Cuélguese de su bandera

Casado y Rivera competían por ver quién la tenía más grande, la bandera, y han conseguido que Abascal, el de Vox, se saque la suya. La buena noticia es que el voto de la derecha se divide, la mala que PP y Ciudadanos están normalizando a la extrema derecha. Neonazis gritan sin complejos “sich heil” en Valencia, familias unidas cantan “soy el novio de la muerte” en Vistalegre y el Valle de los Caídos se peta. Son más a repartirse los votos, pero Pablo Casado ya ha dicho que su sueño es unir fuerzas. Su sueño húmedo.

Tras el éxtasis de Vox, el sobreexcitado y sobreactuado nuevo líder del PP se ha inventado la campaña “España en el balcón” en la que nos invita a colgar la enseña nacional de la terraza. Al día siguiente ha ido al Congreso a decirle al presidente que dimita porque “esto es insostenible”. O sea, el país se hunde y la gran aportación de Casado para salvarnos del caos es decorarnos la fachada para una procesión. Cómo se nota que ha hecho un máster. Qué cabeza. Privilegiada.

Una cosa es cierta: el país está para cantarle una saeta. Pero sus problemas no se solucionan poniendo banderas en los balcones, al contrario, convierten nuestras casas en palcos del Bernabeu, a nosotros en forofos, a nuestros vecinos en rivales y la política en un Madrid-Barça. Eso es lo que buscan, que los votantes se comporten como ultras, como masa, como grada. Que no vayan a votar, que vayan a jalear. A por ellos: a por los rojos, indepes, feministas, homosexuales, inmigrantes... Pon la bandera en tu balcón para que sepamos que no eres uno de ellos. Bandera viene de bando.

Por eso suelen espantarme, porque acaban sirviendo para señalar donde viven los míos y donde el enemigo. Pasa en Cataluña donde se atizan con ellas. Ahí también la derecha agitó el trapo nacional para esconder sus trapos sucios, quién se acuerda ya de eso. Ahí también hay ultras como Torra, aunque es una derecha más civilizada. Ahí las élites han conseguido que el cambio social que venía a sustituirles, se transforme en lucha de un pueblo para protegerles como héroes nacionales. El viejo truco de la patria, que decía Martín Caparrós. Mientras miras al pañuelo, no ves cómo te engañan, cómo te roban.

Pero te dirán que ha sido otro, el inmigrante, el mantero, el negro, el moreno, el colono, la invasión que viene de fuera. Te mentirán: te dirán que roban más que los de aquí (como ha hecho Vox), que son una avalancha (como ha hecho el PP), que te quitan el trabajo con su venta ilegal (como ha hecho C's), que se aprovechan de tu trabajo (como ha hecho CiU). Como hacen los medios todo el tiempo. Te harán sentir asco, indignación, miedo y te darán una bandera para que te metas debajo.

Para que te escondas debajo hasta que ellos lo solucionen todo. Para te la pongas de capa y acabes con la precariedad, el paro, los desahucios, la corrupción. Para que la cuelgues en el balcón y grites: ¡Viva Andorra, viva Suiza! ¡Viva el mal, viva el capital!

Para que te cuelgues de ella.

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