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Rosa Conde, una de las primeras ministras de la democracia: “Desde mi óptica, el avance para las mujeres ha sido espectacular”

Rosa Conde

Francisca Bravo Miranda

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“Yo lo que veo en el Gobierno actual es una evolución impresionante. Cuando veo quejas por lo que se considera retrocesos o problemas, pienso que hace más de 35 años, cuando a mí me nombran ministra, éramos dos en un gobierno socialista y progresista que llevaba gobernando desde 1982 y hasta 1988 no incorporó a mujeres”, reflexiona Rosa Conde. La política participa en las jornadas profesionales 'La sociología se viste de mujer' del Colegio Profesional de la región. “Siempre es positivo que haya enfoque en la mujer, y en este caso somos distintas profesionales de las ciencias sociales, bien sociología o política que hablaremos de temas que nos deberían preocupar a todas como ciudadanas, profesionales o políticas”.

“Tenemos que tener en cuenta que entonces [en 1988] el porcentaje de mujeres en el Parlamento también era muy bajo, al igual que el de las mujeres en la Justicia, en el Supremo o en el Constitucional, en el que todavía sólo hay dos mujeres”, recalca Conde, que fue una de las primeras mujeres nombradas ministras durante los años de la transición, junto a Matilde Fernández y tras Soledad Becerril, que fue nombrada en 1981. “De verdad que son avances muy grandes desde que yo inicié mi vida profesional, incluso desde que entré a la universidad, y hace 50 años que yo terminé la carrera”, recalca. Entonces, señala, “muy pocas” eran las mujeres que seguían un camino profesional tras acabar la carrera.

“Muchas llegaban a la Universidad, terminaban la carrera pero luego lo interrumpían todo por los hijos. Esto ahora nos puede resultar algo extraño y mucho más minoritario de lo que era entonces. Recuerda que antes cuando te casabas tenías que pedir permiso a tu marido para todo, y era así de forma legal. Y en medio de ellas, estábamos las mujeres que supimos en medio de esa dificultad sacar adelante una carrera y ya no sólo profesional, sino también política que era algo al que tenían acceso poquísimas mujeres”, señala. Por eso, explica, “desde mi óptica, el avance para las mujeres ha sido espectacular”. Pero, concede, también es “fácil ver las dificultades y no los avances” desde la perspectiva de nuevas generaciones. “Como la tuya”, se ríe. “Siendo capaces de analizar los límites que tenía la vida familiar, sabíamos que teníamos que cambiar la sociedad. Y es el valor que tiene la generación del 78', la de haber cambiado el país”, recalca.

Es el valor que tiene la generación del 78', la de haber cambiado el país

Rosa Conde ha venido a Toledo a hablar de dos temas importantísimos desde una perspectiva social, como son la desafección ciudadana y la confrontación política. “Ambos problemas tienen mucho que ver el uno con el otro. Creo que la desafección no se debe tanto a los avances tecnológicos como internet, o a las redes sociales, sino más bien a la confrontación política. Porque en España se ha perdido la capacidad de pacto político”, afirma. ¿Incluso en el primer Gobierno de coalición de la historia de la democracia? “Estamos de acuerdo en que es un paso adelante, el primer Gobierno de coalición de izquierdas, pero la importancia recae también en que el Gobierno y la oposición puedan llegar a acuerdos para que el país avance y no lo están haciendo”, explica.

“Oía a Miguel Roca, padre de la Constitución, que decía que democracia es pacto. Y hace muchos años que estos pactos no existen. Y cuando no existen, es difícil que el debate político pueda hacerse sobre propuestas y avances, es difícil que, a pesar de las diferencias, se busquen espacios de consenso y diálogo. La crispación no puede ser tan fuerte, es lo que hace que la ciudadanía se aleje de la política”, afirma.

Conde, recuerda, también ha sido diputada, y durante muchos años. “Ahora veo los debates... Y no digo que fuéramos mejores o peores, pero desde luego, el insulto, el desprecio al contrario no existía. Había confrontación política fuerte, sí, pero con un nivel de respeto hacia el otro, que era el adversario. Con él tienes que discutir pero no puedes confrontar sin que haya ningún espacio en común”, recalca la política.

De este modo, cita por ejemplo que no se pudiese conseguir un comunicado conjunto para valorar positivamente el fin de ETA. “Nos ensartamos en una pelea por las declaraciones de Otegi, tras 10 años del fin del terrorismo de ETA. Pero este era un tema que no entraba en la confrontación política, eso se rompió en el Gobierno de Aznar. Pero esto pasa en un momento en el que tienen que empezar a mejorar las cosas”, reflexiona Conde. Se refiere, precisamente, a los dos congresos que han celebrado tanto el PP como el PSOE, ambos partidos que valora como los mayoritarios en España, independiente del papel de los otros más pequeños.

“La confrontación entre Vox y Unidas Podemos tendría cierta lógica política”

De este modo, destaca que tras estos dos congresos se ha podido llegar a un acuerdo para la renovación de los “órganos constitucionales”. “Un avance espectacular, que sin duda alguna ha tenido que ver con la convención del PP”, recalca. En cuanto al congreso del PSOE, señala que se ha logrado una representación de una “sincera unidad”, que, afirma, “puede permitir rebajar la confrontación entre los dos grandes partidos”. “Hemos dado un paso adelante importante”.

“Sin embargo, la confrontación existe y no sólo en los extremos. Si la polarización fuera Vox por una parte y Unidas Podemos por la otra, tendría cierta lógica política. Pero la confrontación se da también entre los dos grandes partidos que han gobernado España en los últimos 40 años y esto es muy difícil”, lamenta. Conde recalca que hace diez años la puntuación que la población daba a la política era de un 6. “Funcionaba razonablemente bien, y ahora vemos que escasamente la valoración llega a un 5. Es decir, en 10 años hemos pasado de valorar positivamente el funcionamiento de la democracia a no valorarlo. Esto es de una gran complejidad, y lo vemos con encuestas que son meridianas y claras”, señala.

“La confrontación política no sólo afecta al funcionamiento institucional, a la propia democracia, sino también a la ciudadanía que forma parte de esta polarización y que no sólo está en la política, sino también en las relaciones de amistad o familiares, porque cuando se toman posiciones radicalmente contrarias, se ven totalmente afectadas”, explica Conde. Y, señala, algo que ve “todavía más grave” es como esta polarización y confrontación afecta más al voto de la izquierda que la de la derecha. “Su tasa de lealtad es más fuerte, incluso cuando la confrontación es alta, incluso cuando la política del PP no es la adecuada. Nos podemos encontrar con la ingobernabilidad del país”, concluye.

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