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Cultura no quiere que los fondos bibliográficos de Menéndez Pelayo vuelvan a la Biblioteca si no se acondiciona para conservación

Obras de rehabilitación de la Biblioteca Menéndez Pelayo, en Santander.

Javier Fernández Rubio

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La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Santander no es partidaria de que los fondos bibliográficos de la Biblioteca Menéndez Pelayo retornen a su emplazamiento original si las obras de recuperación del edificio no se replantean para asegurar la conservación futura.

En este sentido, el concejal de Cultura, Javier Ceruti (Cs), va a solicitar una entrevista al concejal de Fomento, César Díaz (PP), para adoptar una decisión conjunta sobre el futuro de unas obras que actualmente no garantizarían que los fondos se conserven correctamente. Dicha postura común permitirá dirigirse al Ministerio de Cultura para solicitar financiación adicional, toda vez que ya financia con un millón de euros el actual proyecto.

Las obras de la Biblioteca Menéndez Pelayo, sita en la calle Gravina de Santander, se encuentran paradas desde hace tres meses, una vez que se constatara la inadecuación del proyecto aprobado para la conservación de los fondos.

Con motivo de las obras, la colección de libros y documentos fue desinsectada para que pudiera ser acogida temporalmente en el Archivo Histórico Provincial (Biblioteca Central de Cantabria). Sin embargo, el estado de conservación de los fondos es preocupante, sobre todo de los libros más valiosos (siglos XVI y XVII) que se guardaban en el despacho del director de la Biblioteca y que sufrieron desperfectos porque les afectó el agua utilizada por los Bomberos para apagar el incendio del Museo MAS, ocurrido en 2017, en la finca colindante.

Existen informes, de empresas especializadas, que certifican el mal estado en su conjunto de unos fondos valorados a la baja en 77 millones de euros. Tintas corridas y apelmazamiento de libros hacen que algunos sean en la práctica irrecuperables, pero otros pudieran recibir un tratamiento restaurador o al menos que frene su deterioro. En todo caso, no tiene sentido que los miles de libros, que aún no están libres de la presencia de hongos, vuelvan a una Biblioteca cuya reforma actualmente se reduce básicamente a un lavado de cara. El proyecto no contempla medidas para evitar la humedad y los efectos de la luz, ni prevé la construcción de una cámara de seguridad, ni otras potenciales mejoras como el miropilotaje del subsuelo y el drenaje de los arroyos que puedan afectarla.

Entrega de llaves con sorpresa

El interior de la biblioteca es más bello que seguro para los libros, los cuales han sido víctimas durante años de hongos e insectos xilófagos que han devorado páginas y deteriorado volúmenes en algunos casos de forma irrecuperable.

Ceruti ha relatado este martes que la inadecuación del proyecto fue advertida por la técnica encargada de la colección a los contratistas cuando estos recibieron las llaves del edificio para iniciar las obras.

“Enterados de las obras, el día que se entrega las llaves al adjudicatario, la técnico de la biblioteca expone a los contratistas las necesidades de actuación para volver a llevar la colección”, ha explicado Ceruti. Ahí empezó a declinar el proyecto hasta la paralización de los trabajos.

El concejal ha enfatizado que los fondos bibliográficos “tienen un enorme valor patrimonial. Es un regalo inolvidable a la ciudad de Santander [en referencia al testamento de Marcelino Menéndez Pelayo] por lo que tenemos que estar a la altura”.

Hay cuestiones menores que se están tramitando o gestionando, pero el problema de fondo es la conservación futura de la colección. Ha asegurado: “Tenemos problemas notables de la burocracia española para nombrar nuevo director y se destinan fondos de forma creciente para restauración y digitalización. Se habló con el Ministerio para aumentar las ayudas y en eso seguimos”. Sin embargo, “la colección física no puede retornar a un lugar que no garantiza condiciones idóneas”, ha precisado el concejal.

“Se han planteado modificaciones, pero se han descubierto más problemas: restauración de la fachada, necesidad de una cámara acorazada y necesidad de control humedad y luminosidad... que no estaban planteadas en el proyecto”, ha explicado. “Si dependiera de la voluntad política, la mía es que la colección no vuelva al edificio mientras no esté en condiciones. Los técnicos tendrán la última palabra”, ha concluido el concejal de Cultura.

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