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“En todas las democracias hay represión y falta de libertades, no solo en España”

Felipe González Bello, activista y mediador en el Orecla.

Rubén Alonso

En un contexto en el que se cuestiona la salud democrática española desde diferentes sectores de la sociedad, Felipe González Bello, activista cántabro con una amplia trayectoria sindicalista, asegura que “en todas las democracias hay represión y falta de libertades”. “He visto las tremendas imágenes de represión de Cataluña en muchas huelgas generales y de empresas”, subraya, al tiempo que lamenta que “desgraciadamente” está “muy acostumbrado” a ello.

González relatará su trayectoria ligada a los partidos y movimientos revolucionarios, así como a UGT durante la transición, en una conferencia dentro del ciclo 'Militancias'. Señala, en una entrevista con eldiario.es, que “afortunadamente” consiguieron que en España se instaurase una democracia: “Imperfecta, pero una democracia”.

“Cuando empecé en política, como otros muchos jóvenes, luchábamos por unas libertades que nada tienen que ver con lo que está pasando ahora y con lo que ha pasado después”, relata. España salía de una dictadura en la que “hubo una enorme represión y en la que todos, fundamentalmente los jóvenes, peleábamos por un país nuevo y diferente”. “Con poca información”, detalla, porque “no la teníamos en ese momento”.

Pone de manifiesto que el sistema neoliberal por el que se rige la economía es una de las principales amenazas a las que tiene que hacer frente el sindicalismo en la actualidad. “En el fondo, nosotros éramos un poco ingenuos porque pensábamos que íbamos a ir siempre a mejor”, afirma. “Durante los años de la transición fuimos alcanzando libertades y derechos, tanto como ciudadanos como trabajadores, unos avances espectaculares, sobre todo durante los 80”, destaca González.

No obstante, tal y como relata, “con una cierta ingenuidad pensábamos que esto siempre iba a ir hacia adelante, que cada año iba a ser siempre mejor que el anterior y, desgraciadamente, como se ha visto, no ha sido así”, recalca. Así pues, asegura que desde la crisis “hemos retrocedido mucho en derechos laborales y libertades, y estamos ahora mucho peor de lo que estábamos hace 25 o 30 años”.

A pesar de ello, no cree que sea bueno comparar a la juventud sindicalista de ahora con la de entonces. “Primero porque nosotros luchábamos por traer la democracia porque nos ahogaba aquella España tan falta de libertades y con una situación que nada tiene que ver con esto”, insiste. “Ahora los jóvenes luchan por cosas que también son importantes pero diferentes”, resalta el veterano activista.

Pone como ejemplo que ellos tenían más facilidades para conseguir trabajo. “Ahora los jóvenes pelean por su autonomía y nosotros nos independizábamos con poco más de 20 años”, explica, al tiempo que reconoce que eso para ellos es “prácticamente imposible”. “Luchan por tener un futuro parecido al de sus padres cuando nosotros teníamos claro, y así fue, que queríamos uno mejor que el de los nuestros”, subraya.

Asimismo, en relación al conflicto catalán, González considera positivo que los jóvenes se movilicen pacíficamente por lo que creen oportuno -en relación al derecho de autodeterminación-, aunque, tal y como manifiesta, no comparte la independencia de Cataluña. 

“La experiencia de toda mi vida me ha hecho estar en contra de todos los nacionalismos, incluido el español, por supuesto”, acentúa, y pone de manifiesto que “si hay algo positivo que nos ha pasado en los últimos años ha sido entrar en la UE”.

“También te das cuenta de cómo se manipula muchas veces y a veces te asombra ver y leer algunas cosas”, lamenta señalando a ambas partes del conflicto. “Los independentistas aseguran que la independencia va a ser un paraíso y no cuentan sus consecuencias, y el Estado no recuerda la reforma del Estatuto de Autonomía en la época de Zapatero y las campañas que se han hecho contra Cataluña”, argumenta. “Veo a muchos jóvenes con unas banderas o con otras, que me parece bien, pero lamento las manipulaciones”, sentencia.

Con todo, hace hincapié en el protagonismo que deben tener los jóvenes. “Hay que darse cuenta de que el mundo tiene que ser suyo y no pueden quedarse pasivos ante lo que está pasando”, resalta. “Al margen de su ideología y de que yo la comparta o no, es muy positivo”, apostilla el exintegrante de UGT.

Preocupación por empleo

Por otra parte, pone el foco en la complicada situación laboral que se vive actualmente. “Aunque la democracia dice que somos todos iguales, desde el punto de vista de los trabajadores te das cuenta de las diferencias tan enormes que hay entre ellos y los empresarios, principalmente en la gran empresa”, expone y, con la reforma laboral, “en los últimos años todavía se han acrecentado más”, puntualiza. Se trata de un panorama que observa en su papel de mediador en el Orecla, la Fundación para las Relaciones Laborales de Cantabria.

En cuanto al futuro que le espera a esta generación, asegura que “siempre es optimista y, como hablamos de que los jóvenes se mueven y se manifiestan, me hace serlo”. Sin embargo, reconoce que su trabajo en el Orecla, organismo por donde pasan todos los conflictos laborales, le hace tener “una visión no tan optimista”.

“Todos los trabajadores, pero fundamentalmente los jóvenes, están en una situación de precariedad que veo todos los días”, lamenta, “más ahora que nos llegan todos los finales de contratos del verano: contratos a tiempo parcial, en los que se les paga por unas horas y han trabajado muchas más, en los que no se respetan sus derechos, en los que no se les aplica el convenio... y que no se atreven a reclamar hasta que se les despide”, explica. “Eso es muy preocupante”, concluye González.

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