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La plaza de Valladolid que conserva el nombre 'Coca' por unos cines cerrados desde hace 20 años

Plaza de Martí y Monsó de Valladolid, en una imagen de archivo.

Alba Camazón

Valladolid —

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Cuando un turista visita Valladolid con un local, es habitual que es te proponga ir 'a Coca' o a la plaza del Coca. Las bromas son frecuentes, pero esta es una explicación que se repite una y otra vez: “Es por unos cines que se llamaban así”. Algunos recuerdan la fachada, pero no les viene a la mente ninguna película que vieran allí.

Otros, como Alberto, sí conservan en la memoria cómo era la fachada de los cines antes y después de la reforma de 1990. “Yo recuerdo ir a ver películas de Bud Spencer y Terence Hill, de ir al cine con mis amigos y ver Regreso al Futuro con mi mujer”, explica a este diario. Los más jóvenes, como la hija de Alberto, ni siquiera sabían que ahí había unos cines, como tampoco conocen cuál es el nombre de la plaza.

La plaza toma su nombre oficial de José Martí y Monsó, pintor y director del Museo Provincial de Bellas Artes de Valladolid entre 1874 y 1912. En su lugar, muchos utilizan 'plaza de Coca' por un banquero salmantino: Julián Coca Gascón fue el promotor de los cines Coca, en 1930, que cerró sin aviso previo a los trabajadores en enero de 2003.

“Yo creo que se ha quedado el nombre de la plaza de Coca porque es más corto que su verdadero nombre, pero no creo que por otra cosa. Es decir, yo creo que ya es la inercia un poco de la gente”, cuenta Alfonso J. Población, matemático de la Universidad de Valladolid y aficionado a la historia de los cines de Valladolid. “Lo curioso de esa plaza es que el teatro más antiguo de la ciudad, el Corral de Comedias y los locales de espectáculos más antiguos fueron ahí”, dice en conversación con este diario.

En 1930 se abrió el Cinema Coca con 1.500 butacas, con una decoración interior de colores azul y oro y una escalera de mármol blanco. También disponía de botiquín de urgencia con camilla y médico de guardia, salón de té, dos bares, una bombonería, una sala para fumar, servicios sanitarios en ambas plantas diferenciados para hombres y mujeres, guardarropa y tocador de señoras.

Tenía salidas a dos calles distintas, algo novedoso en la ciudad que evitaba las aglomeraciones y atascos entre el público que entraba y salía del cine. “En el Coca, utilizándose ambas salidas, la evacuación era mucho más rápida, lo que redundaba también en su seguridad”, relata Alfonso.

Dos días antes de la inauguración, en 1930, los vecinos de la plaza se alarmaron al ver cómo desfilaban varios camiones cargados con sacos de arena de unos 70 kilos cada uno, según El Norte de Castilla de entonces. Los vecinos creyeron que había habido un hundimiento, aunque esos sacos eran para una prueba de carga del anfiteatro tipo visera, que volaba sobre el patio de butacas sin ninguna columna que lo sujetara.

En 1975 los cines Coca fueron sede de la Semana Internacional del Cine (Seminci), en la que se estrenó, entre otras, La Naranja Mecánica, que fue un estreno muy convulso una vez se proyectó para el público general en el Teatro Carrión. El primer pase proyectado en Coca, reservado a los abonados de la Seminci —la clase social alta de la ciudad—, fue más tranquilo. A las ocho de la tarde, Paco de Lucía dio un concierto en el Teatro Calderón y a las diez y media fue el primer pase de La Naranja Mecánica junto a un cortometraje alemán.

La mayoría de las películas que proyectaban los Cines Coca eran películas comerciales. Este cine abrió con El gran raid (Mervyn LeRoy, 1928) y El despertar (Victor Fleming,1928) y cerró con los estrenos de El Señor de los Anillos: Las dos torres, Harry Potter y la cámara secreta y Santa Claus 2 y la reposición de El Gran Dictador (Charles Chaplin, 1940).

Durante décadas, la plaza de Coca sirvió de aparcamiento al aire libre. Fue peatonalizada en 1996, con el alcalde 'popular' Javier León de la Riva. Ahora es una zona de copas, llena de gente paseando y niños jugando. En 2003 cerró el cine sin aviso previo ni el conocimiento de los empleados. El edificio se derribó y se construyó un bloque de pisos. Cada vez menos gente recuerda qué películas fue a ver al Cine de Coca, pero el nombre de la plaza en su honor se resiste todavía a desaparecer a pesar de que Google no lo tiene incorporado como tal en su callejero.

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