Palabras Clave es el espacio de opinión, análisis y reflexión de eldiario.es Castilla-La Mancha, un punto de encuentro y participación colectiva.
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“Aquella tarde las protagonistas éramos las mujeres. Calles y avenidas abarrotadas donde solo se oían cánticos y gritos de mujeres luchadoras reivindicando sus derechos y exigiendo la igualdad ante la sociedad. Gritos, alboroto y revuelo. Me uní a la lucha por nuestros derechos. Aunque he de reconocer que solo estaba pendiente de ti.”
Y es que las mujeres deben ser libres, así como nuestros sentimientos también deberían ser libres. Entendíamos que nuestra labor es combatir los múltiples mensajes de odio e intolerancia que se producen hacia el colectivo LGTBIQ+, especialmente cuando hablamos de mujeres que son víctimas de nuestra sociedad machista y heteropatriarcal.
Amiga, me equivocaría si te dijera que ser una mujer lesbiana es fácil. Desde el sentimiento de extrañeza con una misma, pasando por las salidas de armario constantes, hasta los prejuicios, chistes y asunciones que se hacen a partir de tu orientación sexual. Todo esto que ahora sientes, también lo he estado sintiendo yo. La extrañeza, el sentir que a veces no encajas. Una angustia por no poder expresarte como lo sientes. Muchas tenemos que escuchar un “camionera”, “machorro”, “marimacho”.
Tampoco es de extrañar cuando la educación se basa en “rosa para las niñas; azul para los niños”, “baile para las niñas; fútbol para los niños”. Pero ahí estaremos nosotras para gritar. Para decir que los que realmente no encajan son ellos con un modelo de sociedad libre.
Se nos marca con estereotipos y se asume nuestra sexualidad. Por un lado, en el momento en que una mujer dice que tiene pareja, de manera inmediata la gente tiende a establecer que esa mujer tiene novio ¿Por qué como bollera tengo que pasar por el proceso “salida del armario”? constantemente. Junto a ese proceso también se unen una serie de preguntas: “¿Cómo me van a tratar?” “¿Me aceptarán tal y como soy?” Es un momento incómodo e innecesario.
Por otro lado, nuestras amigas las camioneras tienen que aguantar esos preciosos adjetivos. Características socialmente asignadas al género contrario, pero que se usa contra nosotras con tono despectivo y, por supuesto, dando por sentado la homosexualidad de la persona que presenta estas características, como si fuera algo negativo y/o objeto de burla. Como si las mujeres no pudieran ser fuertes, valientes o camioneras.
Pero ahí estaremos nosotras para romper con la asunción de la heterosexualidad. Ahí estaremos para romper la heteronorma.
“Recuerdo aquella tarde. Despeinadas, con una sudadera y una camiseta, tapadas hasta arriba porque hace algo de frío, pero no el suficiente porque nuestras piernas están piel con piel. De repente algo se accionaba, algo empezaba. Tú sonríes por cualquier tontería que digo, al final, las dos terminamos riendo a carcajadas por algo que a lo mejor no tiene sentido, pero así somos las dos estando juntas, nos convertimos en felicidad.”
Ahí estaremos nosotras para hacernos visibles. Pero ser visibles también incomoda. No sólo se presupone que una mujer debe de estar con un hombre, si no que cuando llega el momento de decir “no, mi pareja es una chica, soy lesbiana” la gente trata de formalizar esta contestación a través de “¿cuál de las dos es el hombre de la relación?”. Cuando nos pregunten esto, ahí estaremos nosotras para decir: “ninguna somos el hombre” y pensaremos “menos mal”.
“Si supieras todas las veces que he querido darte la mano, ir corriendo sin tener un destino marcado y besarte allí, sin importar quién esté, sin importar el lugar, importando sólo tú y yo, importando lo nuestro.” Muchas mujeres no pueden ser ellas mismas, por diversos motivos. Ya sea en casa, en el colegio, en el trabajo o en la pista de baile. Por cierto, las bolleras no estamos para cumplir las fantasías sexuales de ningún gilipollas.
Incluso los espacios que en principio son seguros para el colectivo llegan a ser invadidos por este tipo de personajes, que acuden como si el bar fuera algún tipo de zoológico. Ahí estaremos nosotras para acabar con la hipersexualización de las mujeres. Ahí estaremos nosotras para pedir un espacio seguro como este.
Hermana, quiero dejarte con un sentimiento de esperanza, de ilusión, y que recuerdes la importancia de estar unidas. Unidas por las lesbianas entradas en años. Unidas por las que tienen que volver al armario cuando llegan a viejitas. Unidas por las que nunca pudieron hacerse visibles y continúan a día de hoy sufriendo la soledad y el silencio. Sólo unidas podremos llegar a cambiar de paradigma. A uno que prime la justicia social, la equidad, que reconozca la diversidad de las sociedades como un valor social. Sólo así seremos libres y lograremos la ansiada igualdad real.
POR TODO ELLO AHÍ ESTAREMOS
NOSOTRAS PARA HACERNOS VISIBLES, PARA BRILLAR.
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