Quizás porque en mi niñez…

¡Cómo no asociar la navidad con sus rondas; San Vicente con su hoguera y sus dulzainas; San Juan con sus arcos y la rondalla; o San Roque con las camisolas de las peñas y sus Charangas!

Aquellos fríos días de diciembre en los que con los amigos cogías la guitarra, zambomba o botella de anís y te ibas a rondar por las calles de la localidad….

Ese 21 de enero que subías a “tiznarte” a la hoguera al son de las dulzainas, dando paso al invierno.

¿Y el  23 de junio? que preparabas el arco, pedías “una limosnita para el arco de San Juan” y después te ibas a la plaza a disfrutar con la rondalla Seguntina, preludio del reencuentro veraniego.

La música tradicional forma parte de nuestro patrimonio inmaterial y gracias a ella podemos acercarnos a nuestros antepasados y así revivir su sociedad y su cultura en nuestras actuales generaciones. Estas melodías, ritmos y bailes nos permiten conocer una música que, hasta hace muy pocos años, se trasmitía de manera oral de generación en generación.

A través del folklore, se comprenden otros estilos y modos de vida distintos a los propios. Creando una diversidad cultural y  explicando ciertos comportamientos humanos que nos facilitan tanto conocer mejor la propia cultura como los cambios que ésta favorece en la sociedad actual, promoviendo así el conocimiento de instituciones sociales vigentes actualmente.

Esta Sigüenza centenaria, la de las tres culturas, que observamos en sus calles y edificios es también una valiosa muestra del enriquecimiento cultural que supone la diversidad, sirviendo para difundir un mensaje de solidaridad, diálogo, paz y respeto.

Sigüenza goza de una magnifica salud musical, que queda demostrada en su  amplia y diversa programación anual.

El folklore es una reveladora herramienta para progresar en otras áreas del conocimiento.