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La tasa de no vacunados en hospitales dobla la de ingresados con pauta completa en Cantabria

Personal de la UCI COVID en Valdecilla.

Rubén Alonso

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Cantabria, al igual que el resto de España, está experimentando en los últimos días el inicio de lo que parece una nueva ola COVID, pero que nada tiene que ver con las anteriores que se sufrieron desde que arrancó la pandemia del coronavirus. La explicación reside en que, pese al crecimiento de la incidencia, el alto porcentaje de población vacunada está frenando los efectos más adversos del virus.

Y es que en tan solo una semana, Cantabria ha pasado de 40 a 75 casos de incidencia acumulada a 14 días por cada 100.000 habitantes, pero la presión hospitalaria se mantiene estable. Son 15 personas ingresadas, una de ellas en UCI y además, se da la circunstancia de que la persona que se encuentra en cuidados intensivos no ha recibido la vacuna.

Y es que la tasa de no vacunados de pacientes hospitalizados dobla la de los hospitalizados con pauta completa. Según datos facilitados por Salud Pública a este medio, desde el 1 de septiembre la tasa es de 25 ingresos de personas vacunadas por cada 100.000 habitantes frente a 59 de quienes no han recibido ninguna dosis.

Asimismo, en los últimos 14 días, los hospitales de Cantabria han recibido 18 ingresos de personas vacunadas frente a seis que no lo estaban. No obstante, el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, hace hincapié en que la cifra de no inmunizados hay que ponerla en contexto porque aunque suponen el 25% del total de hospitalizados, la cifra de no vacunados en la comunidad es muy reducida, ya que el 92% de la población mayor de 12 años cuenta con la pauta completa.

Por esa circunstancia, Wallmann insiste en que a mayor vacunación, mayor porcentaje de personas vacunadas estarán ingresadas, aunque con un impacto más leve de la enfermedad. Así, cuando se vacune a los menores de 12 años y se roce el 100% de vacunación, prácticamente todas las personas que ingresen contarán con sus respectivas dosis, porque la efectividad de la vacuna no es absoluta, pero sí permite reducir la transmisión y la gravedad de las infecciones.

Frente a la falacia negacionista de que la vacuna no sirve porque no evita la hospitalización, Wallmann pone dos metáforas para desmontarla: “Es como si decimos que un portero de fútbol no sirve para nada porque en el 99% de los goles que se han metido estaba en la portería, o como si decimos que el cinturón de seguridad no funciona porque el 99% de accidentes se ha producido con él puesto”. Y para quienes ponen de excusa los efectos secundarios, este especialista en la materia recuerda que los efectos del virus son mucho mayores. “Es como si no te pones el cinturón por si te pillas los dedos al hacerlo”, prosigue.

En este sentido, Wallmann remarca que la pandemia no ha acabado y que no terminará a corto plazo, por lo que tendremos que convivir con ella con niveles de hospitalización similares a los de la gripe. “Todos, tarde o temprano, vamos a tener contacto con el virus, y los no vacunados van a tener que decidir si quieren hacerlo con la protección de la vacuna o sin ella”, sostiene. “Es como si yo te digo que en un viaje concreto en coche vas a tener un accidente y tú no te proteges con el cinturón, casco y lo que haga falta”, explica el director de Salud Pública.

Sobre la tercera dosis, Wallmann afirma que otorga una inmunidad como si se hubiera pasado la enfermedad. Y es que la vacuna, según señala, va perdiendo efecto con el tiempo y como consecuencia de la variante Delta, sobre todo en hombres, mayores y con morbilidades y sistema inmunodeprimido, por lo que hace falta ese refuerzo. No obstante, según ha resaltado, “no hay que ponerse nervioso” porque a los mayores de 60 años se les va a poner y los menores en este momento están muy protegidos con la segunda.

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