Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Extranjeros
Si algo se considera socialmente inaceptable siempre hay personas que se adaptan en su faceta pública a lo aceptable sin que, en realidad, nada se haya transformado en su manera de pensar, sentir o actuar. Estas cosas pasan entonces a estar encubiertas y, precisamente por eso, son más difíciles de detectar. Se quedan aletargadas, latentes, y se muestran de maneras sutiles y ambiguas. Parece que no están pero están. Pasa con el machismo. También con la xenofobia, que es una aversión exagerada al extranjero. España tenía 360.000 residentes extranjeros en 1991 (el 0,9% de la población). Hoy en España hay unos cinco millones (el 10,6 % por ciento de la población).
Desde 2007 está la crisis (ya estamos a punto de alcanzar en su compañía una década). Y ahora están los refugiados. Y con la excusa de que no hay para todos es muy fácil empezar a deslizarse por esa resbaladiza pendiente que lleva a justificar que los otros no tengan acceso a cosas como cobijo, agua, comida, sanidad o educación porque primero estamos nosotros. Estamos nosotros y entre nosotros y los otros está, además, la burocracia, que parece que es el mejor lugar para que nos justifiquemos y excusemos. Está, también, lo del “buenismo” con el que se tilda de infantiles e ingenuos a los defienden que no se puede no ayudar (aunque al ayudar perdamos en lo económico nosotros) y que parte de los impuestos debieran ir dirigidos a ese fin. Que en lo personal haga cada uno lo que sea acorde con sus posibilidades, ideas y conciencia pero en lo colectivo yo prefiero estar en una sociedad que no deje a los otros en la estacada.
Se comienzan en estos contextos a escuchar cosas. No es que uno esté loco y oiga voces. Quiero decir que a medida que la situación económica es más complicada es más fácil escuchar a gente de aquí (en los bares, en los autobuses, en las calles, en los hospitales, en las oficinas de empleo, en la propia familia o en la política) relajarse con su apariencia aceptable para mostrar más abiertamente lo que piensan o sienten sobre los que no son de aquí, sobre los extranjeros, sobre los otros. Son cosas que a veces se dicen con suavidad y a veces sin ella pero que dan a entender que si ayudar implica perder algo propio (seguridad, trabajo, estabilidad, servicios sociales, etc.) pues entonces no procede ayudar y lo mejor es que los otros estén lejos, el otro pasa a ser un residuo, algo que molesta y que debe ser apartado. Así es como se empieza a deshumanizar a las personas y a un ente deshumanizado, es el siguiente paso, se le puede maltratar por acción u omisión. Lo mejor es leer la encuesta sobre la evolución de la xenofobia en España y que cada uno saque sus conclusiones. A veces esas conclusiones serán esperanzadoras y a veces desoladoras.
Quizá convenga recordar, también, lo que dice Zygmunt Bauman. El sociólogo considera que en nuestra sociedad el extranjero ya no es tanto el que procede de otro lugar geográfico o tiene otra cultura sino el pobre. Hoy, dice Bauman, los verdaderos extranjeros de nuestra sociedad son los pobres, los que no pueden consumir. Siguiendo la argumentación de Bauman a los refugiados, quizá, se les rechaza no por su cultura o procedencia sino porque, en sus actuales circunstancias, son pobres. Cabe otra reflexión, si una sociedad considera extranjero al pobre y aparta al extranjero, ¿qué pasa con los pobres de aquí? ¿Qué pasará, también, con los que hoy no somos pobres si algún día cambian nuestras circunstancias y lo empezamos a ser? ¿Cómo querremos ser tratados si eso llegara a suceder?
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