“Si no fuera pintor, no dudaría en elegir otra vez lo mismo: la búsqueda de mi yo”
Roberto Orallo (Santander, 1947) está en plena forma. Quien ha transitado por la pintura y la docencia, y ha sido pionero en la enseñanza de las artes en Cantabria, dedica estos meses a preparar y acompañar su muestra, compendio de una vida, por toda la Comunidad. En el Año Roberto Orallo no puede faltar su autor y ese tiempo que la celebración quita a su pintura le proporciona, en contrapartida, la satisfacción de verse reconocido en su tierra.
Orallo ha sido profesor de Dibujo y catedrático del instituto Santa Clara y ha dado nombre a la primera escuela pública de artes plásticas y diseño de Cantabria, la ESAC de Puente San Miguel, lugar del que fue director durante cuatro años. Este artista plástico, perteneciente a la generación de creadores de la década de 1970, se licenció en la Escuela Superior de Bellas Artes San Carlos, en Valencia, en donde descubrió la luz del Mediterráneo. A lo largo de su trayectoria ha realizado más de veinte exposiciones en España y fuera del país.
¿Cómo está llevando este año en que una exposición conmemorativa viaja por la comunidad? ¿Le hace ilusión?
Como en todo viaje, se necesita una alforja. Creo que hay contenido y es cierto que ver viajar tu obra, tu vida, hace mucha ilusión.
Me gustaría no pecar de original y empezar directamente por sus inicios. ¿Cómo encuentra el niño o joven Roberto Orallo la pintura?
Las etapas son claras: de niño, ser receptor de lo que veía y me enseñaban, me gustaba escribir y dibujar; de joven vino mi revelación, de las ciencias a las artes.
¿Hasta qué punto la luz del Mediterráneo, la de Sorolla, le influyó?
Tuvo la culpa José Cataluña (“Para conocer el color tienes que ver la luz”). Ocurrió en Valencia.
¿Y la luz de México?
México colaboró en esta teoría... también en lo social.
Estudió Bellas Artes y su nombre ha servido para bautizar a una Escuela de Arte.
Fue un momento que no podré olvidar. Mi nombre en la Primera ESAC de Cantabria. Votado por los profesores, que fueron mis compañeros, por el Ayuntamiento de Reocín y por la Consejería. No se puede pedir más.
Para usted ha sido y es importante el aprendizaje. ¿Considera que el diletantismo tiene justificación o que todo artista que se precie ha de pasar por un proceso formativo?
Sí creo en la formación. Hay grandes profesionales impartiendo una enseñanza con la mejor calidad y eso repercute en la formación del futuro artista. Creo en la formación y en la información.
¿La inspiración es la coartada de los perezosos para no trabajar?
La inspiración en mí no existe. Me analizo continuamente. Creo que hay en mí un gen que 'pica' en unas neuronas que, como teclas de piano, te dan la música, y que me permite crear una idea, bocetarla y trasladarla a un papel, o a una tela, o a un volumen.
Dice su página web que Roberto Orallo es el resultado artístico del cruce múltiple de surrealismo, cubismo y expresionismo. Pero ¿pesa del mismo modo todo? ¿Cómo han ido evolucionando estos elementos con el tiempo?
Todo es todo y nada es nada... Siempre he comentado que el cubismo, el surrealismo y el neoexpresionismo, también el pop, han sido como los raíles de un tren que discurría en ese viaje que comenté antes.
Uno de los rasgos más característicos de su obra es que es reconocible en cualquier parte y momento. ¿Cuál es el rasgo diferenciador de la pintura de Orallo?
Es cierto. Mi obra es reconocible. La diferencia con los demás solo la realizan los críticos, pues yo quiero pensar siempre que los y las artistas de mi tiempo son todo un ejemplo de búsqueda, de encuentros y de realidades.
Ha expuesto en galerías nacionales e internacionales y cosechado elogios de todo tipo, ¿qué importancia da al reconocimiento, a la relevancia pública?
Somos así, hemos crecido para un espacio del arte. Cuando sales fuera de Cantabria, sea Madrid, Milán, Lisboa, Bruselas, París, Chicago o México, y sales en los medios, eso te va fortaleciendo, afianzando en ese compromiso moral: tienes que ser tú y cuanto más lo seas, mejor.
Usted es reconocido en su tierra, lo que echa por tierra la alusión al profeta. Algo habrá hecho para que le aprecien tanto en su lugar de nacimiento...
Creo que los tiempos van cambiando... a mejor. No hay profecías... y las tierras son cada día más amplias y más comunes, el aprecio es más cercano.
Una parte importante de su obra tiene una relación con la literatura. Pienso en los trabajos que ha hecho sobre la poesía de José Hierro, el 'Ulises' de Joyce o los relacionados con Hércules. ¿Cómo los abordó?
La narrativa siempre me alimenta. Tanto los trabajos de Hércules, como el 'Ulises', de Joyce, como la obra de Gloria Ruiz, como la de José Hierro, me han movido ese 'gen' que pica alguna neurona y me lleva a su mundo interior... y al mío.
Tiene obras de gran formato como las bóvedas que pintó en el Palacio de Soñanes o el mural del Hospital Valdecilla. ¿Dónde se siente más cómodo, en lo pequeño o en lo grande?
Me encuentro muy a gusto con el gran formato. La obra mural es un gozo. La obra sobre tela grande, también. Pero es diferente: aquella te enfrenta al muro y te pregunta; la otra está dominada en su principio.
¿Cuál ha de ser la relación del artista con lo institucional, con el político?
La relación, por supuesto, tiene que venir desde las instituciones. Somos necesarios. La formación de los niños, de los jóvenes, debe tener una parte importante con la música, con la plástica, con la narrativa, la poesía, para desarrollar gentes potentes para un futuro, para nuevas generaciones.
¿Está el arte especialmente comercializado?
Por una mayor parte sí, eso está influyendo mucho en los artistas jóvenes, marcando las líneas de elaboración, no de las ideas.
¿Se siente bien atendido por la crítica?
Creo que sí, puedo sentirlo hoy cuando nos comunicamos. Si me preguntan, será por esa atención.
¿Qué está preparando ahora?
Estoy a medias de trabajo. Este año Orallo'23 me lleva tiempo y yo siempre he sido muy cartesiano en el estudio. Ahora debo repartir el espacio y el tiempo.
Si no fuera pintor, ¿qué le gustaría ser?
No dudaría en elegir otra vez lo mismo: la búsqueda de mi yo.
Y si fuera otro pintor, ¿quién le gustaría ser?
Tengo mis preferencias, eso sí, y creo que por el tiempo vivido y cercano a nosotros -puede ser un tópico- es la de Picasso. Ahora se cumple el 50 aniversario de su muerte. Anteriores, pueden ser El Bosco, Goya y otros.
¿Qué le ha dado la pintura?
Un encuentro con mi yo. Unos amigos y amigas inolvidables. Viajar. Estar con Vely, mi mujer.
¿Y qué le ha quitado?
Nada. Le debo, junto al tiempo de enseñanza, todo: me ha hecho ser así.
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