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Mujer, afgana y en el exilio: “La situación en Afganistán es cien veces peor que la de Ucrania”

Protesta de mujeres afganas en Kabul

Francisca Bravo Miranda

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Los procesos políticos que han llevado a Afganistán a su situación actual, y su efecto especialmente dañino en la vida de las mujeres afganas, fueron el centro de la jornada 'Mujeres de Afganistán. Un testimonio', celebrado en la Universidad de Castilla-La Mancha y organizado en conjunto con Amnistía Internacional.

Wayihah Mashall centró la atención como testimonio vivo de la represión y la coartación e las libertades que sufrieron las mujeres afganas tras la llegada de los talibanes y la caída del Gobierno de la república afgana. “Vivimos muchas emociones, sabíamos que nuestros derechos estaban en peligro. No sabíamos qué iba a pasar”, relató, gracias a la traducción de Kosar M. estábamos muy preocupados por el futuro no sabíamos que iba a pasar no sabíamos nada si la guerra iba a seguir o vamos a tener paz no sabíamos qué iba a pasar con nuestro futuro

Alejandro López Canorea, coordinador de Descifrando la Guerra y antropólogo, ofreció un detallado contexto de cómo el país ha llegado a la situación actual. “Desde los años 90, los talibanes ya venían controlando algo de territorio. Tras la intervención estadounidense desaparece su poder territorial, pero han ido ocupando zonas rurales y se ha hecho un juego de propaganda lógico para decir que el Gobierno afgano podía resistir, incluso al retirarse Estados Unidos. Se da entonces esta normalización de los talibanes”, explica a este medio.

Crecer en una familia muy abierta y llegar al exilio

Wayihah explicó cómo su vida comenzó en una familia “muy abierta” en la provincia de Baghdis, donde pudo acudir a la escuela, a la Universidad y ejercer como profesora en una escuela de su zona. Sus hermanos también pudieron formarse y ejercer como funcionarios del Estado. “Hemos vivido una vida muy abierta, activa socialmente”, recalcaba. También recordó cómo fue el cambio experimentado en el país tras la llegada de las tropa estadounidenses. “El cambio fue drástico, las mujeres pudieron volver a gozar de ciertos derechos en el ámbito de la educación. Hubo mejor democracia en Afganistán”, recalcó.

Pero el final no fue el esperado. “Los problemas aumentaron con la salida de las tropas estadounidenses”, afirma, y su familia en particular tuvo más problemas, tras haber trabajado con agencias internacionales de cooperación. “Pero mucha gente pudo ver que sí existía la democracia, y que las mujeres tienen derechos, a salir libremente y recibir una educación”, afirmó.

Antes de la toma del poder por parte de los talibanes, su vida era “muy diferente”. “Se sentía la democracia”, afirma. Pero luego tuvo que dejar su trabajo, al igual que muchas otras personas y finalmente se vio obligada a huir del país. “Tuvimos que dejar nuestra aldea para buscar seguridad”, señala. Sus hermanos también tuvieron que dejar su trabajo. Mashall recuerda cómo también se manipuló la situación para que las fuerzas de seguridad del país no siguieran luchando contra los talibanes. “Sesenta mil soldados afganos han muerto desde su llegada, así que sí estaban luchando. Pero el Gobierno dejó de defender el ejército y no han podido seguir su control”, señala.

En su propia provincia, recalca, ha visto el enfrentamiento entre el ejército y los talibanes. También recalca que las posibilidades de información eran muy pocas, y tenían que confiar en lo que veían a su alrededor. “Escuchábamos los tiros y los conflictos a nuestro alrededor y con esto podíamos saber qué pasaba”, señala. “Nos preguntábamos también qué ocurría cuando había un silencio”.

“Las mujeres perdieron sus derechos”

“Las mujeres perdieron sus derechos y tuvieron que volver a casa. Ya no podíamos ser libres, no podíamos salir sin estar acompañadas por un hombre y empezaron a deprimirse por haber perdido su vida social activa”, rememora. En su caso en particular, pudieron salir del país gracias a los contactos de su marido con la Agencia Española de Cooperación Internacional. Pero fueron de las familias con suerte.

“La situación en Afganistán en cien veces peor que la de Ucrania, pero no hay ninguna iniciativa para resolverla. Los medios de comunicación no son capaces de captar la realidad del país, de lo que está pasando con las mujeres y esto hace que los problemas sigan estando ahí”, recalcó Wayihah. Es el caso de muchas familias que siguen ahí, a pesar de que el Gobierno español se ha comprometido a sacarlos. “La población no tiene opción más que aceptar a los talibanes, porque la comunidad internacional no ha mostrado su apoyo”, sentenció.

Afganistán, una visión geopolítica

El sociólogo Alejandro López, coordinador de Descifrando la Guerra, explica que se deben tomar varios elementos en cuenta para comprender la situación actual de Afganistán, como las relaciones con países como Rusia, China, Pakistán o Irán. “Ninguno de ellos ha mostrado el reconocimiento a la toma de poder por parte de los talibanes”, recalca. Pero lo que ocurre ahora en el país puede relacionarse con el Afganistán socialista, pasando por la intervención de la Unión Soviética o de Estados Unidos, o la guerra civil de los islamistas. “Todos los negocios han ido cambiando tras la caída del socialismo, al igual que los intereses de Rusia o China, con intereses en los recursos mineros, por ejemplo, o de controlar las fronteras y los recursos hídricos”, señala.

“Son muchos los factores. Algunos, por cuestión de recursos. Otros, simplemente, porque temen que un gobierno fundamentalista pueda desbordarse a sus fronteras. Por ejemplo, ya existe la intención de consolidar un sistema de seguridad en torno a las fronteras afganas, especialmente importante para países como Pakistán”, señala. Finalmente, apunta a cómo la intervención estadounidense ha sido clave a la hora de ver el desarrollo del país, tras haber entregado armamento a los fundamentalistas muyahidines. “La propia Hillary Clinton reconoció que su estrategia fue un éxito para hacer caer al Gobierno socialista, pero ha habido otras consecuencias como podemos verlas ahora”, recalca.

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