“En el mundo se destina diez veces más dinero a armas que a cooperación”
Únicamente seis de los 28 países que conforman el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) asignaron en 2015 al menos el 0,7% de su Renta Nacional Bruta a la Ayuda Oficial al Desarrollo. España, con el 0,12%, ocupa el puesto 25 de 28, muy lejos de la media de los países de la Unión Europea (0,30%) y de la media de los países del CAD (0,41%).
Ante esta situación, Carlos Mediano, presidente de Medicus Mundi Internacional, ONG que tiene como objetivo erradicar la pobreza poniendo en marcha proyectos que sirvan para mejorar la salud, hace hincapié en que es necesario “reflexionar” sobre varias cuestiones.
“Cuando comparas a España con otros países que son parecidos o que han tenido más o menos los mismos problemas, te das cuenta de que nuestro país está en una posición más retrasada”, señala Mediano, que está este fin de semana en Santander para participar en el II Congreso de Cooperación Internacional de la Fundación de los Colegios de Médicos para la Cooperación internacional.
“Además de la voluntad política, la cual es importante y debe estar presente, la sociedad también juega un papel importante”, opina. “He escuchado muchas veces a la población decir que nosotros también tenemos problemas, cosa que nadie duda, pero otros países como Irlanda y Portugal, que también han estado en una situación complicada, han destinando más dinero que nosotros”, explica el doctor Mediano.“Creo que hay una sensación global de que la cooperación es prescindible, de que si tenemos que quitar de algún sitio, quitemos de la cooperación”, recalca.
Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados por los estados miembros de las Naciones Unidas para 2030 hay uno dedicado específicamente a la salud: 'Garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos y para todas las edades'. Para su cumplimiento, Mediano, recalca que se debe centrar el foco en varias cuestiones.
En este ámbito, la cobertura universal es “la prioridad sanitaria más importante a nivel global”. Significa que “todos los sistemas sanitarios tienen que ofrecer más servicios, cubrir más población y conseguir reducir el pago individual por acto médico”.
“No hacerlo empobrece a millones de personas al año, lo que provoca que tengan peor salud, no trabajen y entren en un círculo vicioso que puede terminar en la muerte”, subraya. Mediano manifiesta que hay “un consenso general” para conseguir esa cobertura mencionada anteriormente, pero afirma que “no se ha discutido cómo se debe hacer”.
Por otra parte, el presidente de esta ONG, que cuenta con 53 años de historia, destaca como otro de los focos a tener en cuenta, “el error al pensar que la salud y la sanidad son conceptos iguales”. Explica que cuando trabajas en países que presentan mayores problemas de salud -como fue su caso en algunos de África- te das cuenta de que la sanidad “es uno de los factores que determinan la salud pero a veces no es el más importante”.
“Es fácil de entender, en un poblado donde hay una enfermedad diarreica porque el agua está contaminada, está claro que por mucho que pongas a un médico a dar pastillas todos los días la solución de verdad la tendrá un ingeniero poniendo una fuente de agua potable”, apunta como ejemplo.
Indica que hay otros factores “determinantes” muy importantes que deben estar presentes cuando se trabaja en la salud. “La pobreza, la equidad de género y patrones culturales a los que nos tenemos que adaptar”, son algunos de ellos. “La salud está presente en todas las políticas y deberíamos pensar cómo afectan a ella”, sentencia.
Coherencia en las políticas
Como tercer aspecto en el que centrarse para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, Mediano señala “la coherencia de las políticas internacionales”. “No es lógico que estemos trabajando en desarrollo y cooperación y en el mundo se destine diez veces más de dinero a armas que a cooperación”, denuncia.
“La sociedad debería reflexionar sobre qué tipo de mundo queremos, uno en el que promovamos el conflicto o la cooperación. Muchas veces te dicen que no hay dinero, pero depende en lo que nos lo gastemos”.
Mediano menciona otros casos en los que se pone de manifiesto la falta de coherencia. “Decimos que hay que luchar contra las enfermedades y solamente el 58% de las instituciones públicas sanitarias mundiales tienen acceso a medicamentos esenciales porque las patentes son muy caras para estos países”.
Por otro lado, cuando hay una convención internacional de lucha contra el tabaco y cuando Europa y los países más desarrollados están haciendo unas leyes muy restrictivas con él, “las compañías miran a África y van a aumentar allí su prevalencia en un 40%”.
“Los países que tienen leyes no tan potentes como las nuestras en la lucha contra el tabaco, algunas veces hasta se ven amenazados por las empresas en juicios si limitan lo que ellas consideran su libertad de acción para poder publicitarlo”, subraya.
Según dice, hay ejemplos “muy sangrantes” en algunos países africanos. “Si ves la media de las mujeres que fuman es menos del 1% y, sin embargo, si coges a las adolescentes llega al 10%, lo que indica que se está focalizando mucho la publicidad en jóvenes y mujeres”, relata.
Por todo ello, “debemos pensar que la salud no es algo individual, el derecho a la salud es colectivo, y debería estar por encima de otros intereses políticos y económicos”. “Fortalecer el sistema de salud y la atención primaria a la salud deberían ser los ejes prioritarios en los enfoques de la salud mundial”, apunta Mediano. Destaca que así conseguiremos avanzar mucho, hecho que en los últimos años ya se ha logrado puesto que se ha disminuido la mortalidad infantil a la mitad. “Eso nos demuestra que si queremos, podemos”.
Crisis de los refugiados
Otra de las problemáticas sociales, alarmante y relacionada con la salud, es la crisis de los refugiados que sigue sin respuesta. Mediano califica de “bastante tibia” la postura de Europa frente a ella. “Hablamos de gente que se han ido de sus hogares y no lo han hecho por turismo; no han dejado su casa y donde viven por placer”.
Hace hincapié en que a la comunidad internacional “le falta mucho para conseguir saber gestionar los conflictos que están ocurriendo en este momento en el mundo, que son muchos”.
“La crisis de los refugiados es la punta del iceberg, la gente lo que no sabe es que la mitad de la población que ha solicitado ayuda humanitaria no la ha conseguido”, recalca. Se trata de una crisis “global” en la que más de 100 millones de personas han necesitado ayuda humanitaria.
Europa solo acoge al 1,7% de los refugiados del mundo, los demás los acogen países “muchísimo más pobres que los europeos” que son los vecinos de donde se suceden conflictos. “Que haya países más pobres que sean más solidarios que nosotros tendría que hacernos reflexionar. ”Es un tema de derechos humanos y no podemos ser tan lentos en darles una respuesta“, concluye.