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ENTREVISTA| Pedro Prada, jefe del Servicio de Oncología Radioterápica y presidente de AECC en Cantabria

“En el mapa mundial va a aparecer una lucecita roja en Santander y una leyenda que diga que aquí hay un sistema público sanitario de referencia”

Pedro Prada, jefe del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Valdecilla.

Javier Fernández Rubio

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Basta seguir una línea verde dibujada en el suelo del acceso sur al Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander para llegar a los dominios del doctor Pedro Prada. Es el reino de la Oncología Radioterápica, un conglomerado de salas en donde cohabitan pacientes, sanitarios y tecnología de alta generación. En 2023, la línea verde se prolongará por una de las plantas en el sótano del hospital, un vasto espacio ahora vacío que albergará la Unidad de Protones. Financiada con los Fondos de Resiliencia de la Unión Europea, la Unidad costará 43 millones y en la práctica devolverá a Valdecilla a la élite hospitalaria española. Con sus dos búnqueres equipados y sus salas y dependencias de todo tipo hará posible que en 2023 Valdecilla sea el único hospital público español que albergue una tecnología que cure los tumores localizados sin dañar el tejido circundante.

Prada lleva ocho años como jefe del Servicio de Oncología Radioterápica, actividad que compatibiliza actualmente con la presidencia de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Cantabria. También dirige la parte intervencionista de Braquiterapia en el Hospital Virtual y es patrono de la cara investigadora de Valdecilla, el Idival. La Unidad de Protones se mimetizará también con todas estas funciones puesto que tendrá una parte asistencial, otra docente y una última investigadora, por lo que atraerá a pacientes españoles, franceses, portugueses e hispanoamericanos.

Tengo entendido que uno de sus principales intereses a la hora de incorporarse al Hospital Valdecilla fue la labor investigadora que se realizaba en el centro.

Llegué aquí procedente de Asturias en donde llevaba el Área Intervencionista, todo el tema de Braquiterapia (una forma de tratamiento radioterápico en donde los isótopos radioactivos se sitúan dentro o cerca de la zona a tratar). Nuestra especialidad tiene dos grandes áreas: una, la de los tratamientos externos; y otra, la intervencionista, que se divide en Braquiterapia y Radioterapia Intraoperatoria.

¿Cómo están evolucionando los tratamientos radioterápicos?

A falta de la llegada de la Unidad de Protones, el Servicio ahora mismo tiene toda la tecnología disponible. Por eso siempre digo que somos afortunados. Nosotros pretendemos curar el cáncer, lógicamente, y las dos grandes armas curativas del cáncer son la cirugía y la radioterapia. Eso es así. La quimioterapia es curativa es un porcentaje pequeño de tumores. Evaluadas por separado, la cirugía por sí sola es capaz de curar el 50% de los tumores; la radioterapia, cuando dispone de toda la tecnología, llega a las mismas cifras de curación y, a diferencia de la cirugía, la radioterapia no amputa, intenta preservar la función. Y la quimioterapia por sí sola tiene un porcentaje del 8%, sobre todo con las leucemias.

¿Y cuando se unen todas?

Se puede llegar a un 70% de curación.

Habla de tecnología. ¿En qué nivel se encuentra su Servicio?

Con todas las armas y los avances tecnológicos que hay en el mercado somos muy eficaces y nuestro Servicio es afortunado porque disponemos de todo eso, tanto en tratamientos externos como intervencionistas.

Les queda la Unidad de Protones. Cuando se instale, Valdecilla será el primer hospital público español que disponga de ella. ¿Qué espera que aporte?

Aportará un plus para el tratamiento de todos los tumores. Las unidades de protones son las unidades caras, todos lo sabemos...

¿Cuánto costará?

Su puesta en marcha, con la instalación de los búnqueres y todo lo que necesita, costará 45 millones de euros. Se trata de alta tecnología que funciona durante 20 o 30 años prácticamente sin interrupción y que requiere no solo un personal sanitario, sino también a físicos e ingenieros, que trabajan por las noches para que por las mañana la Unidad esté en perfectas condiciones para los tratamientos. Aquí vamos a tener permanentemente a dos ingenieros.

Pero ¿qué aporta a los tratamientos?

La gran diferencia frente a los tratamientos con fotones y electrones es que con protonterapia somos capaces de depositar una energía justo sobre el tumor sin que todo el tejido que hay alrededor reciba el tratamiento. Eso tiene dos grandes ventajas: una, podemos administrar mucha dosis y los tumores son dosisdependientes, cuanta más dosis, más curan: y la otra gran ventaja es que, al no tratar tejido sano, no se producen efectos secundarios.

¿Dónde tiene aplicación fundamentalmente?

En todos los tumores del sistema nervioso central... Los niños serán también los que más se beneficien porque el niño es un ser en crecimiento, sus órganos están en desarrollo y daños en esos órganos pueden ser muy perjudiciales para su futuro. También se benefician tumores de mama, sobre todo cuando se trata de tumores del lado del corazón, tumores de pulmón, reirradiaciones para pacientes que tienen una recidivia en una zona tratada previamente con otra tecnología... Permite administrar altas dosis sin dañar el tejido previamente irradiado y que tiene efectos secundarios. Los tumores digestivos se van a beneficiar. También tumores como el de páncreas, gástricos...

¿Cuál es su efectividad?

Cuando se toman los tumores en estadios iniciales son tratamientos curativos.

¿El cáncer tendrá cura algún día?

Nosotros ahora curamos mucho. Con toda la tecnología podemos llegar al 70%, que es del 50-60% si no se es tan exigente en tecnología. Nosotros podemos llegar a ese tope del 70% y eso son curaciones, no supervivencias a cinco, a diez años. Lo que se pretende en alguno de los tumores es cronificarlos.

Cuando se refiere al 30% de tumores restantes sin cura hace referencia a los cánceres con metástasis, ya avanzados, me imagino.

Aquí el gran secreto con los tumores es cogerlos inicialmente y hacer un buen tratamiento. Si uno comete el error de dejarlo avanzar, o lo trata de manera inadecuada, la probabilidad de que sea una enfermedad de forma diseminada e incurable aumenta notablemente.

¿Cómo ha afectado la pandemia por coronavirus al retraso en los diagnósticos en su Servicio?

Hemos estado cerca del 20% en cuanto a menor número de tratamientos. Nosotros no hemos parado nunca el Servicio. Todo enfermo que ha llegado ha sido tratado. ¿Por qué ha bajado? Ha bajado porque el enfermo no llegaba al hospital y no llegaba probablemente por miedo o porque la Atención Primaria ha estado saturada mucho tiempo y se veía menos patología que hubiera sido remitida antes a los centro de la atención especializada.

¿Cuál va a ser la factura a pagar los próximos años por esto?

Es difícil decirlo. ¿Cómo va a repercutir el retraso en los diagnósticos en el global de curaciones? Nadie lo sabe. Parece lógico decir que si una persona tarda en consultar, el tumor avanza y lo encuentres en estadios más avanzados y eso probablemente se traduce en menos probabilidades de curación.

Volviendo a la Unidad de Protones, está previsto que entre en servicio en 2023.

Si todo va como está previsto se publicarían los pliegos en agosto, se licitaría y adjudicaría en torno a octubre y a primeros del año se iniciaría la obra, aunque parte de ella está ya hecha. Tienen que terminarse los búnqueres e instalarse los aparatos dentro a finales del año que viene.

¿Cuántos búnqueres va a haber?

Dos. Uno será para tratamiento y otro tendrá una salida de protones y será una máquina dedicada a investigación. Eso no quita que esa sala en un futuro pudiera ser una segunda sala de tratamiento.

Luego una parte importante de la actividad va a ser investigadora...

El proyecto de protones se asienta sobre tres patas: la asistencial, la docente y la investigadora. Estas tres patas ya están previstas y sobre la mesa están los proyectos y sus planificaciones. Para la investigación hay creada una plataforma con la Universidad de Cantabria en la que están todos los departamentos universitarios, no solo los de medicina: biología, ingenieros industriales, comunicaciones, matemáticos y físicos... todos están implicados en el proyecto de investigación con protones.

¿Usted coordinará las tres variables?

En principio, la idea que tiene la Consejería de Sanidad es que esté ahí.

Este es su sueño, ¿verdad? ¿Se le puede considerar el padre de este proyecto?

Sí, yo lo propuse.

¿Y qué se siente cuando se va acercando el momento de verlo hecho realidad?

Me trajeron para desarrollar este Servicio de tratamientos oncológicos para lo que antes muchos pacientes salían fuera. Conforme se iban cumpliendo los proyectos sucesivos, en un momento determinado, dije: ¿por qué no damos el golpe definitivo? Lo único que nos quedaba era la Unidad de Protones. Es cierto que hubo una iniciativa que inicialmente era privada que buscó Valdecilla para instalar la Unidad, pero posteriormente la idea... Yo siempre digo que las autoridades sanitarias me escucharon, creyeron en el proyecto y lo apoyaron.

Que el proyecto pasara de lo privado a los estrictamente público implica que mediara una decisión política, política sobre el papel de lo público, precisamente.

La idea inicial era una colaboración público-privada. En principio se consideró la opción como válida y posible políticamente, fue valorada por la Consejería de Sanidad y el Gobierno, que la vieron como factible. El proyecto cogió peso y se abrió la posibilidad de que tuviera una financiación totalmente pública y se optó por esta posibilidad.

Se puede decir que la Unidad es prácticamente un efecto colateral de la pandemia ya que se va a financiar con fondos europeos destinados a paliar sus consecuencias. ¿Se va a ejecutar el proyecto dentro de los plazos marcados por la UE?

El estudio está hecho y es posible hacerlo. Lógicamente, y para eso lucharemos, a quien se adjudique tendrá que ejecutarlo en tiempo. El otro tema es la ejecución de la obra, pero esto lo va a decidir el propio proyecto. Un constructor pequeño lo va a tener difícil hacerlo por lo que seguramente se vaya a los grandes.

¿Qué efectos va a generar más allá de los sanitarios? Atraerá a muchos pacientes, pero ¿qué criterios de atención se van a seguir? ¿Cuál será la prioridad?

El paciente cántabro tiene preferencia absoluta. Eso está claro. Los pacientes pueden venir por la vía del propio Ministerio de Sanidad que los derive a nosotros como centro de referencia. Otra de las vías que el Ministerio está intentado es que sea cada comunidad la que se responsabilice de derivar al paciente. El costo lógicamente recaería en la comunidad. Ya hemos contactado con comunidades de alrededor. Lo que está claro es que todo el país y todas las comunidades están deseando que abramos como centro público. De hecho todas las comunidades nos derivan ya pacientes para otros tratamientos como la Braquiterapia, es decir, nos conocen, saben cómo actuamos, nos tienen confianza y eso facilita mucho las cosas. Probablemente se valore también la apertura a lo privado y también podamos recibir pacientes del sur de Francia, de Portugal y sudamericanos porque, de hecho, tenemos llamadas para tratamientos procedentes de la América hispana.

Esto se está fraguando...

El Ministerio creó un grupo de expertos en protonterapia, en el cual yo estaba incluido, para sentar las indicaciones claras y que beneficien al paciente y que no se diese pie a utilizar la última tecnología en casos en que se puedan usar otras tecnologías existentes y que son muy buenas. Estas indicaciones están publicadas y enviadas a las comunidades. Todas las comunidades han creado un comité de valoración de la indicación del tratamiento de cada paciente y envío a un centro donde existan protones.

Luego será un filtro a la hora de decidir quién reciba el tratamiento.

Las comunidades pueden estar tranquilas, y esa ha sido una idea nuestra, porque nosotros les daremos la posibilidad de acceso online a unos planificadores con los que podrán valorar si realmente el tratamiento con protones beneficia de forma manifiesta frente al tratamiento que le podrían ofrecer ellos con fotones. Sabrán así qué porcentaje de mejora ofrecen los protones frente a sus tratamientos. El servicio de salud de cada comunidad verá las ventajas por sí mismo.

Anualmente, ¿qué capacidad tendrá la Unidad de atender a enfermos?

Ahora mismo estamos tratando de 8.00 a 22.00 horas en las unidades normales y estamos valorando ampliar de 7.00 a 23.00 horas para los protones. Los fines de semana, festivos y noches se destinarían a mantenimiento e investigación.

En términos de pacientes...

La tecnología nos va a hacer variar el número de pacientes a absorber. Nosotros tendremos la tecnología más alta que hay en protones y habrá tratamientos que se podrán hacer, creemos, en una sola sesión y habrá tratamientos que tengan que hacerse en varias sesiones. Si aumentamos los tratamientos de una única sesión el número de pacientes será superior, pero, bueno, una Unidad, con tratamientos de varias sesiones, podría tratar a unos 300 al año, que sería una cifra casi para condecorarnos.

Por lo que me dice, esto parece que va a constituirse como un hospital dentro del hospital, dadas las dimensiones que pretende alcanzar... ¿Todo lo que pide al hospital se lo dan?

¡Qué más quisiera!

Esto es como si pusieran un Ferrari a su disposición.

Si uno no tuviera el apoyo tanto del hospital, como de la Consejería y del propio Gobierno de Cantabria esto sería imposible sacarlo adelante. Estoy seguro además que es un proyecto que beneficia a todos: a todos los servicios del hospital, a toda la sociedad cántabra... porque este tipo de tratamientos va a atraer no solo pacientes, sino también a gente para aprender e investigadores lo que se traduce en intelecto. En el mapa mundial va a aparecer una lucecita roja en Santander y una leyenda que diga que aquí hay un sistema público sanitario de referencia.

¿Por qué se eligió Santander y no otra ciudad?

Yo creo que los servicios los hacen las personas, entre otras circunstancias.

Valdecilla fue desde las primeras décadas del siglo XX un gran referente de la sanidad española. Tras la explosión de hospitales y centros públicos y privados por todo el país, ¿esta Unidad de Protones va a volver a poner el hospital en la élite española hospitalaria?

Sin lugar a dudas. Hace poco lo hablaba con el gerente del hospital. Le decía: “Rafa [por Rafael Tejido], ¿eres consciente de la única cosa que marca la gran diferencia entre los hospitales? Cualquier hospital de cierto nivel puede tener de todo, pero ¿qué marca la gran diferencia? La gran diferencia la van a marcar los protones”. Van a ser muy poquitos hospitales los que por muchos años van a tener protones. Por eso, Valdecilla va a estar de nuevo en la cumbre.

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