Alto. Se acabó la tregua. Los medios de comunicación se reactivan, la vida se despereza entre el rumor de los goles y los amores de verano. Agosto es un buen mes para los invisibles. Permite que se cuelen en los informativos o que manchen algunas páginas de periódico ante la falta de casquería nacional y local con la que rellenar huecos. Es cierto que agosto no es un mes de lectores, pero al menos quedan registradas las URL de la vergüenza para que el rastreador de la memoria tenga en qué ocuparse.
El primer domingo de septiembre -porque ya estamos en el mes de las elecciones no plebiscitarias pero plebiscitarias- marca el tiempo de la ceguera y el fanatismo interior: no guarden el bikini que para mirarse el ombligo es mejor mostrar barriga. Así, El País le regala su portada y su poder a quien tanto le regaló en un tiempo: Felipe González nos dice qué debemos pensar y para qué hacerlo. El oráculo de la transición al neoliberalismo nos ilumina con su sapiencia senil. También le regala centímetros a un guerrerista con chaqueta como Álvaro Uribe. El Mundo se concentra en el morbo nacional y los registros a la sede de CDC, que no podemos dejar de cavar la trinchera de la división a punta de información fragmentada. ABC nos abre los ojos para descubrir qué esconde Gibraltar, aunque aún no sepamos qué se esconde en Génova 13. Y todo ello aliñado por una chilena echa por un colombiano, por el orgullo patrio depositado en una canasta por un montenegrino, por los 14 minutos santanderinos de fuegos tan artificiales como la recuperación económica o por la tablajería donde toros, toreros y cornudos se baten en mala lid para desangrar nuestra escasa dignidad lectora.
Hay alguna honrosa excepción… quizá por eso yo me sienta bien publicando en eldiario.es que, en días de tauromaquia informativa opta por regalarnos un espejo en el que (re) conocer nuestra indolencia.
Se acabó el tiempo de los 400.000 humanos que quieren refugiarse en este adentro tan excluyente, se abre la veda para la competición de declaraciones chirriantes de los Rajoy, las Cifuentes, los Sánchez, los Iglesias o los Junqueras, se inicia la era del ombliguismo suicida en el que, por andar mirándonos el imperfecto agujero taponado nos estampamos contra la pared de la realidad.
Y la realidad, compañeros de andanza sin rumbo, es que se cocina a fuego rápido el tiempo del nuevo fascismo global. Es verdad que lleva años tomando forma: primero, las pruebas del imperialismo; después, el laboratorio alemán; más tarde, el profundo enraizamiento del fascismo cultural desde las escuelas públicas y las antenas privadas; ahora, la fase final en la que los privilegiados sacamos los dientes. Se acabó el baile de disfraces, ya no hacen falta máscaras como las que denunciara Fanon, o discursos universalistas sobre derechos humanos. Lo que hacíamos de hecho, ahora lo vamos a consolidar en el derecho. Los tribunales internacionales son para juzgar a malísimos dictadores africanos. Las leyes son para que los nadie las cumplan.
La realidad, en realidad, es para unos pocos. Nosotros pocos. Y así se lo estamos contando.
Sobre este blog
Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
