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ENTREVISTA
Margarita del Val, viróloga

“Hay que centrarse en los grupos de riesgo, los antivirales y la calidad del aire... y tal vez ponernos la mascarilla en otoño”

La viróloga Margarita del Val

Javier Fernández Rubio

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Hace dos años, en los cursos de verano de la UIMP en Santander, la viróloga Margarita del Val dijo lo que pocos se atrevían a decir: había un elefante en el centro de la habitación y ese elefante era la COVID, una pandemia que había estallado y que llegaba para quedarse durante años. Ella es consciente de que su vaticinio, aquel “durante los años de la pandemia”, había deprimido a muchos, pero dos años después sus palabras se han visto confirmadas con creces: la pandemia sigue viva y coleando, aunque con variantes atenuadas y una panoplia de vacunas que han demostrado su efectividad.

El panorama que marca el coronavirus es completamente distinto al de años atrás y ahora la viróloga, que no puede sustraerse a que la pregunten continuamente por el futuro, considera que el otoño será el momento de la verdad a la hora de encarar las principales preocupaciones: la protección de los grupos más vulnerables (los no vacunados y las personas muy mayores), el uso de antivirales sin timidez y la aplicación de medidas para garantizar la calidad del aire en interiores. La científica no descarta, en todo caso, que la mascarilla sea un personaje recurrente una vez concluya el verano.

Del Val, viróloga e investigadora del CSIC, es doctora en Ciencias Químicas en la especialidad de Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad Autónoma de Madrid, y ha estado de nuevo esta semana en la UIMP. Sus investigaciones se centran en el estudio de la respuesta inmunitaria frente a las infecciones virales y, por tanto, en aspectos que forman la base del funcionamiento de las vacunas.

¿Hasta qué punto las vacunas han cambiado nuestras vidas?

Ha supuesto un cambio total habernos vacunado y, a las personas que todavía no han tomado la decisión de vacunarse, les recomiendo que se la pongan: nunca es tarde. Tenemos una quinta vacuna, viene una sexta, son tradicionales, como las de toda la vida, que se vacunen. Lo que marca la diferencia son las vacunas.

Sin apenas restricciones ya, ¿cómo valora la actual situación respecto a la COVID?

Ahora mismo estamos en una situación en que vivimos con normalidad porque tenemos dos cosas muy favorables: las vacunas, que están aguantando muy bien y que nadie piense que están fallado porque tengamos un trancazo molesto; y, además, tenemos la suerte de que la variante que circula ahora es tres veces más suave que 'delta'. Podría haber sido más grave, porque no hay una evolución natural a que sea más suave, pero lo es y eso es muy bueno. Entonces, la combinación de las vacunas que protegen entre 10 y 30 veces más a cada persona, según su grupo de riesgo, y una variante tres veces más suave llevan a una situación más favorable en la cual nos estamos dejando contagiar muchas personas, aunque no hay que olvidarse de los dos grupos más vulnerables.

¿Cuáles son?

Los no vacunados y las personas mayores a las que, aunque se hayan vacunado, no les 'prende' bien la vacuna. Son personas muy mayores, cuyo sistema inmunitario no se deja 'enseñar' a reconocer a este virus nuevo.

¿Qué cabe hacer con este segundo grupo?

Para estas personas lo que ya hay disponible son los antivirales. Igual que una persona mayor puede vacunarse contra la neumonía y, si la contrae, se le administran antibióticos; las personas vacunadas contra la COVID, si la contraen, han de ponerse los antivirales, que se aprobaron en enero. Hay que usarlos. Se usan poco porque hay poca experiencia y es el grupo de riesgo más delicado, pero justo hay que concentrarse en esas personas, tratarlas con antiviral en los primeros cinco días cuando todavía no se sabe si se van a ponerse graves.

¿Qué recomendaría para el resto de la población?

La manera de protegernos a todos, seamos grupo de riesgo o no, es reconocer cuál es la vía de transmisión del virus: el aire. Tenemos que estar en sitios con el aire limpio, con suficiente renovación del aire y, cuando no hay renovación, ventilación. Con filtros adecuados y en sitios con techos altos como los que se hacían antes para evitar las enfermedades infecciosas porque los aerosoles que transmiten estos virus salen cálidos de nuestra respiración y suben hacia arriba... Todas estas cosas ayudan: no basta con hacer las cosas al aire libre, sino que el aire en interior sea seguro, que no tenga que filtrarlo con una máscarilla, del mismo modo que el agua que yo bebo no la tengo que filtrar y que la comida que yo como sé que es segura. Tenemos que ir hacia una mayor calidad del aire.

¿La relajación de medidas es adecuada?

Estamos en el momento más suave. Además de tener vacunas que están aguantando muy bien y tener una variante tres veces más suave, estamos en verano, cuando la situación de riesgo es menor porque tenemos más facilidad de estar al aire libre. La cantidad de virus con la que nos infectamos es menor, probablemente porque estemos expuestos menos tiempo y los podamos combatir mejor. Ahora es el momento más suave de todos y hay que centrarse en los dos grupos de riesgo, en usar los antivirales y en aprender a controlar la calidad del aire pàra que cuando entre el otoño podamos tratarlos bien... y ponernos la mascarilla probablemente entonces.

Usted desea que haya una vacuna que proteja contra el mayor número variantes posibles. ¿Esta vacuna es Hipra, la española que está a punto de llegar?

No lo sabemos todavía. La Unión Europea está evaluando todavía la vacuna de Hipra. A mí me encantaría que se aprobara porque sería una vacuna española. Tener una vacuna española para uso humano es un salto que necesita el país. Un país de esta categoría no puede permitirse no hacer vacunas porque todas las vacunas para uso humano nos llegan más tarde.

¿Cómo es Hipra?

Es una vacuna que incluye la variante 'beta'. 'Beta' dejó de circular, igual que la [cepa] original de Wuhan, igual que 'delta', e induce una inmunidad amplia frente a muchas de ellas porque, digamos, todas están sentadas a la misma mesa. Ómicron está en otra mesa del restaurante y cuando se inmuniza sólo contra ómicron se logra inmunidad solo para ómicron. Cuando se inmuniza contra cualquiera de las otras se obtiene una inmunidad frente a varias, incluida ómicron. Lo que promueve la Agencia Europea del Medicamento es que haya más de una variante en la vacuna, que una sea ómicron, que es la que circula ahora, y que otra sea una de las variantes 'clásicas', por ejemplo, 'beta', que es la que incluye Hipra.

¿Hipra es una prueba de madurez como país?

Si se llega a aprobar es una prueba de madurez. Tenemos que tener más vacunas porque hemos ido haciendo camino al andar cuando nos hemos puesto a hacer vacunas en España. Por eso hemos ido más lentos. No hemos tenido tanto tejido investigador, no hemos tenido personas que supieran qué querían las compañías, no teníamos una Agencia Española del Medicamento con experiencia en llevar sus ensayos clínicos y el asesoramiento de sus propias vacunas humanas... Necesitamos todo eso. Necesitamos las fábricas, los sitios de alta seguridad... porque cuando competimos en el mercado internacional de vacunas, si no tenemos peso, las vacunas nos llegan muy tarde. En estos meses está llegando a España la nueva vacuna contra el [herpes] zóster, que es muy potente y ha tardado cinco años en llegar después de que estuviera aplicándose en Reino Unido.

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