Palabras Clave es el espacio de opinión, análisis y reflexión de eldiario.es Castilla-La Mancha, un punto de encuentro y participación colectiva.
Las opiniones vertidas en este espacio son responsabilidad de sus autores.
Hace apenas unos días celebrábamos el día internacional de las mujeres rurales. He dejado para hoy mi artículo sobre este motivo porque ayer tuve el honor de participar, un año más, en la jornada de celebración, pero, sobre todo, reivindicativa que organiza la Federación de Mujeres Rurales, FADEMUR. Y, como siempre, fue un éxito.
Mujeres de toda España demostraron la fuerza del medio rural y la necesidad de seguir trabajando por su empoderamiento, desde un feminismo militante que ellas defienden y demuestran cada día. Participé en un diálogo sobre gobernanza rural, y recordé toda la fuerza de la organización para que en Castilla-La Mancha, tengamos un Estatuto de las Mujeres Rurales.
Ese Estatuto es fruto del trabajo colectivo, pero, principalmente, de la óptica de las mujeres rurales de FADEMUR que, desde el territorio, establecieron las prioridades para su empoderamiento, y para que las decisiones que les afectan se tomen con su participación, tras toda una vida -y tantas otras antes- en la que sólo los hombres podían decidir.
La participación real de las mujeres rurales en la toma de decisiones de sus organizaciones agrarias o de sus cooperativas, o de los grupos de desarrollo rural en el territorio, por ejemplo, es un avance para las propias mujeres, por supuesto, pero, también lo es para la sociedad rural, que es, por ello, más justa, más igualitaria y, en definitiva, mejor.
La celebración de este día ha de ser necesariamente reivindicativa. Las mujeres rurales, a pesar de algunos avances, soportan una doble discriminación, por ser mujeres, y por ser rurales. Y hoy debemos recordarlo. Por eso creo que es momento de revisar el Estatuto de las Mujeres Rurales de Castilla-La Mancha, de actualizarlo para no perder ni un solo derecho, y aumentarlos, en tiempos convulsos como los que vivimos.
Y es también el momento de que otras Comunidades Autónomas apuesten por un Estatuto similar.
Y a nivel nacional, ahora que algunos cuestiones derechos básicos de las mujeres -y sólo de ellas, por mucho que a éstos les pese-, desde la perspectiva del medio rural y del sector agrario del conjunto del país, es urgente revisar la normativa de titularidad compartida y elaborar una Ley de agricultura familiar, que defienda el papel de las mujeres que están al frente de las explotaciones agrícolas y ganaderas, y de las que depende, no sólo el futuro del sector, sino también el de nuestro territorio rural.
Es un reto que debemos afrontar. ¡Ya!
0