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Entrevista
Jorge Martí, vocalista de La Habitación Roja

“En la música hay que tratar de mantener tus principios lo más cerca posible de tus ideales”

Jorge Martí, Marc Greenwood, José Marco y Pau Roca forman La Habitación Roja.

Blanca Sáinz

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Incertidumbre. Inseguridad. Falta de sueño. Solo hace falta hablar cinco minutos con Jorge Martí, compositor y vocalista de La Habitación Roja, para darse cuenta de que esta pandemia nos ha afectado -y nos sigue afectando- a todos por igual aunque el confinamiento ya no sea nuestra máxima preocupación. Con una sensibilidad que se palpa al descolgar el teléfono, el líder de esta banda valenciana que se embarcó en la aventura de la música hace 25 años es capaz de ser el artista que te hace vibrar en cualquier festival, pero también el hombre coraje del documental 'In the Middle of Norway', que narra cómo es su vida en Noruega, donde trabaja como enfermero y cuida a su mujer enferma y sus dos hijas.

Ahora se encuentra sumergido en escribir su autobiografía, y quizá por eso sus reflexiones están más latentes ya sea hablando de la música, de la política o de la huida de España del rey emérito. Se considera a sí mismo progresista y no pretende ocultarlo, también se aleja de forma tajante de la idea de la 'superestrella' que muchos pretenden asociar a la fama. Este domingo estará junto a su grupo en Torrelavega dentro del ciclo de conciertos 'Viva la Vida' presentando su gira del 25 aniversario. Y sin duda alguna allí demostrarán que La Habitación Roja, por mucho que les hagan o les digan, sigue sin querer ser como los demás.

Lanzaron un single en mayo, en mitad de la pandemia, llamado ‘El miedo abierto’, un título con el que no es complicado sentirse identificado ante la situación que estamos viviendo. ¿Cómo es sacar un tema en estos momentos?

Pues estamos en una situación que no nos la terminamos de creer, así que nos vamos adaptando sobre la marcha y como podemos. Antes de que estallase nos encontrábamos en Valencia, ensayando y preparando la gira, así que esto nos pilló un poco de golpe. Teníamos una serie de canciones grabadas que curiosamente, además, algunas tenían reminiscencias de los momentos que estamos viviendo, pero por pura casualidad. Al final estos meses han sido trauma y han sido dolor, y las buenas canciones tienen el poder de la atemporalidad, que pueden servirnos en diferentes momentos de nuestras vidas. Cuando estábamos confinados llegó un momento en el que reaccionamos un poco y pensamos que nosotros hacíamos música, así que podíamos lanzar algunas canciones que teníamos grabadas e incluso otras que habíamos hecho durante el confinamiento...

O sea, que se podría decir que el confinamiento ha sido útil para La Habitación Roja...

Pues sí, porque hemos aprendido a grabar videos, a editarlos, a grabarnos canciones en casa y a hacer un montón de cosas que no teníamos ni idea que podíamos hacer. Pero vamos, que al igual que mucha gente que era nula con la tecnología y ha acabado teletrabajando. Hemos mantenido nuestra actividad como banda y hemos intentado mantener también una periodicidad de edición de canciones para acompañar a la gente en esta situación porque somos músicos y eso es lo que hacemos. De repente parece que se ha puesto en valor la cultura porque es lo que nos acompaña en estos periodos de encierro, y eso le da mucho sentido a lo que hacemos porque las canciones uno las hace para desahogarse, pero luego las proyecta a los demás y lo que quiere es que la gente las haga suyas. ¿Y qué hubiésemos hecho encerrados sin la cultura? Nos hubiésemos vuelto aún más majaretas.

Desde que lanzaron 'Universal' en 2010 han mantenido el ritmo de un disco nuevo cada dos años. ¿En 2020 romperán la tónica de los últimos años o habrá disco?

En un principio pensábamos que sacaríamos disco en 2020, después empezamos a planificar la gira del 25 aniversario y nos salieron tantos conciertos que no nos daba el tiempo... Así que pensamos que el 2020 lo íbamos a dedicar al 25 aniversario y que el disco lo sacábamos en 2021. Pero luego ha pasado esto, y los planes de nuevo han cambiado. Por esta razón hemos decidido que vamos a ir sacando canciones, como hacían en los años 60 sacando sencillos, y cada dos o tres meses sacaremos una para luego el año que viene recopilarlas en un disco. También nos gustaría grabar otra tanda de canciones y sacar un disco doble -algo que nunca hemos hecho-, y la idea que estamos barruntando es una parte, la de la COVID, y otra que pueda justificar un poco la salida de las catacumbas en las que nos habíamos metido.

¿Música indie y música comercial son dos conceptos contrarios? ¿O cada día menos?

Hoy en día todo se mezcla. Internet ha democratizado la cultura, aunque tampoco es tan democrático muchas veces... La gente tiene a su disposición un montón de música. Pero el indie para mí significa algo más que un estilo, de hecho para mí nunca ha sido un estilo, es más hacer nuestras canciones como nos gustan, con nuestras condiciones y sin atender a la parte más mercantilista y a las presiones de la industria. Creo que, como grupo, hemos intentado mantener esa independencia, eso sí, ser coherente al 100% no es sencillo, ni para la música ni para la vida. Pero nosotros hemos tendido siempre a ella, pero si de repente una marca de cerveza monta un concierto y es el patrocinador tenemos que sopesar hasta qué punto somos independientes.

Al final se trata un poco de buscar un equilibrio y pensar hasta dónde te puedes 'vender'. Es un mundo en el que hay que lidiar con ciertas cosas que quizá te gustan menos, pero como te he dicho antes, esto se aplica a todos los aspectos de la vida. En la música hay que tratar de mantener tus principios lo más cerca posible de tus ideales, y como músicos nos encanta hablar de música, pero realmente lo que hacemos son canciones. Y luego ya surgen los debates y las reacciones, que son interesantes, pero son solo divagaciones que hacemos los seres humanos para llenar un poco nuestro tiempo, mientras la música se eleva como algo más sagrado que lo que podamos teorizar sobre ella.

¿Qué le falla a la cultura en España?

Tengo la fortuna, o la desgracia, de vivir a caballo entre dos países y culturas muy diferentes, y en Noruega siempre he visto que la gente tiene la conciencia de que tiene que apoyar a los artistas porque son parte de su patrimonio. No hay un debate. Allí dan muchas facilidades: pagas según lo que cobras, no hay cuotas, todos los gastos que hagas los desgravas... Y luego ves cómo está montado el tema en España, que no hay ni estatuto del artista, y ves unos vacíos... De estos polvos estos lodos.

Me ha costado décadas creerme que soy músico, que valgo y que puedo vivir de ello. Y parece que uno siempre tiene el síndrome del impostor por dedicarte a algo que te mola y que no es trabajo

Jorge Martí Vocalista de La Habitación Roja

En España también pasa que se sigue entendiendo la música como hobby y no como profesión, y los músicos lo tenemos bastante interiorizado. De hecho, a mí me ha costado décadas creerme que soy músico, que valgo y que puedo vivir de ello. Y parece que uno siempre tiene el síndrome del impostor por dedicarte a algo que te mola y que no es trabajo, y no sé si será por esa moral cristiana que tenemos ahí instaurada de que el trabajo es sufrimiento, pasarlo mal y tener ganas de irse a casa [Ríe]. Entonces, como la música esta asociada a otro tipo de sensaciones, no vale.

Pero también es cierto que ves el balance de todo un año y te das cuenta de todo lo que aportas a nivel de impuestos, hoteles, sueldos… Y ves que esto crea una gran industria que hay que cuidar como tal. En estos momentos hemos tenido ayudas de los autónomos y otras que han salido de asociaciones en las que hemos estado toda la vida, y ahí te das cuenta de qué hubiéramos hecho si no hubiesen salido estas ayudas… ¿La gente estaría robando? Pero los músicos somos gente imaginativa con una capacidad de aguante a prueba de bomba y que gracias a esas ganas hemos salido adelante siempre, y deberíamos valorar a nuestros artistas porque nos dan mucho, y ya no lo digo como artista, sino como consumidor de cultura.

Y luego está el mito de que los artistas son superestrellas...

Somos obreros del pop, no somos estrellas de nada ni gente que haya vivido siempre de una forma desahogada. Pero la sensación de hacer lo que te gusta es muy grande. La gente busca el sentido a su vida y obviamente meterte en una oficina ocho horas al día en un trabajo que no te gusta por dinero no le da sentido a tu vida. El superpoder de un músico es que estás haciendo algo que le da sentido a tu vida, te hace sentirte completo pero a la vez piensas que estás haciendo algo irreal y tienes miedo a que sea injusto.

Es una pregunta obligada en estos días, después de que el rey emérito haya huido de España por lo sucesivos escándalos que ha protagonizado últimamente... ¿Es de los que piensa que tendría que haber referéndum?

A mi me parecería bien. Creo que nos han vendido durante toda la vida que el jefe de Estado es como una representación del país, y yo que vivo en Noruega y leo la prensa, de repente ves que es un presunto chorizo y se te cae el alma a los pies. No me extraña que luego España vaya a pedir ayudas a Europa y los europeos digan que tenemos que devolver todo porque luego nos lo gastamos [Ríe]. Es difícil de entender: pedir sacrificio a un pueblo y luego hacer tú esto. Es que para mí no es tan importante lo material, pero tampoco soy gilipollas, que mucha gente piensa que a los que somos progresistas nos gusta vivir mal y comer mal, y a mí lo que me gusta es que haya justicia social, que la gente tenga acceso a lo público y que sea de calidad.

Usted como valenciano ha sufrido la corrupción muy de cerca.

Así es, hubo unos años en los que ibas por ahí y la gente te asociaba con la corrupción. Era muy duro. Valencia tiene un montón de cosas guays y entonces se nos conocía, en vez de por las paellas o las naranjas... [ríe] por la corrupción. Era muy violento y triste tener que defenderte diciendo que no todos somos así. Y ahí te das cuenta de que los políticos hablan mucho de la marca España, mientras tu jefe de Estado anda metido en estas movidas. Solo quiero pensar que hoy en día están saliendo a la luz estas cosas y que eso significa que están cambiando las cosas, que estamos madurando y que la gente que hace estas cosas no se sale con la suya. Pero claro, si luego se piran como si se fuesen de vacaciones pues me parece un poco pitorreo. Pero digo esto desde mi posición de vasallo que opina porque es gratis [Ríe]. En Noruega hay una monarquía parlamentaria como en España pero ni de coña podría pasar esto allí porque la gente no lo permitiría. Una de las cosas que hemos mamado en España es reírnos del que hace la trampa y verle como espabilado o un listillo, y en Noruega, como sociedad, el que hace la trampa es apartado por el resto. Está muy mal visto.

Como emigrante y como enfermero, ¿cómo ha visto la gestión de la pandemia en España?

Creo que hay que ser crítico siempre, pero en este caso he empatizado con los gobernantes aunque hayan dado muchos bandazos. Considero que como sociedad uno necesita certidumbre y seguridad, y necesitamos políticos que permanezcan unidos, no políticos que no hayan sido capaces ni de ponerse de acuerdo. Hemos dado una imagen de división deplorable y supercainita que nos ha roto el corazón a todos. También creo que aquí hay una política muy de cara a la galería y de discrepar en público, y debería hacerse más como en el fútbol, donde hay códigos en los que queda claro que lo que pasa en el vestuario, se queda en el vestuario, porque es la forma de lanzar un mensaje de unión. Hay cosas que están por delante de las siglas, y una de ellas es la salud. A mí con el Gobierno actual me ha dado la sensación de cuando tienes un marrón enorme encima y haces todo lo que puedes, así que he empatizado, y creo que los políticos también podrían tener esa capacidad de empatizar con el rival político.

A raíz del documental, a mucha gente le sorprendió su doble vida. ¿Deberíamos empezar a desmitificar a los músicos y a convertirlos en humanos?

Totalmente. Accedí a hacer este documental porque estamos en una sociedad que vende imagen, pose y que se aleja de lo que es en la realidad porque también hay una cara B que nos hace más humanos. Yo he pasado por unas circunstancias personales sobre las que no había reflexionado y un día me di cuenta de que quizá eran atípicas, y que contarlas quizá podría ayudar a la gente a sentirse mejor. Como padre también me parecía importante que mis hijas aprendiesen que detrás de esos personajes que admiran con vidas perfectas también se ponen malos y pierden familiares… Que no es tan real lo que venden. La vida es vida pero también es enfermedad y pérdida, además de felicidad. Finalmente me sentí bastante identificado con el resultado del documental pero a la vez da un poco de apuro porque también es perder tu intimidad, y no es lo mismo que ocurre con las canciones… Hay miedo a que se vuelva contra ti porque hoy en día parece que a todo el mundo le parece mal todo, pero afortunadamente ha sido todo bastante bonito porque la gente te muestra su cariño y hace tu historia suya, como ocurre con la música.

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