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Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.

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La ultraderecha te quiere gobernar y Casado le sigue la corriente

(I-D) El vicepresidente de Acción Política y eurodiputado de Vox, Jorge Buxadé; la cabeza lista por Segovia, Susana Suárez; el presidente de Vox, Santiago Abascal;  el candidato, Juan García-Gallardo y el secretario general de VOX, Javier Ortega Smith.

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Gana Vox, pierde Casado, éxito de la España Vaciada y fracaso de la izquierda. Las elecciones en Castilla y León son un nuevo peldaño que el PP le pone a Vox para que siga ascendiendo. La diferencia es que, esta vez, la ultraderecha flanqueará la puerta que le abren los populares hacia los despachos. Paso a paso, el fascismo se nos va metiendo dentro gracias a la derecha, sus medios y miles de votantes en los que sigue calando el bulo del socialcomunismo que rompe España. Castilla y León será la primera comunidad en la que un partido homófobo, xenófobo y machista entrará en un gobierno. La ultraderecha pasa a la acción de cara a las generales. Ya no quiere quedarse fuera. Prepara el camino para presentar a Abascal como el futuro (vice)presidente de España. 

Por lo pronto, el próximo vicepresidente castellano leonés será, con toda probabilidad, Juan García-Gallardo, candidato ultra que dice que hay que “heterosexualizar” el fútbol porque está lleno de “maricones”, que las uniones igualitarias no son “matrimonio” y que el feminismo es “una ridiculez, sobre todo si no eres mujer”. Es de los que tuitean con el puro en la boca y el anisete en la mano. Se nos está quedando un país precioso. Todo un éxito de la estrategia de Casado, que forzó la convocatoria electoral para gobernar en solitario y ha acabado cambiando a Ciudadanos, que estaba muerto, por Vox, que le está matando. Ha sustituido un partido de extremo centro por uno de extrema derecha. 

Los votantes que ha perdido Ciudadanos los ha ganado Vox, otra muestra de que no hay liberalismo en España. El PP ha ganado con 55.000 votos menos que en las anteriores elecciones, sus peores resultados en cinco décadas. Casado quería fortalecerse frente a Ayuso y Sánchez pero ha conseguido fortalecer la opción Ayuso-Abascal sin debilitar al presidente del Gobierno. Después de su festival del humor por granjas, muchos en su partido le ven como mejor candidato para el Club de la Comedia que para la presidencia. Fue a por lana y ha salido trasquilado. Llegará a las generales, pero no como lanzadera del PP sino como catapulta de Vox. La ultraderecha te quiere gobernar y él le sigue, le sigue la corriente. 

Es la única buena noticia para la izquierda en estas elecciones. Casado es un candidato débil que necesitará de Abascal, lo que debería movilizar al votante progresista de una vez por todas. Los resultados del domingo para los partidos de la coalición han sido malos. El PSOE que ganó los anteriores comicios ha perdido por la mínima pero se ha dejado casi cinco puntos. Unidas Podemos mantiene su escaso 5% de 2019 pero pierde uno de sus dos escaños. Pactar con nacionalistas y separatistas penaliza en el resto de territorios. La irrupción de los partidos de la España Vaciada, en especial Soria Ya! que ha arrasado en su provincia, también les han restado votos.

El éxito de esta plataforma ciudadana que lleva décadas peleando es un toque de atención a los grandes partidos y una lección a aprender para quienes quieren parar a la ultraderecha. La izquierda tiene que ganar la calle y recuperar la ilusión. Unidas Podemos es una marca debilitada que va camino de convertirse en la nueva Izquierda Unida. Urge que la candidatura de Yolanda Díaz se materialice y reconecte con las preocupaciones ciudadanas. Urge encontrar un discurso que aúne la plurinacionalidad de la periferia con la España interior. Urge un proyecto de país amplio que convierta la pluralidad en unidad frente a la uniformidad. No es fácil pero se agotan las oportunidades para frenar un gobierno de la extrema derecha de la mano de la derecha extrema.

El Gobierno ha aprobado medidas que mejoran la vida de la gente pero chocan con el muro mediático que está propiciando el auge de la ultraderecha. La única manera de hacerle frente en este combate desigual es huir de las guerras culturales estériles y luchar las batallas materiales. Vox ha pasado de irrisorio a decisorio, de estar fuera a estar dentro, aunque en realidad apenas ha subido respecto a las generales. La derecha política y mediática de este país quiere que gobiernen. Todos los demás tienen la obligación de evitarlo encontrando el consenso en el disenso. Se está haciendo cada vez más tarde.

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