“Los que necesitan mandar es porque tienen complejo de inferioridad, y la gente con complejos me resulta bastante insoportable”
Pablo Carbonell (Cádiz, 1962) contesta a la llamada con el mismo entusiasmo que si se tratase de un amigo con el que lleva años sin hablar. Para hacer la charla más amena, sale a pasear con su perro, y entre árboles y naturaleza -se ha ido a vivir al campo, explica-, procura ponerse reflexivo, aunque la vena pícara y macarra termina apareciendo de una forma u otra. Este actor gaditano al que ya apenas le queda acento, presentará el 19 de febrero en Torrelavega, dentro del Festival de Invierno, la obra 'Blablacoche', una comedia con toques de misterio que le ha devuelto a los teatros tras el confinamiento. Con su humor característico, hace un encargo a este periódico: “Aprovecho para decir al señor Revilla que ya se me han acabado las anchoas, por si me quiere mandar más”. Y así comienza la entrevista.
Está presentando por toda España ‘Blablacoche’, una función de humor que no se queda solo en el humor, pero, ¿qué va a encontrar el espectador que vaya al teatro a verles?
Va a ver a cuatro desconocidos que salen de viaje, y poco a poco va a ir viendo cómo se relacionan y cuáles son los problemas que tiene cada uno. El mensaje que tiene la obra es que hay que tirar siempre para delante, que ir hacia atrás es encontrarte con la persona que dejaste en el pasado llena de ilusión y, que aunque el fracaso te aconseje dar la vuelta, lo primero es seguir. Pero en el teatro, como es un organismo vivo, todo está en la disposición del público, y nunca es todo igual... Así que lo que se va a encontrar el espectador depende de muchos factores.
Llevan pocos meses con la obra a causa de la pandemia...
Empezamos a ensayarla en junio, y con la llegada de la segunda ola hemos ido retrasando funciones. Pero vamos, que llevamos ocho meses con la obra y solo la hemos representado seis veces. Estamos haciendo un rodaje que ya quisieran la mayoría de los coches, si es que cada vez que hacemos una función tenemos que ensayar de nuevo (risas). La obra se está cocinando a fuego lento porque cuando no es un confinamiento, es un rebrote, y cuando no es eso, es un temporal, así que vamos retrasando todas las funciones... Pero si en algún momento alcanzamos esa normalidad tan añorada, vamos a tener que estar muy activos.
¿El público está reticente a acudir a las salas?
Pues estoy fascinado con el público porque acude, aunque también es cierto que se vende entre el 30 y el 50% de las entradas. A eso hay que sumarle, que los espectadores están debajo de las mascarillas, así que los actores tenemos que poner más atención para escucharles... Pero el público acude, y además lo agradece. Creo que a estas alturas todo el mundo ha entendido el esfuerzo que hace una compañía para ensayar con la mascarilla puesta, para hacerse la PCR cada vez que hacemos una función, para seguir trabajando a este ritmo y con tantas pausas, y que además es tan poco rentable económicamente... Hace falta mucho amor para afrontar un trabajo tan a cuentagotas como el que estamos haciendo ahora en el teatro. Pero bueno, como les pasa a los camareros o a los cocineros, porque el gremio de la hostelería está un poco como nosotros...
Y ya en la parte institucional, ¿cree que se está apoyando lo suficiente la cultura durante la pandemia?
Yo he recibido la ayuda de poder dejar de pagar la hipoteca durante unos cuantos meses, pero no sé si esto ha sido por el Ministerio de Cultura, aunque creo que no. Entiendo que solo puede venir un 30% de público a las salas, y asumo que todos tenemos que abrazar las medidas restrictivas con el convencimiento de que estamos hablando de un bien común... Fíjate cómo soy de exigente con mi confinamiento, ¡que me he venido a vivir al campo! Y como yo, hay más personas que lo han hecho... Esto a la España vaciada le está viniendo muy bien, y es que ahora mismo yo me meto en un ascensor y entro en pánico.
Además de actor, es director, cantante, escritor, dibujante y reportero, pero imagino que tenga alguna preferencia.
(Pausa) El dinero... (risas). En realidad, me dices esto y me doy cuenta de que he sido todas esas cosas porque soy muy atrevido y me gusta mucho experimentar. Porque realmente dejé de pasar por las academias con 20 años, así que se podría decir que todo lo que sé es porque soy muy curioso. Aunque también le he echado mucho morro... Pero si tuviese que elegir, creo que elegiría director de cine. Ahí reúno casi todas las otras profesiones que he desempeñado. Ser director es ser actor, es dibujar... Creo que engloba todo lo que me gusta. Y aparte de eso, se acopla bastante a mí porque me gusta estar activo y los directores descansan muy poco... Son profesiones que exigen una dedicación muy completa, y yo creo que los que nos enamoramos de nuestro trabajo lo que queremos es dedicación plena.
Entonces imagino que en 2020 lo haya pasado bastante mal…
Bueno... A mí me encanta leer en la cama o tocar la guitarra, y también he aprovechado para escribir una novela. Antes del confinamiento estaba haciendo un programa de una hora y media, semanal y en directo para la 2. Y eso lo compaginaba con conciertos de Los Toreros Muertos, ensayos… Tenía una vida bastante frenética. A mí la verdad es que me ha venido muy bien la pandemia para situarme, pero sin olvidar lo que ha supuesto para mucha gente.. Es más, incluso te diría que no me he muerto de un infarto gracias a la COVID, porque antes de esto tenia un estrés espeluznante.
No me he muerto de un infarto gracias a la COVID, porque antes de esto tenía un estrés espeluznante
Leyendo entrevistas suyas, me he dado cuenta de que siente cierta animadversión por aquellos que quieren llegar al poder, ¿por qué?
Creo que la gente que necesita mandar es porque tiene complejo de inferioridad, y la gente con complejos, en general, me resulta bastante insoportable.
En una entrevista comentó que iba a votar a Pedro Sánchez en abril de 2019. ¿Repitió candidato en noviembre?
Pues no me acuerdo (risas), pero vamos, que es bastante posible que hubiese repetido. La verdad es que no sé por qué dije a quién iba a votar… Yo me considero demócrata en el sentido de que entiendo que la tortilla no puede estar siempre del mismo lado. Necesitamos la alternancia para que la corrupción no invada al poder, y es que esa alternancia nos permite un saneamiento institucional. Aún así, la política me parece un tema envenenado aparte de aburrido… Creo que los políticos se ven en la tesitura de decir cosas que ni ellos mismos se creen. ¿Tú sabes que a los políticos siempre les ha interesado mucho el mundo de los actores? Incluso algunos políticos me han llegado a pedir consejo sobre cómo actuar, porque tienen que decir cosas que les manda el aparato y con las que no están de acuerdo. Yo les veo como actores que no se creen el papel y que tienen que decir cosas porque hemos entendido que la confrontación es válida aunque se utilicen falseamientos de la realidad, y eso me cabrea. A mí no me gusta que mi equipo meta un gol con la mano, o que pegue un puñetazo en el ojo al rival. Me parece que así la justicia y la verdad en el juego político se pierden, y pienso que como se comporta el político es como se comporta el ciudadano... Así que este continuo ensañamiento que se tienen, se está traduciendo en malas contestaciones sociales y en actitudes públicas muy lamentables. Se tienen que llevar todos mejor para que nos llevemos todos mejor. Y hablando de rivalidades, no sé quién lo dijo, pero “a mí España también me duele”. Las Españas… eso también es otra cosa que me da mucha rabia, que no tengamos una España, que estemos todavía hablando de las Españas. Y con una España siempre este enfrentándose a la otra… Los hombres del teatro son muy viajados, y sus patrias están más estiradas que las corrientes. Pasa en el circo, por ejemplo, allí siempre tienen puestas banderas de todos los países porque se entiende que es algo universal, pues al teatro le pasa igual. A Fernando Fernán Gómez le preguntaron si amaba España, y él dijo: “Hombre, yo le diría que sí, pero es que es tan grande... Y no la conozco entera”. Pues me parece brillante. Yo me considero español y amo España, pero también me gusta Nueva York, París, India, África, Londres... Me gusta el mundo.
Y cambiando un poco de tema, admite abiertamente que no ve demasiado la televisión, ¿esto responde a alguna razón concreta?
A que la televisión me entretiene poco. Solo veo la televisión si puedo tocar la guitarra, y como mi familia no quiere que toque la guitarra mientras vemos la tele, pues opto por tumbarme a leer. Conozco a mucha gente que está en la tele y creo que ellos piensan lo mismo que yo: que para un gramo de interés tienes que tragarte dos kilos de televisión. Y a mí no me compensa. Un buen libro me da muchísima más capacidad de imaginar y con él me puedo recrear muchísimo más. Es que en la televisión te lo dan masticado... Es como la comida chatarra, ya está medio digerida, y aparte es una mierda. En cambio, en un libro está todo abierto, tienes que trabajar con tu cerebro y crear las imágenes de lo que vas leyendo... Además, como yo tengo muchas papeletas para tener Alzheimer, me viene muy bien leer para el vocabulario.
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