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ENTREVISTA Marina Lombó, consejera de Educación de Cantabria

“Los próximos años van a ser de plena actividad de ofertas públicas de empleo, tanto de estabilización como de reposición”

Marina Lombó, consejera de Educación del Gobierno de Cantabria.

Javier Fernández Rubio

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Marina Lombó, consejera de Educación y Formación Profesional del Gobierno de Cantabria, fue hospitalizada por COVID-19 en abril de 2021. Aquel sábado había acudido a última hora de la tarde al Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander con síntomas de la enfermedad. La PCR lo confirmó y fue ingresada como medida de precaución. Algo más de un año después, la encargada de pilotar todo el zafarrancho que produjo el coronavirus en las aulas habla de la pandemia en pasado, como si hubiera sido un mal sueño que consumió las energías de muchos.

Ahora, a punto de concluir la legislatura, los problemas ya son otros: bajar la ratio de las aulas, estabilizar a los docentes instalados en la provisionalidad, llevar a cabo nuevos proyectos constructivos y curriculares, con la implantación de la nueva y tal vez penúltima ley educativa, con la EBAU en el taller de pruebas y 15.000 plazas educativas, públicas y concertadas, vacantes. Un sistema que no sería posible mantener sin el modelo de financiación autonómica actual, basado en el cálculo del coste efectivo, por ejemplo, de que siga abriendo sus puertas todos los días un aula en la Cantabria despoblada.

Con el presupuesto aprobado, ¿qué impacto espera que tenga en el sistema educativo de Cantabria?

Nuestro presupuesto ha crecido de una manera importante. Son 623 millones de euros, con lo cual en una legislatura que aún no ha concluido tenemos un incremento de más de 100 millones de euros. Con 371 millones, el personal docente es nuestra inversión más importante. También es importante el apartado de centros, que tiene 171 millones, tanto para centros concertados como para obras. ¿Qué esperamos de todo ello? Acometer proyectos que tenemos en mente como la reducción de la ratio de primero de Primaria, seguir incrementando la Formación Profesional, el transporte escolar en zonas rurales, los refuerzos educativos y seguir impulsando las aulas de un año. Esas son las expectativas.

En el capítulo de inversiones disponen de 56 millones de euros, ¿qué proyectos destacaría?

Seguiremos aumentando los centros integrados de Formación Profesional. Tenemos a punto de concluir la ampliación de Número Uno [Santander], el IES de La Granja [Heras] y el Centro Náutico-Pesquero de Laredo. Tendrán una inversión importante y ampliarán la oferta de centros.

¿La Formación Profesional no terminará nunca de cuajar en Cantabria?

Va cuajando. Yo creo que ahora mismo tenemos cuestiones muy favorables: remamos juntos tanto la Unión Europea, el Gobierno de España y las comunidades autónomas; por otro lado, tenemos una Ley de Formación Profesional nueva, que se empieza a desarrollar con reales decretos; y están los fondos europeos que posibilitan los nuevos centros integrados. Esta legislatura hemos creado 21 titulaciones nuevas en FP, nos han reconocido dos centros de excelencia y hay 1.000 plazas nuevas. Los avances son notables y la FP se empieza a notar.

Ha hablado antes del inicio de la reducción del ratio de alumnos por aula en primero de Primaria. ¿Cómo continuará el proceso?

La bajada de la ratio supone personal, entre otras cosas, por lo tanto la implantación irá en función de los presupuestos. Este año tenemos la posibilidad de implantarlo en primero, lo que valoraremos en función de la escolarización de alumnos.

Pero la intención es ir reduciendo...

La intención es ir reduciendo la ratio a 20 alumnos.

El capítulo de personal también prevé, me imagino, el proceso de estabilización del empleo de los interinos.

A lo largo de esta legislatura se han incorporado casi 1.000 docentes más. La plantilla docente está en 8.400 en la pública, y serían del orden de 10.000 junto con la concertada. ¿Por qué es una inversión? No solo por la bajada de la ratio, sino porque hemos incrementado el número de orientadores, tenemos más especialistas, hemos abierto 10 aulas de Educación Especial en centros ordinarios... Todas esas medidas requieren más personal. El proceso pretende estabilizar precisamente esos nombramientos que se han ido haciendo de personal interino para los distintos programas. Ese proceso afecta a 886 plazas.

A lo que se sumará la convocatoria de 428 plazas de reposición, si la hemeroteca no falla.

Eso es. Ya publicamos el concurso de méritos de las 886 plazas, cuyo plazo finalizó el 21 de diciembre, y estamos a punto de convocar el concurso-oposición. Los dos próximos años, 2023 y 2024, van a ser de plena actividad de ofertas públicas, tanto la parte de estabilización como de reposición. Iremos conjugando reposición con estabilización. Con los procesos ya realizados llegaremos a tener esta legislatura una estabilización de personal de 2.451 personas. La estabilidad es buenísima para el sistema.

El capítulo de la pandemia en los centros escolares, ¿está ya cerrado?

Totalmente cerrado. Cerramos todos los protocolos. Lo que pasa es que los centros siguen conservando aquellas cosas beneficiosas. Por ejemplo, la organización de las entradas, las señalizaciones en el interior, los sistemas de ventilación, la higiene...

¿Se ha pensado atender una reivindicación del Colegio de Enfermería de que cada centro cuente con un enfermero?

Eso es otra cosa, no por la pandemia. Funcionó muy bien la figura del coordinador COVID que siempre fue un docente y que informaba a Sanidad de las contingencias. Quiero decir que las enfermeras, de haberlas habido, no hubieran podido hacer otra cosa porque nunca hubieran podido tratar la COVID. Entendiendo la reivindicación, no creemos que ahora mismo sea una figura prioritaria, salvo en casos como los centros de Educación Especial, que ya tienen enfermera, y en aquellos casos en que por recomendación sanitaria se haya solicitado una atención de Enfermería.

¿Le gustaría personalmente, si se dieran las circunstancias, continuar en el cargo cuatro años más?

No lo he pensado. Yo vivo muy al día.

¿No lo ha pensado siquiera un momento?

No, no, yo vivo muy al día y de momento tengo los pies en la tierra. Sé que eso además no depende de mí, sino evidentemente del voto de los ciudadanos y, no me cabe duda, de quien seguirá siendo presidente de Cantabria, que es Miguel Ángel Revilla.

¿El PRC ha superado la prueba de ser capaz de gestionar un departamento tan complejo como el de Educación?

Todo es mejorable. Gran parte de la legislatura se la ha llevado la gestión de la COVID. Todo el personal ha trabajado intensamente y la comunidad educativa ha estado a la altura de las circunstancias. Es verdad que había que liderar esa situación, que ha sido difícil, pero yo por esa parte estoy satisfecha con la comunidad educativa, que ha estado a la altura de las circunstancias. A partir de ahí, y a pesar de la COVID, hemos llevado a cabo muchos proyectos como ha sido el tema de las aulas de un año, el desarrollo de la FP, la planificación de los currículos nada más aprobarse la Lomloe [nueva ley educativa], hemos nombrado todo el personal que ha sido necesario para las sustituciones diarias, haciendo un esfuerzo tremendo, hemos llevado a cabo obras importantes... Por lo tanto, todo es mejorable, pero yo estoy satisfecha.

¿Está también satisfecha con la actitud de la oposición?

Con las críticas normales que pueda hacer, he sentido un apoyo y un respeto importante. Creo que hemos intentado siempre trasladar lo que ocurría en Educación, tanto lo bueno como lo menos bueno, y yo sinceramente me he sentido apoyada, no solo por el PRC y el PSOE, sino también por el PP. No he sentido destructiva la crítica.

Entre los cambios que introduce la Lomloe está la prohibición estricta de pago de cuotas por los padres en la educación concertada. ¿Tienen conocimiento de que esto ocurra en Cantabria?

Es fundamental el apoyo a los centros por parte de la Inspección. Este ha sido un eje fundamental contra la COVID y en la aplicación de la Lomloe. En todo momento se ha traslado a los centros educativos que las cuestiones las vamos a ir resolviendo todos juntos y con el apoyo de la Consejería.

¿Pero se cobran cuotas en la concertada?

En Cantabria eso genera poca inquietud. Cantabria lleva muchos años con una relación muy pacífica entre la concertada y la pública. Respecto a la prohibición de la Lomloe, yo creo que para eso están los conciertos. El tiempo lectivo del alumnado que va al centro concertado lo tiene que garantizar la propia Administración y eso es lo que hacemos a través del concierto: garantizar que el horario lectivo del alumnado de los centros concertados sea gratuito.

¿No ha detectado nada irregular la Consejería?

Si hubiera habido alguna reclamación tendría que haber tenido conocimiento la Inspección y en este caso nosotros no hemos tenido ninguna reclamación de que para el horario lectivo se cobrasen cuotas en los centros concertados. Tendría que ser la Inspección quien tuviera ese dato.

¿Actúa de oficio la Inspección?

La Inspección siempre actúa de oficio, pero quiero decir que no tenemos constancia del cobro de cuotas en horario lectivo.

¿La Consejería o el Gobierno de Cantabria ha cedido suelo público para la construcción de centros privados como ha ocurre en otras autonomías, caso de Madrid?

No es problema por el descenso de la natalidad, que es importante. Ahora mismo sobran plazas en la pública y en la concertada en todos los niveles en un número importante.

No tenemos constancia del cobro de cuotas en horario lectivo en la educación concertada

¿Qué significa “un número importante”?

En Infantil, en segundo ciclo, porque el primero no está concertado, todavía hay vacantes 901 plazas en los centros concertados. En Primaria, hay 1.994, en la ESO, 1.741, y en Bachillerato, como no hay más que dos centros concertados, 16. Todo ello, aparte de las públicas. Por lo tanto, no procede construir más.

¿Cómo se encuentran las vacantes de la pública?

En Infantil, en segundo ciclo, hay casi 3.000 vacantes; en Primaria, 7.300; en la ESO, 2.110; y en Bachillerato, 1.734.

Eso hace un total, aproximado, de más de 15.000 plazas sin ocupar...

Es cierto que Cantabria estaba muy bien dotada de plazas. Por eso, la necesidad de creación de nuevos centros la tenemos en los integrados y en la ampliación de algunos institutos como en Piélagos, Santa María de Cayón y Ribamontán al Monte. Quiero decir que esas plazas que tenemos vacantes están ubicadas en zonas donde ahora mismo no son necesarias.

Y este proceso me imagino que vaya a más, no a menos.

En las zonas rurales hemos hecho un esfuerzo importante para tener más docentes, a pesar de que la ratio era baja, y en eso tenemos que seguir trabajando: que allí donde haya niños seguir cuidando que tengan los recursos necesarios sin cerrar más aulas. Por eso, en esta comunidad autónoma nos hemos planteado la bajada de la ratio, que nos va a permitir no seguir cerrando aulas.

Si el modelo de financiación autonómica, basado en el cálculo efectivo del coste de los servicios y no tanto en la población, cambiase, ¿tendría efectos muy negativos en el sostenimiento del actual mapa educativo?

Tendría efectos catastróficos. Nuestra educación es muy cara. Solo en transporte escolar gastamos diariamente 108.000 euros. Por lo tanto, el cálculo sobre el coste de los servicios es fundamental para Cantabria.

Si en un aula, por ejemplo, quedasen solo tres niños, ¿se cerraría?

En el medio rural hay aulas con seis, pero tres tenemos en la Formación Profesional básica. Hemos mantenido ciclos con tres alumnos.

Usted se ha mostrado partidaria de aplazar la implantación de la EBAU, la antigua selectividad, y Cantabria también se ha ofrecido para testar su implantación en dos centros. ¿Por qué no le convence la nueva EBAU?

Cuando en mayo se empezó a plantear el cambio, nos pareció sensato aplicarlo al alumnado que fuera evaluado por la nueva Lomloe, es decir, por el sistema de competencias. Al final, en la Conferencia Sectorial se acordó el aplazamiento de la EBAU. Yo creo que nos van a conceder esos dos centros para testar y eso va a ser bueno para el sistema.

¿La nueva EBAU supondrá una vuelta de tuerca más en la postergación de las Humanidades?

No nos debemos adelantar antes de tener testado este trabajo. Precisamente, lo que se va a valorar son las modificaciones del modelo. No me gusta crear incertidumbre en Educación. Debemos ir con las cuestiones claras y ser responsables con lo decidido, pero la EBAU creo que ha despertado unas inseguridades que a lo mejor no se corresponden con lo que luego va a ser. Yo recuerdo que cuando estuvimos con la COVID se generó inseguridad con las exigencias, luego no fue real. Bastante nos confundimos a nivel político y utilizamos cosas de educación que no debemos utilizar. Creo que la EBAU va a tener un buen resultado.

¿No le preocupa, entonces, lo que vaya a salir de ahí?

Si nuestros docentes han conseguido un alumnado con niveles de éxito, son los mejores para tener alumnos de éxito en el futuro. No por cambiar la EBAU los docentes van a dejar de ser los mejores.

¿Qué le parece que la educación siga estando al margen de un pacto de Estado?

Es un problema. Pero afortunadamente los profesionales continúan por mucho que cambien los políticos y las leyes.

¿El gasto que se hizo, sobre todo con la pandemia, para la compra de aparatos tecnológicos, servirá para algo?

Han servido y se están utilizando. Ya había centros que con sus escasos recursos se iban digitalizando. Y además, ya no hay una vuelta atrás porque la competencia digital es fundamental en los centros educativos. La prueba es que los docentes están inmersos en esa competencia digital y hay muchos centros que ya no tienen libros.

¿Y eso es bueno o malo?

No lo sé, pero es lo que nos ha tocado vivir.

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