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Empleo cambia el criterio de las ayudas a la contratación indefinida para favorecer a los colectivos más vulnerables

El desempleo subió en 1.880 personas durante el mes de agosto en Cantabria. | JOAQUÍN GÓMEZ SASTRE

Rubén Vivar

Parados de larga duración, menores de 30 años sin experiencia previa y mujeres mayores de 45 años son los tres colectivos que podrán beneficiarse de las ayudas para el fomento de la contratación indefinida. El nuevo decreto, que será aprobado por el Consejo de Gobierno durante este mes de abril, acaba con las subvenciones generalistas para favorecer a los grupos de personas que mayores dificultades tienen para acceder a un empleo estable y a jornada completa.

Otra de las novedades que incluye el borrador que ha elaborado el Servicio Cántabro de Empleo (EMCAN) bajo la supervisión de la Consejería que dirige el socialista Juan José Sota es la ampliación de la cuantía de las subvenciones, que podrán alcanzar hasta un máximo de 11.000 euros por empleado, así como el incremento del tiempo obligatorio que debe permanecer en la empresa la persona contratada. En este caso, tal y como ya había anunciado, será de 36 meses frente a los 15 que establecía la anterior convocatoria.

En octubre del año pasado, la Consejería de Economía y Empleo derogó el decreto 29/2015 del 7 de mayo al considerar que las ayudas a la contratación indefinida puestas en marcha por el anterior Ejecutivo del PP no estaban cumpliendo con su objetivo, ya que la mayoría de empresas no mantenían a los trabajadores subvencionados pasados los 15 meses obligatorios. Aquella derogación, publicada el 6 de octubre en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC) y adelantada por este diario, pilló por sorpresa a los agentes sociales, que criticaron al Ejecutivo PRC-PSOE por no haber llevado previamente la decisión a la Mesa de Diálogo Social.  

Desde la Consejería de Economía aseguraron que ya habían planteado la necesidad de cambiar los criterios un año antes y adelantaron que estaban trabajando en un nuevo decreto que ahora está a punto de ver la luz. El nuevo sistema fue ultimado hace más de dos meses y desde entonces se encuentra a la espera de recibir el visto bueno de los servicios jurídicos, un trámite que se está demorando más de lo esperado aunque en principio no debe suponer ningún impedimento. 

Para este año, la línea de ayudas está dotada con 4,2 millones de euros, lo que supone un descenso de 1,2 millones respecto al ejercicio anterior. José Manuel Callejo, director del Servicio Cántabro de Empleo, justifica este recorte en el retraso en la aprobación del decreto -ya se ha perdido el primer trimestre del año-. No obstante, Callejo subraya que la partida es ampliable, de modo que en el caso de que el número de solicitudes superara el importe total del presupuesto, este podría crecer.

Colectivos especialmente vulnerables

La nueva orden de ayudas incluye tres programas distintos. El más importante es el que va a subvencionar contratos indefinidos iniciales a jornada completa en personas que estén en paro y que tengan un determinado perfil: jóvenes menores de 30 años que no tengan experiencia previa o sea inferior a tres meses; mujeres mayores de 45 años y personas en desempleo de larga duración. Son los tres colectivos que encuentran mayores dificultades para acceder a un empleo estable, según reflejan las estadísticas del EMCAN. 

Durante el año 2016, el 93% de todos los contratos de trabajos que se firmaron en Cantabria fueron temporales y el 38% a tiempo parcial. Es decir, solo 1 de cada 10 nuevos empleos son indefinidos y solo 6 de cada 10 a jornada completa.

La precariedad del mercado laboral que está marcando la modesta recuperación económica se agrava si desglosamos las cifras por género. En el caso de las mujeres, los contratos a tiempo parcial representan el 49% frente al 28% de los hombres, lo que supone una diferencia superior a los 20 puntos. Además, de los 44.000 parados registrados a 31 de diciembre de 2016 en las oficinas del antiguo INEM, 30.000 son de larga duración -casi el 70%-.

El segundo programa busca afianzar los contratos en prácticas y de formación, que en su mayor parte son copados por jóvenes. El director del EMCAN explica que este tipo de relaciones laborales “a veces se utilizan como una modalidad más del contrato temporal”. “La empresa invierte en la formación de ese trabajor pero después, al no tener un incentivo, la relación se extingue, puesto que en muchas ocasiones es más atractivo contratar una persona nueva en vez de apoyar ese capital humano ganado”, señala.

Finalmente, a diferencia de los dos anteriores, el tercer programa es de carácter transitorio: durante los seis meses siguientes a la publicación del decreto, el Gobierno subvencionará la conversión de cualquier contrato temporal en indefinido, independientemente de las características del trabajor. Con esta medida, el EMCAN pretende que las empresas no reemplezan a los empleados que actualmente se encuentran a tiempo parcial con el objetivo de beneficiarse del programa de ayudas cuando este entre en vigor. Quienes se acojan a esta línea podrán percibir una ayuda de hasta 3.000 euros. 

Cambio de filosofía

Desde la dirección del Servicio Cántabro de Empleo, Callejo explica que el anterior decreto era “más generalista”: subvencionaba cualquier tipo de transformación de contrato temporal en indefinido, lo que a su juicio tenía “escasa efectividad”.

“Si el empresario no tiene incentivos reales para contratar a aquellas personas que mayores dificultades tienen para acceder a un empleo, al final acaba produciendo lo que se conoce como el 'efecto peso muerto', que es beneficiar al que menos lo necesita”, sostiene.

“Si una empresa percibe 5.000 euros por contratar un hombre de entre 31 y 44 años -que es el perfil del desempleado con a priori mejores posibilidades para lograr un empleo- y le damos 7.000 si es joven o mujer, por esos 2.000 euros de diferencia la empresa no se va a decantar ni por el joven ni por la mujer”, apunta Callejo a modo de ejemplo.

Por eso, siguiendo las recomendaciones de la Unión Europea, que financia el 50% del programa, se han introducido estos cambios. Para la contratación del resto de desempleados que no estén incluidos dentro de estos tres colectivos, las empresas podrán seguir beneficiándose de las ayudas estatales, que son las bonificaciones y las reducciones en las cuotas de la Seguridad Social. 

Por otro lado, siguiendo esa filosofía de a mayor dificultad, mayor bonificación, las  microempresas -menos de diez trabajadores-, las mujeres víctimas de violencia de género, los discapacitados y aquellos contratos que se realicen en la comarca del Besaya -catalogada como área de especial interés- tendrán un incremento adicional de la ayuda de 1.000 euros.

Una vez que se publique en el BOC, la convocatoria se mantendrá abierta de forma indefinida.

CEOE, en desacuerdo

El nuevo decreto ha sido negociado en la Mesa de Diálogo Social, donde ha encontrado el respaldo de los sindicatos mayoritarios -UGT y CCOO- pero no así de la patronal, que ha cuestionado que sea “más restrictivo” que el anterior, según reconocen desde el EMCAN.

Otro de los objetivos que persigue la nueva norma, y con el que la CEOE tampoco estaba de acuerdo, es acabar con el 'efecto sustitución'. Con el anterior decreto, “una empresa podía despedir a un trabajador y al mismo tiempo contratar a uno más joven por un sueldo menor y además beneficiarse de la subvención del Gobierno”, cuestiona el máximo responsable del EMCAN.

“Nosotros hemos seguido las recomendaciones de la UE y también nuestra propia experiencia. No hay que subvencionar por subvencionar. Y además de que todo el mundo cumpla con la letra de la norma, también hay que velar para que se cumpla su espíritu”, concluye Callejo.

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