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Si algo pone de manifiesto el caso de Elcogás, la central térmica de Puertollano (Ciudad Real) cuyo cierre estaba programado para el pasado 31 de enero, es la falta de modelo de país del Partido Popular. Desarrollar un tejido industrial que genere empleos estables y que, además, apueste de manera decidida por la transición del modelo energético para vivir en mayor armonía con nuestro planeta es una premisa básica de cualquier Gobierno que defienda la soberanía nacional de su pueblo. Pero no es éste el caso del Gobierno del Partido Popular.
Elcogás es una empresa que trata de trascender, a través de la inversión en tecnología punta, hacia modelos de generación de energía más sostenibles y que utiliza carbón autóctono como materia prima. Sin embargo, no cuenta con el apoyo del Gobierno. Lejos de ello, el Ministerio de Industria decretó su cierre ya en junio de 2015.
Una clausura inminente al que la ciudadanía de Puertollano y los trabajadores de Elcogas han tratado de hacer frente durante muchos meses. De hecho, consiguieron una prórroga para presentar un plan de viabilidad alternativo para la empresa.
La prórroga llegó y el plan de viabilidad, también. El 22 de diciembre ya estaba en el Ministerio de Industria la propuesta de incorporar la biomasa al proceso de generación de energía. Pero, como ya es tristemente habitual en este país, de poco sirvió y la prórroga finalizó el 31 de enero.
Lejos de rendirse, los trabajadores siguieron luchando por lo que consideran no sólo su futuro, sino el futuro de toda una comarca que depende directa e indirectamente de que este tipo de centros sean capaces de sobrevivir y adaptarse a las demandas de los tiempos.
Es absolutamente lamentable y bochornoso que tengamos un Gobierno que, en lugar de apoyar iniciativas como ésta, que sirven para vertebrar nuestro tejido industrial e incluso para ayudarnos a trascender a ese otro modelo energético que nuestro planeta clama a gritos, se dedique a impedir el desarrollo de las mismas.
Todo lo contrario: una prórroga concedida antes del verano para que durante las elecciones generales el escándalo pasase inadvertido, mientras que se concedían plazos escandalosos a Volkswagen, que había estafado a millones de ciudadanos españoles y europeos, y contaminado muy por encima de lo que los test de sus vehículos señalaban.
De nuevo, los de arriba ponen de manifiesto que prefieren defender más a un tipo de empresas que a otras. Y, de nuevo, el cortoplacismo en política nos aboca a otro fracaso de dimensiones incontables.
Y es que este tipo de actitud por parte del Gobierno es lo que explica que las generaciones mejor preparadas tengan que emigrar porque aquí no hay alternativas, y que los pueblos y comarcas de tamaño medio se queden vacías porque no se apuesta de manera seria por una reconversión industrial fundamental para nuestro presente y para el futuro.
Mientras que el Gobierno se empeña en darnos a todos de bruces contra la pared, se hace muy necesario que quienes queremos un país con futuro para nuestra gente empecemos a pensar colectivamente en que estamos haciendo política no sólo para el bienestar de quienes viven hoy, sino para salvaguardar los intereses de las generaciones venideras.
Pero con este Gobierno no estamos en ésas. Lo único por lo que parece interesado el Gobierno del Partido Popular es porque siga perpetuándose la mafia institucionalizada, porque sigan ganando los de arriba mientras pierden los de siempre.
Esta vez, no se lo permitiremos. Con Puertollano y sus trabajadores, seguimos adelante.