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Sotillo de la Ribera, el pueblo burgalés confinado sin médico que se manifiesta por una sanidad rural de calidad

Manifestantes en Sotillo de la Ribera (Burgos) este sábado.

Ángel Villascusa

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Los vecinos del municipio de Sotillo de la Ribera (Burgos) organizaron este sábado una manifestación para reclamar una sanidad rural de calidad, a pesar del confinamiento perimetral decretado por la Junta de Castilla y León. Varias decenas de habitantes, salieron a las calles del pueblo y se desplazaron hasta los controles de carretera con el objetivo de criticar la falta de médico en el pueblo y los severos controles que las fuerzas y seguridad del estado están llevando a cabo en su interior. Este domingo amenazan con repetir la protesta. El martes 16 de marzo, la consejera de Sanidad de Castilla y León, Verónica Casado, anunció el confinamiento del pueblo, a pesar de que un día antes, el único médico del pueblo había terminado su contrato. “En principio tienen médico. Lo que tienen que hacer es llamar por teléfono. Lo que hemos dicho siempre, aunque esté el centro en aislamiento, los profesionales tienen equipos de protección individual, pueden atender al teléfono si tienen una necesidad”, aseguró Casado en rueda de prensa“.

Pero los vecinos denuncian una realidad bien distinta. “Eso no es cierto”, resume por teléfono Elena Meruelo, vecina contagiada de COVID-19 y actualmente en cuarentena. “Si tenemos alguna duda, tenemos que llamar al centro de salud de Roa y está siendo tremendo que te contesten a tiempo”, relata. Aunque sea casualidad que Sotillo se haya quedado sin su único médico durante el confinamiento, la situación pone en evidencia la realidad de la sanidad rural en Castilla y León: consultorios vacíos, atención telefónica como única posibilidad y citas previas dilatadas en el tiempo.

“No hay una buena atención sanitaria porque no hay personal suficiente”, sentencia Meruelo. Ella y su marido están encerrados en casa desde el día 3 de septiembre. Elena ha tenido algunos síntomas y más que nada se encuentra abatida por el cansancio. Ha perdido el olfato y ha tenido dolores de cabeza fuertes. Su marido, con una sintomatología más aguda, llegó a sufrir un pequeño mareo que les obligó a llamar a Urgencias. Cada dos días este matrimonio recibe la llamada de un sanitario para evaluarles, pero no es regular. “El sábado tuvimos que llamar nosotros porque habían estado días sin llamar”, cuenta. Para esta vecina, los profesionales de Roa están haciendo su trabajo “lo mejor que pueden”, pero la administración “está siendo desastrosa”.

La plataforma en defensa de la Sanidad Rural de Castilla y León ha denunciado la falta de sanitarios en el municipio durante el confinamiento y ha pedido a la Junta y a la Gerencia de Burgos que resuelva el desaguisado actual. El Ayuntamiento del municipio, gobernado por un partido independiente, coincide con la petición. Según Lourdes Núñez, concejala responsable en materia de Salud, la falta de personal sanitario viene de lejos, como de lejos vienen sus quejas, pero la Junta de Castilla y León “nunca ha respondido” a sus demandas. Desde hace varios años, el médico de Sotillos es liberado sindical, por lo que se va cubriendo su plaza con contratos temporales. “Tiene derecho, lo que tiene que hacer la Junta es contratar a otro que cubra su plaza”, defiende las vecina confinada con COVID.

El médico que dejó su puesto el día antes del confinamiento era estudiante de MIR. “Es una lástima, tuvimos a este médico fantástico, un chico joven, que se ha portado excepcionalmente con el pueblo. Se le acabó el contrato y entonces decretaron el confinamiento”, señala la edil burgalesa. Arantza Barroeta, de la plataforma por la Sanidad Rural en Sotillo, recuerda que el joven sanitario ha estado solo dos meses en Sotillo y tampoco pasaba consulta todos los días. “Cuando empezó la pandemia nos quedamos sin médico y no fue hasta junio cuando trajeron al que ahora se ha tenido que marchar”. La activista critica la actitud de la administración porque al no cubrir la plaza, la situación del centro de salud de Roa, del que depende Sotillo, se ve empeorada. “Hay 8 médicos cuando tendría que haber 14”, remarca. 

Según explica la edil de Sotillos, los sanitarios de Roa van a tratar de reorganizar sus turnos durante la semana que viene para pasar consulta en el municipio a pesar del confinamiento que se extenderá en principio hasta principios de octubre. “Es por voluntad de los profesionales, no ha partido de la Gerencia”, remacha Núñez. En el municipio hay alrededor de 60 personas con el virus según las cifras que maneja el Ayuntamiento. Los vecinos sabían del riesgo de contagios antes de que la administración actuase, y por responsabilidad empezaron a confinarse voluntariamente el día 7 de septiembre.

“Ese día publicamos un bando restringiendo las salidas y los encuentros familiares. Los vecinos han cumplido escrupulosamente”, explica el alcalde independiente Manuel Callejo. Por eso la noticia del confinamiento perimetral obligatorio durante dos semanas ha caído como un jarro de agua fría en el pueblo. Sumando las dos semanas de confinamiento voluntario y el impuesto, Sotillo va a pasar más de un mes sin vida normal “y sin medico es más doloroso”, reconoce el regidor. Callejo sostiene que el municipio debería tener un médico permanente como sucedía antes y afirma que si hubiera contado con personal sanitario asignado todos los días se habrían detectado antes los casos. “Lo que provoca esta situación es que se retrase la toma de soluciones y que estas sean más drásticas”. 

Los vecinos del pueblo organizaron una protesta en el centro del pueblo este sábado, que piensan repetir este domingo. La indignación va en aumento porque tienen la impresión de que la administración vuelca sus esfuerzos en controlar los desplazamientos tras decretar el confinamiento perimetral, en lugar de en evitar los contagios con antelación. “Psicológicamente se lleva muy mal, porque nos sentimos acosados, y sabemos que cuando esto acabe vamos a seguir sin atención sanitaria”, explica la vecina con COVID. “Retrasaremos nuestras visitas al centro de salud de Roa y acabaremos colapsando las urgencias”, remata.

Para Arantza Barroeta, de la plataforma que lucha por dignificar la sanidad en las zonas rurales, la situación no sólo no es nueva, sino que parece buscada. “Dicen que hay que luchar por la España Vaciada, se les llena la boca hablando de despoblación y no tienen ni idea de lo que pasa. O peor, no quieren intervenir. Estamos olvidados y abandonados a nuestra suerte y cada vez que intervienen es para empeorarlo”.

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