La escalera de la vergüenza de García-Page

Acabo de volver de las Urgencias del Virgen de la Salud de Toledo con uno de mis hijos grandes dependientes. Y no es la primera vez, ya son cinco veces las que he tenido que salir corriendo con alguno de los dos, y por el mismo motivo, una caída mientras subía o bajaba las escaleras de mi domicilio con ellos, a pulso, cargando por los 18 escalones el peso de los chicos. Y así cuatro veces al día durante los últimos cuatro años.

Cada uno de los niños ya lleva a cuestas unos cuantos puntos de sutura, unos cuantos traumatismos y yo llevo más de dos años con fisura de coxis, producto de una de esas caídas. Habría que recordar que estamos hablando de dos grandes dependientes sin movilidad alguna en la misma vivienda.

Todo esto viene a colación por la política que el Gobierno “con alma” del todavía presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, está llevando a cabo con las personas en situación de dependencia, y muy especialmente, con los grandes dependientes que son los que más recursos necesitan y, por tanto, los que “mayor coste económico” producen al amplio presupuesto de nuestra Comunidad Autónoma, mas de 8.600 millones de euros.

Desde hace tres años, se ha solicitado en la revisión del Plan Individual de Atención para uno de los chicos la instalación en la vivienda de un salvaescaleras, contando para ello con el informe preceptivo de la trabajadora social de zona. Un salvaescaleras que, para mayor “ajuste económico” del Gobierno de García-Page iba a dar un servicio absolutamente imprescindible, a dos niños grandes dependientes.  

A pesar de todo lo anterior, y perfectamente conocedores de esa situación, la resolución del Plan Individual de Atención denegó a ambos la instalación del salvaescaleras. Se mandó a nuestro domicilio a un técnico de Ilunion, la empresa externa que se encarga de proporcionar las ayudas técnicas a las personas dependientes, únicamente con la intención de salvar el expediente administrativo de asistencia a la vivienda del dependiente para valorar una oruga, muy peligrosa por cierto al tener que subir en ella las sillas de ruedas, sabiendo perfectamente, como así lo indicó el técnico, que en el 99% de los casos no son adecuadas.

Todo esto después de que la propia directora general de Dependencia la Sra. Saavedra, me hubiera pedido personalmente que la enviara un presupuesto detallado del salvaescaleras, desglosado en material e instalación, como así lo hice. Ante la falta de respuesta por parte de la Consejería de Bienestar Social, pregunté a Saavedra que pasaba. La respuesta fue demoledora:

“No se puede instalar el salvaescaleras porque no es una ayuda reciclable”

En román paladino, 

Cuando mis hijos fallezcan el salvaescaleras no se podrá utilizar en la vivienda de otro dependiente.

Esta es la muestra de la política real que el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, está llevando a cabo con las personas dependientes, y muy especialmente, con los grandes dependientes de la Comunidad a la que aspira a seguir presidiendo. Toda la autopropaganda, fotografías y números, que se refieren a los dependientes menos severos y que por tanto no precisan un gasto económico elevado, no pueden tapar el verdadero slogan que debería presidir sus carteles electorales: 'La escalera de la vergüenza de García-Page'

Este colectivo necesita, y además demanda, medidas en vida, aunque electoralmente se intente publicitar desde el Gobierno de Castilla-La Mancha, la Ley de Protección Garantizada en caso de fallecimiento de los progenitores de las personas con discapacidad.

Señor Page, nosotros necesitamos las ayudas técnicas ahora, en vida de mis hijos. Esperemos que no tengamos que lamentar una desgracia a la que ya no se puede poner remedio. Yo, personalmente, le haré responsable de ella.