Patricia Márquez: la ingeniera que cambió los canales de Panamá por los secretos del universo en La Palma
En lo más alto de La Palma, donde el cielo se toca con los dedos y la ciencia roza lo imposible, se gesta una revolución astronómica. El Cherenkov Telescope Array Observatory (CTAO) promete multiplicar por diez nuestra capacidad para observar los fenómenos más violentos del universo. Al frente de la compleja tarea de materializar esta promesa en el hemisferio norte se encuentra Patricia Márquez Paniagua (PMP), una figura cuyo recorrido profesional es tan singular como los rayos gamma que persigue.
Ingeniera de Caminos, Canales y Puertos, su carrera parecía cimentada en el hormigón y el acero de grandes obras civiles, como la ampliación del Canal de Panamá. Sin embargo, un giro del destino la trajo a La Palma en 2018, no para construir puentes, sino para erigir los ojos que desvelarán los secretos de la radiación Cherenkov. Hoy, como Responsable de Construcción del CTAO en la isla, y tras siete años como Telescope Manager del LST, el prototipo del Large-Sized Telescope (el telescopio grande) del CTAO, coordina un puzle de tecnología, ciencia y talento humano de escala mundial.
Nos reunimos con ella para que nos cuente, en primera persona, cómo se construye un observatorio del siglo XXI, qué significa para La Palma y cómo una ingeniera de Madrid acaba doctorándose en física y echando raíces en la Isla Bonita, donde, como confiesa con orgullo, ya crecen sus “hijas palmeras”.
Un salto inesperado: de la ingeniería civil en Panamá a la astrofísica en La Palma
JFA: Muchas gracias por acceder a esta entrevista, Patricia. La primera pregunta es casi obligada: ¿cómo termina una ingeniera de Caminos como tú en un proyecto de astrofísica de vanguardia en el Roque de los Muchachos?
PMP: Muchas gracias a vosotros. Pues sí, soy ingeniera. Yo soy de la Península, de Madrid, y mi trayectoria profesional empezó por otros derroteros. Antes de llegar aquí, estuve trabajando en Panamá durante seis años, desde 2012 hasta 2018. Fue una etapa muy intensa.
Ya hacia el final de mi estancia allí, sobre el 2017 más o menos, a pesar de estar fuera de España, seguía colegiada. A través del Colegio de Ingenieros de Caminos, me llegó una oferta de empleo muy interesante: estaban buscando un ingeniero de caminos para el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), específicamente para un proyecto de telescopios Cherenkov, para la fase de construcción.
Así que apliqué, mandé el currículum y toda la documentación requerida. Sin embargo, en esa ocasión no me seleccionaron; me quedé la segunda en la lista de candidatos por puntuación. Fue una pena, pero la vida sigue. Poco después, a través de LinkedIn, vi que en el Instituto de Física de Altas Energías de Barcelona buscaban a otra persona para el mismo proyecto en La Palma, esta vez para el puesto de Telescope Manager. Volví a aplicar. Tras varias entrevistas, con unos cambios horarios un poco curiosos porque yo seguía viviendo en Panamá y las hacía desde allí, resulté seleccionada. Fue entonces cuando decidí dar el salto, hacer las maletas y venirme para La Palma.
JFA: Tu experiencia en Panamá fue en proyectos de gran envergadura. Entiendo que estuviste involucrada en obras muy significativas.
PMP: Exacto. Durante mi tiempo en Panamá, trabajé para varias empresas de construcción en diferentes proyectos. Uno de los más conocidos fue, efectivamente, la ampliación del Canal de Panamá, que se inauguró en 2016. Después, con la empresa Jan De Nul, estuve en la construcción de un puerto de contenedores en Rodman. Y mi último proyecto allí fue con una empresa china, China Harbour Engineering Company, en la construcción de un puerto de cruceros en Amador. Estaba inmersa en ese proyecto cuando surgió la oportunidad de venirme para acá, para la construcción de un observatorio. Mi rol inicial aquí, como Telescope Manager, era precisamente para la construcción y puesta en marcha de los telescopios de gran tamaño del CTAO, los LST (Large-Sized Telescopes).
JFA: Y en medio de toda esta vorágine de construcción y gestión, decides embarcarte en un doctorado en Física. ¿Lo hiciste ya estando aquí?
PMP: Sí. Empecé a trabajar aquí en 2018 y, si no recuerdo mal, fue en 2019, justo antes de la pandemia, cuando me matriculé en el doctorado en la Universidad Complutense de Madrid. De hecho, mi director de tesis es también compañero en el proyecto, dentro de la Colaboración LST del CTAO. Decidí hacerlo en la Complutense y, durante la pandemia, que normalizó muchas actividades en remoto, pude compaginarlo.
JFA: ¿La tesis doctoral fue sobre tu trabajo diario aquí en el LST?
PMP: No exactamente. La tesis no se centró en el CTAO como tal, sino en general grandes telescopios. Fue una tesis sobre posibles mejoras y contribuciones para ampliar la vida útil de instalaciones de astrofísica de gran tamaño. Y sí, parte de lo que investigué y desarrollé durante la tesis he podido aplicarlo en mi trabajo diario.
JFA: Has tenido que reconvertirte recientemente. Tu rol ha evolucionado. Ahora eres, por así decirlo, la responsable de construcción de todo el emplazamiento del CTAO en La Palma.
PMP: Así es. Hace aproximadamente mes y medio, empecé a trabajar directamente para la Organización Central del CTAO en el puesto de Responsable de Construcción para el emplazamiento de La Palma. Ahora mismo, sigo supervisando la construcción de los telescopios y de las nuevas instalaciones que se van a hacer, pero mi labor ya no se enfoca únicamente en la construcción y puesta en marcha de los LSTs, sino que se proyecta hacia la futura operación de los telescopios, incluyendo también los medianos o MSTs (Medium-Sized Telescopes).
El corazón del proyecto: ¿Qué es y cómo funciona el CTAO?
JFA: Para alguien que no está familiarizado, ver estas enormes estructuras metálicas que parecen antenas parabólicas gigantes puede resultar confuso. No es la imagen clásica de un telescopio. Si tuvieras que explicarle a un ciudadano de a pie qué demonios hacen aquí, qué es la radiación Cherenkov y por qué necesitan estos “platos” gigantes, ¿cómo lo harías?
PMP: (Sonríe) Es una pregunta excelente y fundamental. Voy a intentar hacer una buena explicación. De hecho, parte de mi trabajo incluye actividades de divulgación. Hemos participado en jornadas organizadas por el Observatorio, como “Nuestros alumnos y el observatorio” en abril, donde di una charla en un colegio y luego recibimos a los estudiantes aquí. Y en agosto participaremos en la jornada de puertas abiertas de Garafía.
Vamos a ello. En el espacio conocemos multitud de objetos y fuentes de energía. Algunos de los más activos, los más violentos, emiten un tipo de luz de muy alta energía llamada rayos gamma. Esta radiación es invisible para el ojo humano. Actualmente, solo conocemos unas 200 fuentes en el universo que emiten este tipo de radiación tan energética. Con el nuevo observatorio CTAO, con telescopios tanto aquí en La Palma (CTAO-Norte) como en Chile (CTAO-Sur), esperamos descubrir más de mil de estas fuentes, lo que supondrá un salto de gigante en nuestro conocimiento.
Cuando estas fuentes emiten radiación gamma, esta viaja por el espacio. Como los rayos gamma son luz viajan en línea recta desde su fuente origen. Cuando uno de estos rayos gamma llega a nuestro planeta y entra en contacto con la atmósfera, que está llena de gases, ocurre algo fascinante: el rayo “choca” con las moléculas del aire y se descompone, produciendo una cascada de partículas secundarias. Estas partículas viajan a una velocidad superior a la de la luz en ese medio (la atmósfera) y, al hacerlo, emiten un brevísimo y tenue destello de luz azulada. Eso es la luz Cherenkov.
Así que, en lugar de que un único rayo gamma llegue a la superficie, lo que llega es una “ducha” de estos destellos de luz Cherenkov repartidos por un área amplia en el suelo. Lo que nuestros telescopios hacen es precisamente eso: captar esos brevísimos y débiles destellos de luz. Como la “ducha” puede ocupar un área grande, necesitamos varios telescopios distribuidos para poder captar la mayor cantidad de luz posible desde diferentes ángulos. Cuanta más información captemos de esa cascada, mejor podremos reconstruir la dirección y la energía del rayo gamma original y, por tanto, obtener información valiosísima sobre el objeto cósmico que lo emitió.
JFA: Es una forma muy indirecta de observar el universo. ¿Cómo se complementa esto con otros telescopios?
PMP: Me gusta usar una analogía que utilizo en las charlas de divulgación. Aquí en el Observatorio del Roque de los Muchachos hay telescopios ópticos, infrarrojos, y ahora los de tipo Cherenkov como los nuestros. Todo se basa en el espectro electromagnético. Mirar el universo con diferentes tipos de telescopios es como mirar un mismo objeto, por ejemplo, una persona, pero con diferentes filtros.
Si la miras en el espectro visible, ves su ropa, su piel. Si la pudieras ver en infrarrojo, verías su calor corporal. Si la vieras con rayos X, verías sus huesos. Dependiendo de la longitud de onda (el “filtro”) con la que mires, ves características diferentes de ese mismo objeto. Con los telescopios Cherenkov, al observar en la franja de los rayos gamma, que es la más energética del espectro, podemos ver características de los objetos celestes que son completamente invisibles para otro tipo de telescopios. Nos permite estudiar los procesos más extremos y violentos del cosmos.
JFA: ¿Y qué aporta esto de diferente? ¿Qué conocimiento nuevo nos va a dar?
PMP: Fundamentalmente, conocimiento. Conocer más sobre el espacio, sobre lo que tenemos ahí fuera, y en última instancia, sobre el universo y sus leyes. El CTAO tiene tres grandes temas de estudio, algunos de los cuales albergan incógnitas que la comunidad científica lleva décadas intentando descifrar. Desde entender los mecanismos físicos que hacen que existan partículas que se muevan a casi la velocidad de la luz en el universo y el impacto de estas en la evolución de las galaxias, hasta la física cerca de agujeros negros o la naturaleza de la escurridiza materia oscura.
Además, supone un salto cualitativo y cuantitativo enorme respecto a los telescopios de rayos gamma que ya existen, como los telescopios MAGIC, que también están aquí en La Palma. Los MAGIC han sido pioneros y un éxito rotundo, pero el MAGIC-I, por ejemplo, creo que tiene ya más de veinte años. El CTAO es la versión mejorada, más moderna. La tecnología ha evolucionado, ha mejorado, y, sobre todo, nos va a permitir manejar una cantidad de datos descomunal, lo que nos adentra de lleno en el mundo del Big Data y la inteligencia artificial para analizar toda esa información.
La maquinaria humana: gestionando un puzle internacional
JFA: Hablas de un proyecto enorme y de la colaboración de muchas instituciones. ¿Cuántos países o entidades están involucrados? Parece un entramado complejo.
PMP: Sí, es un proyecto muy multicultural. Creo recordar que hay miembros en diferentes grupos de alrededor de 25 países, aunque te lo digo de memoria y podría dejarme alguno fuera. En sí, los países miembros del CTAO, que se estableció finalmente como una organización europea (el llamado ERIC o European Research Infrastructure Consortium) en enero de este año, son Alemania, Austria, Eslovenia, España, Francia, Italia, Polonia, República Checa y la organización intergubernamental ESO. Además, se está ahora procesando la accesión de Japón, Suiza y Croacia, con lo que el apoyo internacional al Observatorio sigue y seguirá creciendo.
Pero sí, hay gente de muchos más países que en los proyectos donde había estado anteriormente, y de varios continentes. Para mí, es una experiencia totalmente positiva. Ya había trabajado en ambientes multiculturales en el extranjero, en proyectos internacionales, pero esto es a otra escala.
JFA: ¿Y cómo se gestiona esa enorme diversidad cultural para tomar decisiones y llegar a consensos? Debe de ser un lío de organigrama.
PMP: Está todo bastante organizado, aunque a veces sea complejo de explicar. Tenemos diferentes figuras que se encargan de diferentes fases.
Por una parte, está la Organización Central del CTAO (el CTAO ERIC) que es responsable de la construcción y operación del Observatorio. Esta organización tiene cuatro sedes: dos conjuntos de telescopios (uno en el hemisferio norte, en La Palma, y otro en el hemisferio sur, en el Desierto de Atacama de Chile), la sede central en Bolonia (Italia) y el Centro de Gestión de Datos Científicos en Zeuthen, cerca de Berlín (Alemania).
La Organización Central trabaja en estrecha cooperación con grupos internos del Observatorio, como las llamadas “Colaboraciones en Especie” que son grupos que proporcionan productos o servicios tanto de software como de hardware para el desarrollo del Observatorio. Entre dichos grupos están las colaboraciones de los telescopios: CTAO necesitará tres tipos de telescopios, y hay grupos dedicados para el diseño y producción de cada uno de ellos.
Uno de estos, por ejemplo, es la Colaboración LST del CTAO, encargada de construir y poner a punto los LSTs. Una vez construidos y verificado que cada telescopio cumple los requisitos técnicos necesarios, serán entregados a la Organización Central del CTAO para su operación. En esta colaboración es donde yo trabajaba hasta mayo como Telescope Manager.
El CTAO cuenta con otros socios fundamentales como, por ejemplo, el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). El IAC, que gestiona el observatorio del Roque de los Muchachos, es “anfitrión” del CTAO en La Palma, pues nuestros telescopios están situados allí. Además, la construcción de la obra civil de los telescopios aquí la licitó el IAC. Por tanto, el IAC es el promotor durante esa fase.
Al final, al ser un proyecto tan internacional, es un poco complicado de explicar las tareas de todos los grupos involucrados, así que mejor no entremos en los detalles de la organización porque nos podemos perder (ríe).
JFA: En tu día a día, ¿cómo explicarías brevemente en qué consiste tu trabajo ahora como Responsable de Construcción del CTAO? ¿Es coordinar a toda esta gente o asegurarte de que esto se termine?
PMP: Son las dos cosas. Ahora mismo, en CTAO nos estamos preparando para empezar con las operaciones de los telescopios. Mi trabajo consiste, por un lado, en coordinar al equipo que ya tenemos aquí en La Palma. De momento somos poquitos, pero este grupo irá aumentando poco a poco en los próximos meses.
Por otro lado, mi labor es organizar el emplazamiento de CTAO aquí (conocido como CTAO-Norte). Aparte de los telescopios LST, se va a comenzar con el diseño y la construcción del edificio de operaciones, desde donde se controlarán todos los telescopios. También empezaremos con la construcción de los telescopios de tamaño mediano, los MST o Medium-Sized Telescopes. Mi función es la de coordinar, ayudar y organizar todas esas tareas. Colaboramos estrechamente con la Colaboración LST en lo que podemos durante la fase de “commissioning” (puesta a punto) y, sobre todo, nos preparamos para cuando nos cedan el testigo y comiencen las operaciones científicas.
JFA: ¿Y ya hay personal del CTAO operando?
PMP: Sí. Ya tenemos una operadora en CTAO que está operando el telescopio LST-1 durante su fase de “commissioning”. También contamos con un ingeniero que colabora con la Colaboración LST en el mantenimiento, así como personal de administración y yo, que coordino al equipo local.
El CTAO y La Palma: una senda de oportunidades y convivencia
JFA: Llevas aquí desde 2018. ¿Cómo es la relación con las instituciones de la isla, como el Cabildo o el Ayuntamiento de Garafía?
PMP: A nivel de gestiones de trabajo, yo personalmente no he tenido que interactuar directamente con esas entidades. Como te comentaba, el promotor de la construcción ha sido el IAC, y son ellos los que se han encargado de todo el tema de permisos y gestiones administrativas. Mi rol anterior como Telescope Manager y el actual como Responsable de la Construcción del CTAO en La Palma no ha requerido esa interacción directa, de momento. A nivel personal, vivo aquí desde entonces y te puedo hablar maravillas, pero en lo profesional, esa parte la ha llevado el IAC.
JFA: Uno de los grandes debates aquí, en la isla, es cómo retener el talento. Te lo pregunto porque tenemos un problema, el de la ‘isla vaciada’: los jóvenes de 18 años se van a estudiar fuera y la mayoría no vuelve porque las oportunidades laborales en ciertos campos son limitadas. Si estudian una ingeniería o algo similar, pueden trabajar en el Observatorio, en Unelco, en el Hospital y en pocos sitios más. Entonces, ¿es este proyecto una oportunidad real para toda esa gente?
PMP: Sí, sí, por supuesto, es una gran oportunidad. Y bueno, como te he comentado antes, he participado en varias actividades de divulgación que se han organizado en el Observatorio y en algunas de esas charlas, sí que me gusta hablar de las oportunidades laborales que hay aquí. Para trabajar aquí no hace falta ser únicamente astrofísico o ingeniero. Se necesitan perfiles muy variados: informáticos de ciclos superiores y de grado, personal administrativo, técnicos de mantenimiento... en la Residencia del Observatorio hay cocineros trabajando. Hay un abanico muy amplio de perfiles profesionales. Además, el equipo del CTAO en la isla está creciendo y en los próximos meses se abrirán nuevas posiciones.
JFA: ¿Existen ya programas de formación o becas para jóvenes palmeros?
PMP: Sí que existen y estamos participando. Por ejemplo, en el marco de la Colaboración LST, durante los últimos tres años se ha acogido a estudiantes en prácticas del ciclo superior de informática del instituto de Los Llanos de Aridane. Y, de hecho, algunos de esos estudiantes, tras finalizar sus prácticas, han sido contratados y están trabajando para la colaboración. Es una vía que funciona.
Desde la Organización Central del CTAO, nuestra intención es no solo participar en programas similares, sino formalizar nuestra participación para garantizar que estas iniciativas se realicen de forma anual y continuada. Hay que entender que para acoger a un estudiante en prácticas tienes que poder garantizarle una formación de calidad. El primer año que se planteó, por ejemplo, la Colaboración LST decidió no participar porque no teníamos personal suficiente aquí en La Palma para poder ofrecer algo útil a los estudiantes. No se trata de coger a alguien por cogerlo, sino de aportarle valor. Ahora que el equipo del CTAO en la isla está creciendo, la situación es diferente, con lo que estamos en un momento perfecto para proporcionar oportunidades de formación a estudiantes de La Palma dentro de un proyecto internacional.
JFA: Hablabas de que ya hay personal del CTAO con contratos locales.
PMP: Sí, ahora mismo, los que estamos trabajando para el CTAO aquí en La Palma tenemos contratos locales y vivimos aquí. En mi caso, aunque soy de Madrid de nacimiento, después de tantos años y con mi vida aquí, ya me considero local. Y sí, se van a abrir más oportunidades. Esto también puede ayudar a fijar población. Si yo estoy aquí y mi familia está aquí, es una familia más en la isla. Si viene gente de fuera y se queda, la isla estará menos vaciada. Eso ya es un retorno.
Desafíos: volcanes y la luz de la Luna
JFA: El volcán de 2021 también supuso un reto para la isla y para el Observatorio. ¿Les afectó? ¿Retrasó el proyecto?
PMP: Sí, claro. Durante el tiempo que duró la erupción, tuvimos que parar las actividades de construcción. Hablo en primera persona porque en aquel entonces todavía estaba en la Colaboración LST, que era la que llevaba la construcción de los LSTs. Hubo que tomar medidas, igual que durante la pandemia. Son imprevistos que te obligan a adaptarte.
JFA: Otro desafío constante en el Observatorio es la contaminación lumínica. ¿Les afecta mucho?
PMP: En cuanto a la contaminación lumínica artificial, tenemos la suerte de que La Palma es un lugar excepcional y pionero a nivel internacional en la protección del cielo nocturno. De hecho, fue aquí donde se promulgó la primera Ley del Cielo en 1988. En la actualidad, la Oficina Técnica para la Protección de la Calidad del Cielo (OTPC) del IAC se encarga de garantizar su cumplimiento. Para nosotros, la preservación del cielo es fundamental, no solo para desarrollar nuestras actividades astronómicas y explorar el universo, sino también para que se conserve la biodiversidad, mantener el equilibrio medioambiental y proteger el cielo como legado cultural. En este sentido, La Palma es un gran ejemplo a nivel mundial.
JFA: Y hablando de desafíos, los inviernos aquí arriba pueden ser terribles, con nieve y hielo. ¿Cómo están preparados los telescopios para soportar ese peso y esas condiciones?
PMP: Los inviernos son complicados, sí. Los telescopios están diseñados para soportar la climatología del observatorio. No tienen cúpula, trabajan al aire libre, lo que es un desafío de diseño en sí mismo. Y sí, el hielo puede pesar una barbaridad. Desde que estoy aquí, hemos tenido un par de inviernos con bastante hielo. También afecta a la propia carretera. Hay dos accesos al Observatorio, y uno de ellos, por la zona de Los Andenes, a menudo se cierra por placas de hielo. Tenemos protocolos de emergencia, pero hay veces que, sencillamente, no se puede pasar. Es parte de trabajar a 2.400 metros de altitud. Eso sí, afortunadamente, los días de hielo y nieve suelen durar muy poco: en cuanto sale de nuevo el sol, se derriten y podemos continuar con las operaciones con normalidad.
Mirando al futuro: hitos, plazos y legado
JFA: ¿Qué fechas barajan para que todo el conjunto CTAO-Norte esté funcionando? Con sus cuatro telescopios grandes y los medianos.
PMP: Es muy difícil dar una fecha concreta. En los últimos años ha habido tantos imprevistos, con la pandemia, con el volcán... que atreverse a dar un plazo cerrado es muy arriesgado. El proyecto avanza. Los cuatro LSTs estarán listos el año que viene y el siguiente paso sería su entrega a la Organización Central para su operación.
El año que viene probablemente empiece también la construcción del próximo telescopio mediano (MST). El diseño del edificio de operaciones comenzará en las próximas semanas.
Pero de ahí a que estén todos los telescopios construidos y operativos... ¿cinco años? Depende de cómo vaya todo. No me atrevo a darte una fecha. Antes de 2035 seguro que estará (ríe), pero es difícil precisar.
Lo importante es que la técnica que usamos es, en cierta manera, modular: no necesitamos que todos los telescopios estén construidos para poder comenzar a usarlos y hacer ciencia. De hecho, el objetivo ahora del CTAO es llegar en dos-tres años a una configuración intermedia de telescopios, es decir, un subconjunto de telescopios que ya tendrá en sí mejor rendimiento técnico que cualquier otro telescopio actual. Es muy emocionante porque en poco tiempo esperamos resultados.
JFA: Es una inversión enorme de dinero público. El privilegio de tener esto aquí es grande, no hay nada similar en Europa.
PMP: Es un privilegio, sí. La Palma es un lugar único en el mundo para realizar astrofísica, ha albergado ya otras generaciones de telescopios Cherenkov, pero ahora con el CTAO, se sitúa en el epicentro de la innovación en astrofísica de altas energías. Para nosotros es también un orgullo poder trabajar aquí en la isla, formar parte de esta comunidad y llevar su nombre por todo el mundo. Esperamos que los palmeros y palmeras se sientan también orgullosos de tener aquí el observatorio de rayos gamma más grande del mundo y de toda la ciencia de vanguardia que se hace.
Eso sí, es importante recordar que, aunque es un lugar de ciencia, es un centro de trabajo. A veces la gente pregunta si se puede entrar por la noche. Entendemos que puede ser llamativo el cielo desde el Roque por la noche, pero yo lo comparo con una fábrica de zapatos. ¿Puedes entrar por la noche a una fábrica a ver cómo trabajan? No. Aquí no fabricamos zapatos, hacemos ciencia, pero sigue siendo un lugar de trabajo con unas normas de seguridad que hay que cumplir. Y la seguridad es siempre una prioridad. No hay que olvidar que durante el día se puede visitar de forma organizada, pero la noche es para observar.
JFA: ¿Y cuál es la vida útil de un proyecto así? El Observatorio cumple ahora 40 años. ¿Cuánto durará el CTAO?
PMP: La vida útil de operación del observatorio CTAO se estima en unos 30 años. Lo que es la obra civil, las cimentaciones y estructuras de este tipo, normalmente tienen una vida útil de 50 años según la regulación actual. Así que tenemos ciencia para rato.
Dimensión personal: arraigo en la Isla Bonita
JFA: Llevas casi ocho años en este proyecto y en la isla. ¿Cómo es tu vida aquí a nivel personal?
PMP: Estoy encantada de vivir en La Palma. Como te comento, llegué en 2018. Mis hijas son palmeras, nacieron aquí. Me siento una palmera más, aunque no de nacimiento. A pesar de tener que subir la carretera del Roque, que a veces es terrible por las curvas y la topografía, la calidad de vida es fantástica.
JFA: ¿Subes todos los días al Observatorio?
PMP: No, depende de las actividades. Tenemos oficinas en Breña Baja. Subo y bajo en función de las necesidades. Ha habido semanas que he tenido que subir todos los días, y otras en las que con subir un par de veces para supervisar las instalaciones es suficiente. Personalmente, prefiero subir a primera hora de la mañana, que hay menos tráfico de turistas.
JFA: Has mencionado el turismo. ¿Notas mucha presión turística en el Roque?
PMP: Sí, se nota. Sobre todo, en verano. El Observatorio es un gran reclamo turístico para la isla, y eso es bueno. Tenemos que convivir y colaborar. Las visitas turísticas están generalmente coordinadas por el IAC. Van en grupos, con su guía, tienen sus paradas autorizadas... Pero también viene mucha gente por su cuenta, en coches particulares. Y a veces te encuentras coches aparcados en mitad de la carretera de acceso a una instalación. Suelen ser respetuosos, pero hay que estar pendiente. Al final, este es un lugar que tiene que compatibilizar tres usos: es un centro de trabajo, un espacio natural protegido y un reclamo turístico. Tenemos que convivir de la mejor manera posible.
JFA: Para terminar, Patricia. Acabaste la carrera en plena crisis de la construcción de 2008. Te fuiste a Panamá buscando oportunidades. Jamás pensarías que acabarías trabajando en astrofísica. Nadie puede escapar a su destino.
PMP: Jamás. Me pilló de lleno la crisis. No se construía absolutamente nada en España. Tuve que salir. Y la vida da muchas vueltas. Siempre lo cuento: cuando hice la selectividad, antes de entrar en la universidad, dudé entre dos carreras: Ingeniería de Caminos y Física. Al final, las notas me dieron para entrar en Caminos y ese fue el camino que tomé. Pero mira por dónde, años después, la vida me ha dado la oportunidad de volver a conectar con esa otra vocación. No hago investigación, no soy astrofísica teórica, pero mi trabajo en ingeniería es fundamental para que los que sí investigan puedan hacerlo. Si el telescopio no se construye o no funciona, no hay ciencia.
JFA: ¿Te jubilarás aquí?
PMP: (Ríe) Bueno, la idea es que este proyecto nos deje funcionar por lo menos hasta la jubilación. Luego ya se verá. Pero sí, aquí estoy muy bien.
JFA: Pues muchísimas gracias por tu tiempo, ha sido un placer.
PMP: Gracias a vosotros.
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