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El feminismo reivindica igualdad para las mujeres en las cárceles: acceden a menos actividades y no se las separa por perfiles

Un módulo de la cárcel de mujeres de Alcalá-Meco.

Blanca Sáinz

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'Mujer y cárcel. Realidad y reflexiones desde Cantabria', ha sido el nombre elegido para unas charlas impulsadas por la Librería La Vorágine y llevadas a cabo por las Asambleas Abiertas Feministas, las Hermanas Entalegadas No Andáis Solas (HENAS) y por la periodista Andrea Momoitio, en representación del monográfico publicado por su revista, Píkara Magazine.

Así, en dos días consecutivos estas mujeres han debatido en Santander sobre la situación de las presas en un sistema “punitivista y patriarcal” que, inevitablemente, les afecta más a ellas: “Las mujeres, además de pagar por sus delitos, pagan por haber roto su papel de mujer en la sociedad... El sistema las castiga doblemente”, relata Marianella Ferrero, portavoz de las Asambleas, a elDiario.es.

Pero poniendo los datos encima de la mesa, según el último estudio integral de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, que data de 2020, solo hay un 7,7% de mujeres privadas de libertad en España. Además, la mayoría de las mujeres cumplen condena por delitos contra el patrimonio y delitos contra la salud pública, es decir, los considerados delitos leves, por lo que muy pocas presas, concretamente el 1,6% cumplen con perfiles de peligrosidad.

Precisamente, sobre esta cuestión habla la portavoz del grupo feminista, quien asegura, tal y como hizo la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía hace dos años, que se mezclan los perfiles penitenciarios sin atender a la situación por la que está cada presa, algo que sí se hace con los hombres. En el caso de El Dueso, que representa al de muchos en España por tratarse de una cárcel mixta y que demuestra la escasez de espacios de mujeres, las presas tienen que compartir centros con los hombres, lo que las obliga a disponer únicamente de una parte del edificio.

“Solo pueden permanecer en su módulo y no hay espacios comunes como el economato o la biblioteca. Si quieren un libro tienen que pedírselo a la funcionaria expresamente, y si ese libro no está, la funcionaria les lleva otro que puede no gustarles o que puede que ya hayan leído. Ellas se tienen que conformar pudiéndolo elegir como lo eligen los hombres, y parece una tontería, pero refleja muy bien la situación de esas mujeres”, explica la feminista.

Algo parecido ocurre con las actividades y talleres que se realizan ya que, si algún hombre quiere asistir, ellas no pueden formar parte. Esta situación, que se denomina doble victimización, consiste en que estas mujeres además de sufrir la privación de libertad que supone estar en la cárcel, se ven discriminadas por el hecho de ser mujeres ya que no pueden estar en los mismos espacios que los hombres por temor a que las agredan física o sexualmente.

Asimismo, Marianella Ferrero asevera que esta discriminación se amplía a cuando las féminas salen de la cárcel, ya que el estigma que rodea a la exconvictas las persigue porque la sociedad las juzga “más duramente” que a los hombres: “Ellas pagan por haberle fallado a su familia y por haber abandonado las obligaciones que la sociedad les asigna”, advierte. “Hay un problema estructural con justicia machista que no reflexiona sobre otras posibilidades de modelos de resolución de conflictos. Si cometen delitos menores quizá no se les debería obligar a convivir con unas circunstancias tan duras”, reflexiona la activista.

Conversaciones y libros con las presas de El Dueso

Tal y como cuenta Marianella Ferrero a este periódico, las Asambleas Abiertas Feministas de Cantabria captaron esa ausencia de visibilidad de las presas allá por el 2018, y ahí se decidieron a comenzar unas conversaciones periódicas con la cárcel de El Dueso en las que buscaban conocer más de sus realidades: “Queríamos acercarnos y que tuvieran un espacio para poder compartir de igual a igual”, indica Ferrero.

Pese a que estas charlas empezaron “con cierto recelo” por parte de las presas, poco a poco fueron tomando forma e incluso participaron en la construcción de una almazuela para conmemorar el 8 de marzo de 2020. Tras el parón de la pandemia, decidieron arrancar un nuevo proyecto que consistía en regalar y dedicar un libro a las presas. Y ahora, tras aunar todos los ejemplares están a la espera de que El Dueso les dé permiso para poder entregar estos libros en mano así como para empezar a realizar encuentros mensuales de lectoescritura.

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