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Barbijaputa es el seudónimo de la articulista que encontrarás bajo estas líneas. Si decides seguir leyendo darás con artículos y podcasts sobre el único feminismo sensato que existe: el radical.

Las niñas que se creyeron niños

Barbijaputa

  • Esta semana un colegio concertado de Madrid ignora la petición de 400 personas del alumnado para que las chicas pudieran ir a clase en pantalón porque “se sentían incómodas” en falda

Nacer con vulva te clasifica como un tipo de persona que debe acatar un sinfín de mandatos, y que no obtendrá nada a cambio, muy al contrario: vivirás subyugada a los innumerables atropellos que la sociedad patriarcal tiene preparados para ti.

Vulva. Orejas agujereadas. Pendientes. Color rosa. Juguetes específicos. Accesorios excluyentes. Diademas. Gomas del pelo. Horquillas. Depilación. Medias. Faldas. Tacones. Sujetadores. Push-up para culo y tetas. Productos de higiene íntima cara. Etc.

Esta semana un colegio concertado de Madrid ignora la petición de 400 personas del alumnado para que las chicas pudieran ir a clase en pantalón porque “se sentían incómodas” en falda. No es una decisión arbitraria, es una decisión misógina. Las chicas, a pesar de elevar su voz y denunciar los inconvenientes de la falda, uno de los elementos machistas impuestos por la machocracia, han recibido un sonoro portazo.

La falda es incómoda. La falda no permite, ni ha permitido nunca, que nos movamos con libertad. Siempre nos ha restringido la posibilidad de ocupar el espacio de forma cómoda, amplia e incluso segura. Muchas más prendas entran en esta categoría: tacones (intenta huir o correr con ellos), medias (cuidado con movimientos bruscos, que se rompen y es vergonzoso ir con carreras en ellas), maquillaje (no te rasques, no te toques, cuidado con la lluvia, o parecerás un oso panda), etc. La falda es sólo otro componente del machismo para controlar el cuerpo y los movimientos de las mujeres. Y estas chicas se han dado cuenta de que no tienen nada que ver con los cómodos pantalones, que te permiten correr sin riesgo a enseñar las bragas, que te dejan trepar, saltar y jugar como si fueras libre... o como si fueras un niño.

Precisamente por eso se les ha negado. ¿Qué se han creído? ¿Niños?

Ni entramos en el tema de que se trata de un colegio concertado y no público. Ni entramos a valorar que es siempre en la privada donde se permiten el lujo de decirles a las mujeres que deben ir perfectamente maquilladas, de ir en tacones, de llevar la manicura perfecta y el pelo como si acabaras de salir de la peluquería. Lo sé bien porque trabajé como azafata de vuelo muchos años. Aunque también sufren la misma presión las recepcionistas de cualquier hotel con estrellas, las azafatas de tierra y de congresos y las trabajadoras de diferentes tipos de atención al público: se les obliga a ser las mujeres que no son ni quieren ser.

Supuestamente, como auxiliar de vuelo, tu trabajo primordial consiste en asegurar la cabina y al pasaje para el vuelo. Y si algo pasara, evacuar. ¿Es seguro hacerlo en tacones, falda y medias de cristal? ¿Es siquiera práctico para ellas? A nadie le importa, por eso aún hay compañías que no permiten que sus auxiliares mujeres vayan de forma segura y cómoda. Prefieren que el pasaje pueda contemplar las piernas de sus trabajadoras a que éstas puedan desempeñar sus funciones principales, repito: la seguridad en vuelo. La peligrosidad de los tacones, por ejemplo, es tal que cuando me habilitaron para trabajar se aseguraron en hacernos entender que jamás saltáramos por el tobogán de evacuación con ellos puestos, ya que podíamos pincharlos, engancharnos, etc. Eso sí, no se te ocurra ir a volar sin ellos: lo verdaderamente importante era ir esbelta, grácil, “femenina”.

Es otro de los motivos por los que el liberalismo es incompatible con el feminismo: que el Estado no intervenga en las decisiones empresariales de los muy ricos, por mucho que las mujeres sean constantemente cosificadas, puestas en peligro o presionadas. Esto mismo es lo que ha pasado en el centro educativo Santa María de la Hispanidad de Madrid: que nadie cuestione las decisiones de los de arriba para con nosotras. ¿Qué nos hemos creído que somos? ¿Hombres?

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