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Mujer, mayor de 40 años, parada de larga duración: la mayor bolsa de desempleo es invisible en campaña

Una camarera de hotel arrastrando un carrito.

Javier Fernández Rubio

16 de mayo de 2023 19:39 h

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En Santander hay más de 10.000 personas en paro, más de la mitad de las cuales son mujeres, de las cuales buena parte tienen más de 40 años, llevan más de un año inscritas en la oficina de desempleo y, pese a estar cualificadas en buena medida (hay 1.522 con estudios universitarios), aspiran a desempeñar trabajos tradicionalmente feminizados y de baja cualificación como mujer de la limpieza, camarera o dependienta.

Cristina S. L. es una de ellas. Es vecina de Santander, ronda la cincuentena y lleva prácticamente cuatro años en el paro. Tras varios intentos y con una situación familiar compleja ha tirado temporalmente la toalla y se muestra escéptica de encontrar trabajo: “Llevo en el desempleo desde mayo de 2019. Mis circunstancias personales son un tanto particulares: dos personas con discapacidad están a mi cargo y hay una tercera que aunque tiene movilidad no deja de tener 89 años”, relata.

“En estos momentos he desistido de buscar trabajo porque tengo que priorizar y sí que he tenido alguna oportunidad laboral el año pasado pero o ha sido a media jornada o con muy malas condiciones económicas. Eran trabajos con muy poca estabilidad, de días, semanas o un par de meses y eso no solucionaba para nada mi situación”, reconoce.

Según datos extraídos del Servicio de Empleo (SEPE), en la capital de Cantabria ser una mujer madura significa tener todas las papeletas para no salir del paro o encontrar un trabajo de baja cualificación. De hecho, buen número de ellas está oculto, ya que no figuran como demandantes de empleo y por lo tanto no cuentan en las estadísticas sobre la coyuntura laboral. Por no figurar, ni siquiera constan en las agendas políticas de los partidos, cuyos discursos preelectorales no se detienen en colectivos especialmente baqueteados por el paro y la crisis.

“De los políticos tengo pocas esperanzas, la verdad. Vivo en el desencanto político, no veo coherencia y tengo la sensación de que el político solo busca montar un chiringuito propio para dar salida a subvenciones. No veo que se preocupen realmente de algunos sectores”, prosigue Cristina.

Pero ¿por qué ni derecha ni izquierda sitúan en el desempleo y concretamente el desempleo femenino en el centro del debate? Según el profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Cantabria, Julio Revuelta, “los partidos conservadores tienden a dejar que sean los mecanismos de mercado los que aporten resultados. Un enfoque que hasta ahora ha mostrado que no soluciona los problemas en el mercado laboral”, explica.

Por su parte, “los partidos progresistas, que sí se plantean las políticas públicas como útiles para responder a la problemática laboral, no acaban de priorizarlo suficientemente o no tienen éxito al conseguir que sea uno de los temas centrales del debate político estas semanas. En el aspecto electoral conectarían con las preocupaciones de una mayor parte de la población y no solo del electorado más cercano”, valora.

Más cifras

Por sexos, el paro en Santander está relativamente feminizado: el 56,65% de los desempleados son mujeres, 5.825, un 4,38% menos según los últimos datos del paro pero aún por delante del paro masculino: en la práctica, seis de cada 10 parados en Santander es mujer. Las mujeres también encabezan el ranking de parados de más de 40 años (5.652), un grupo que es más numeroso, ya que en el último interanual ha crecido un 3,95%.

No obstante, no solo hay que fijarse en la tasa de desempleo, sino en la de inactividad, ya que en ocasiones una oculta la realidad de un amplio sector de mujeres que ni busca empleo siquiera. Según Marcos Fernández, profesor de Economía Aplicada en la UC: “La mujer tiene más papeletas para ser parada, más aún para ser inactiva y menos por tanto para tener un empleo, pero siendo así hay más mujeres ocupadas que paradas e incluso que inactivas. Es decir, la mayor parte de mujeres maduras está trabajando, por mucho que el porcentaje que lo hace es sensiblemente inferior al de los hombres”.

Comenta a este respecto el profesor Revuelta que hay una serie de coordenadas que confluyen en la ecuación mujer y paro a partir de los 40 años: “Cuando una persona de más de 40 años se queda sin empleo su probabilidad de entrar en una situación de desempleo de larga duración aumenta notablemente y lo que muestran los datos es que hay un 50% más de mujeres demandando empleo que de hombres en la población superior de 44 años -ha señalado Revuelta-. Consideremos también las diferencias salariales y ocupacionales que afectan negativamente a la población femenina. O que las mujeres tienen una menor participación en el mercado laboral, como muestra la diferencia de nueve puntos en Cantabria entre la tasa de actividad masculina y femenina, que supera los 10 puntos por encima de 55 años. Creo que hay datos suficientes que muestran la mayor vulnerabilidad en el mercado laboral para las mujeres, que se agrava con la edad a partir de los 40 años.”

Marcos Fernández destaca, por su parte, y citando datos del Icane (Instituto Cántabro de Estadística) que hay en la capital cántabra en torno a 1.500 mujeres que podrían reincorporarse al mercado laboral si se les diera una oportunidad: “En las franjas de edad entre 25 y 44 años, el porcentaje de población que tiene un empleo es muy similar entre hombres y mujeres. En la franja de edad por encima de los 45, sí que se observa cómo, mientras el porcentaje que tiene un empleo es mayor entre los hombres, es menor entre las mujeres. En esta franja por encima de 45 años, hay en el municipio de Santander unas 1.500 mujeres que no trabajan, y que trabajarían si este colectivo tuviera una tasa de empleo similar a la de los hombres. Estas 1.500 mujeres son en parte paradas (personas buscando activamente un empleo y que no lo encuentran), pero son sobre todo inactivas (personas que no buscan un empleo ni lo tienen, porque se dedican a tareas del hogar, cuidado de hijos, cuidado de dependientes... O se dedicaron a ello en algún momento y luego quedaron desanimadas o con dificultades para volver al mercado laboral).

Empleos demandados

Entre los empleos más demandados en Santander, los que requieren menos cualificación son objetivo preferente de las peticionarias de trabajo: vendedora (83% de las solicitudes son de mujeres), mujer de la limpieza (84,59%) y administrativa (74,92%). En sentido inverso, estas tres profesiones son también las más feminizadas en cuanto a ocupantes del puesto a desempeñar. La única alternativa a esta espiral de empleos poco atractivos, es el autoempleo, pero no todas ven clara una salida también en este campo.

“Mi idea es tirar del autoempleo cuando pueda, pero sigue siendo muy complicado en este país y, desde 2020, desde la pandemia, ha habido una evolución hacia lo digital y las cosas son de vértigo ahora”, concluye Cristina.

Más de la mitad de las personas apuntadas al paro en Cantabria en abril de 2023 eran mujeres, 19.022, frente a 13.372 hombres, y el grueso del total tenían más de 25 años (30.324, respecto a 2.070 menores de dicha edad). Entre el primer grupo, los mayores de 25 años, eran más numerosas las mujeres (18.033 frente a 12.291 hombres), mientras que en el segundo (los menores de 25) los hombres superan ligeramente a las mujeres (1.081 respecto a 989).

Motivo de esperanza

No todo tienen por qué ser malas noticias. Existe posibilidad de rectificar esta tendencia con voluntad política para ello. Según Julio Revuelta, “la parte positiva es que hay más que suficiente conocimiento en la literatura académica como para identificar políticas para reducir los problemas derivados de estas asimetrías en el mercado laboral, por lo que no es necesario inventar soluciones -asegura-. Lo que hace falta es aplicar las políticas laborales que han mostrado empíricamente su efectividad y para las que comunidades autónomas y municipios tienen competencias. Siendo, por capacidad fiscal, los gobiernos autonómicos los que tendrían mayor capacidad para implementarlas”.

“Me refiero a políticas que directamente afectan al mercado laboral -añade, para a continuación desglosar-:. Por ejemplo, incentivos monetarios dirigidos a la contratación en segmentos de población con problemas de acceso al mercado laboral o con alta probabilidad de caer en una situación de desempleo de largo plazo. Y, también, a políticas indirectas que ataquen algunas de las causas de la menor tasa de actividad femenina. Por ejemplo, la literatura empírica muestra que las labores de cuidados a personas dependientes o a menores todavía recaen más sobre las mujeres y esto reduce su tasa de actividad. Una extensión del sistema educativo público que universalice las aulas en la educación infantil desde los 0 años o una ampliación y mejora del sistema de atención a la dependencia, que garantice cuidados profesionales a toda la población dependiente evitando que haya familiares que renuncien a su trabajo, contribuirían seguramente a incrementar dicha tasa de actividad”.

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