos en la junta directiva de Amanixer somos mayoritariamente mujeres con discapacidad.

¿Cuáles serían esas necesidades específicas de las mujeres con discapacidad?

Como decía antes, accedemos mucho menos a la formación; es verdad que cada día este aspecto va mejorando, pero nos encontramos con que las mujeres mayores han sido relegadas al ámbito doméstico y no se han formado. El acceso al empleo también nos parece muy importante; por eso, tenemos un programa de empoderamiento para el empleo, donde se trabajan habilidades prelaborales, para que podamos acceder al mercado de trabajo. Tratamos con apoyo social y psicológico, porque nos encontramos con mujeres con autoestima muy baja; hay que trabajar también con víctimas de violencia. En nuestro caso, la violencia de género, además de ejercerse por parte de parejas o ex parejas, en muchos casos viene por parte de familiares o incluso de instituciones residenciales. Habría que hablar también de la esterilización forzosa, una forma de violencia específica en los casos de mujeres con discapacidad intelectual. Organizamos también talleres donde trabajamos la sexualidad, en auto percepción positiva del propio cuerpo, en cómo determinar los propios límites... El tema de la sexualidad también es muy importante porque siempre se nos ha tratado como seres asexuados y nos encontramos con que falta mucha educación sexual y reproductiva. Y trabajamos mucho con control, canalización de sentimientos, en redes de apoyo mutuo entre mujeres.

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