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Ante la insinuación de intentar formar gobierno con Unidos Podemos, y para evitar que los afiliados y afiliadas pudieran decidir sobre el futuro de su partido en este sentido, el Comité Federal del PSOE, encabezado por 17 personajes se repartieron las 30 piezas de plata que les ofreció la Oligarquía.
No solo han traicionado a su militancia que se manifestaba en las puertas de Ferraz y mayoritariamente en las redes sociales, sino que han puesto al frente de otros cuatro años en el Gobierno de España al partido de los desahucios, de los recortes de la pensiones, de los derechos laborales, en sanidad y en educación, el del copago de los medicamentos y liquidador de la Ley de Dependencia, y más, mucho más. El único partido que está imputado por corrupción.
Sin pretender injerir en lo interno de ningún partido político, tampoco quiero mirar hacia otro lado ya que esta decisión condicionará la vida de millones de trabajadores. Estos 17 personajes, sobradamente bien retribuidos con sueldos del erario público, han decidido que lo que conviene a España y a todos los españoles son cuatro años más de miseria para las clases populares, cuatro años más de mantener la cerviz inclinada frente a las políticas que defiende Angela Merkel, cuatro años más de exilio económico para nuestros jóvenes, cuatro años más de gobierno de Mariano Rajoy con un PP que no ha sufrido el más mínimo proceso de regeneración.
Pero en nuestra región, en Castilla-La Mancha, lo dicho adquiere tintes aún más dramáticos. A cambio de dar cuatro años más de gobierno a Rajoy, el presidente de nuestra región, García-Page, recibirá el apoyo de María Dolores de Cospedal como ya manifestó estos pasados días. ¡El pacto está cerrado! Page pretende garantizarse una legislatura tranquila, lo que le conllevaría una segunda reelección y la posibilidad de mantenerse veinte años en el poder como su mentor.
Lógicamente, el acuerdo consiste en que García-Page continúe aplicando las políticas que venía imponiendo el Partido Popular. Esto no le supondrá ningún esfuerzo. De hecho, en estos meses de gobierno del PSOE no hemos percibido ningún cambio que podamos destacar. Continúan las listas de espera, el despido de los profesores interinos, la desidia en las obras de los hospitales de Toledo y Guadalajara, las ratios profesor/alumno, la implantación de la LOMCE, la infrafinanciación de la Universidad de Castilla-La Mancha, los salarios de miserias potenciados desde los planes de empleo de la Junta, las privatizaciones de servicios... Hasta la Plataforma en Defensa de la Ley de Dependencia en Castilla-La Mancha ha manifestado recientemente que el Gobierno regional ha disminuido las prestaciones en esta legislatura.
Comprendo la decepción de miles de socialistas, pero aun comprendo mejor y comparto, la angustia de miles de castellanos manchegos y de millones de españoles que no podrán poner en marcha un proyecto de vida decente.
Pero llegado este momento, en el que el PSOE de Castilla-La Mancha prefiere un gobierno del Partido Popular a uno encabezado por su propio secretario general, la pregunta es obvia, ¿debemos desde Izquierda Unida continuar participando en gobiernos encabezados por alcaldes del PSOE? No me refiero en absoluto a favorecer gobiernos del PP ni por activa ni por pasiva, cuestión que tenemos absolutamente clara; me refiero exclusivamente a si debemos continuar siendo coparticipes de las políticas de un partido que obedece los dictados de la Oligarquía y da la espalda a sus afiliados y afiliadas.
Lo dicho adquiere mayor sentido si tenemos en consideración que hace muy pocos meses hemos acordado comenzar un proceso de “ruptura democrática”, que entre otras cuestiones significa romper con las injerencias de los poderes económicos en la política y ponerla en mano de la ciudadanía, organizando en un movimiento político y social al nuevo sujeto político que surja de las movilizaciones. Éste es el debate que debemos tener ahora en Izquierda Unida, y en especial en Castilla-La Mancha.
¿Continuamos colaborando con gobiernos socialistas o apostamos porque nuestra presencia institucional sirva para poner en el centro del debate a las clases populares como protagonista del conflicto que supere a la socialdemocracia y avance hacia la democracia real y el socialismo?