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Las restricciones en Valladolid y Salamanca suavizan la incidencia de la COVID-19 pero no frenan la transmisión comunitaria

Un hombre con mascarilla pasa frente a una terraza de un restaurante de la plaza mayor de Salamanca.

Alba Camazón

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El miércoles se cumplen dos semanas de restricciones implantadas por la Junta de Castilla y León en las capitales de Valladolid y Salamanca, que no han conseguido frenar la expansión del coronavirus, aunque sí se ha reducido la incidencia. Ante esta situación, Sanidad se plantea prolongar estas restricciones de aforo para reducir esta tendencia lo máximo posible.

Actualmente, según los datos proporcionados por la Junta, hay 3.337 casos activos en Valladolid y 1.549 en Salamanca, sin tener en cuenta a aquellos que ya han superado la enfermedad o han fallecido a causa de la COVID-19. La propia consejera de Sanidad, Verónica Casado, ha reconocido este martes que en algunas zonas básicas de salud “hay que seguir trabajando” aunque la situación haya “mejorado” en otras. “Hay una pequeña mejoría en la zona oeste, pero en la zona este los datos siguen siendo preocupantes”, aseguraba el martes también el alcalde de Valladolid, Óscar Puente tras su reunión con la Junta de Castilla y León.

“La situación sigue siendo preocupante, no mejora y no es optimista”, resume Ignacio Rosell a elDiario.es. Es especialista en Salud Pública y secretario del Comité de Expertos que asesora a la Junta de Castilla y León, que recuerda la situación que hace unos días vivían algunos barrios de ambas capitales.

El Barrio España y Rondilla II (Valladolid) tienen una incidencia acumulada en los últimos 14 días de 91 y 84 casos por cada 10.000 habitantes. En Garrido Norte y Sur (Salamanca), las cifras son inferiores, pero también alarmantes: 64 casos por cada 10.000 habitantes. “Si fueran una Comunidad, estarían por encima de Madrid, que tiene una tasa de 60 positivos por cada 10.000 habitantes”, explica Rosell.

En Valladolid, las zonas con mejor situación son Valladolid Sur (10 casos por cada 10.000 ciudadanos en los últimos 7 días) y Casa El Barco (11 por cada 10.000), pero esta cifra se cuadruplica en Circunvalación, Barrio España y Rondilla II. En Salamanca se mantiene la preocupación por Garrido Norte y Sur, que tienen una incidencia de 31 y 36 por cada 10.000 personas. De hecho, el alcalde de Salamanca cree que se dan las condiciones para levantar las restricciones de la ciudad.

Sí es cierto que se ha reducido la incidencia en los últimos días, aunque continúa la transmisión comunitaria. En los cuatro barrios mencionados previamente la incidencia ha bajado a la mitad, aunque sigue muy por encima de lo que sería ideal. “Algún efecto habrán tenido [las restricciones], porque no han subido los datos”, reflexiona Rosell, que llama a la “responsabilidad individual” para evitar que la situación empeore.

El pasado 3 de septiembre entraron en vigor unas medidas restrictivas en Valladolid y Salamanca que “prácticamente” devolvían a ambas ciudades a la fase 1 que provocaron un nuevo intercambio de reproches políticos y peticiones judiciales entre el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, y el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea.

En esencia, estas medidas reducían el aforo a 25 personas en espacios cerrados y a 50 personas al aire libre, para intentar frenar la transmisión comunitaria y evitar aglomeraciones durante estas fechas, en las que un año normal se habrían celebrado las fiestas. Además, continúan prohibidas las reuniones familiares a un máximo de diez personas “tanto en espacios públicos como privados” y en las mesas de bares y restaurantes –en terraza y en el interior– no puede haber más de seis personas y con distancia de seguridad interpersonal de 1,5 metros.

Casado ha lamentado la relajación que se observa dando un simple paseo, con personas que al llegar a una terraza se quitan las mascarillas aunque no estén consumiendo“. También ha instado a ”hacer las cosas bien“ para controlar la epidemia ”y no encontrarnos en la situación de marzo“. ”Si esto no fuera posible, sabemos que el confinamiento permite doblegar la pandemia, pero ninguno quiere llegar a esa situación“.

Este martes se han reunido la Junta de Castilla y León y los alcaldes de Valladolid, Salamanca y León para analizar con cada regidor la situación de su capital. Tras las tensiones entre el regidor socialista vallisoletano y Francisco Igea, Óscar Puente espera “recuperar la fluidez en el diálogo” para que todos sean “cómplices” contra la pandemia.

“Pronto” para saber si mejorará la situación en los hospitales

La situación no es sencilla en los hospitales, porque además de los enfermos de COVID-19, también hay ingresados por otro tipo de patologías. Cerca del 4% de los que se contagian llega al hospital, ya sea para ingresar en planta o en UCI. “Estamos justos de personal, vamos a más del 100% porque todavía hay gente de vacaciones”, explica a elDiario.es Carlos Dueñas, médico internista y coordinador COVID del Hospital Clínico de Valladolid.

“De momento se están compensando un poco altas con ingresos pero nos quedan unos días para ver resultados”, cuenta. “Los resultados tardan por lo menos dos o tres semanas en verse en los hospitales, porque hay que calcular 15 días de incubación de la enfermedad y unos siete días para presentar una clínica severa. Es un poquito pronto para saber si vamos a empezar a mejorar”, insiste.

Según concreta Dueñas, este martes [por la tarde] se ha empezado a notar “un menor número de ingresos”, puesto que en este centro hospitalario se han registrado tres ingresos y 8 altas. “La semana pasada estaban más o menos equilibrados ingresos y altas”, asevera.

Los tres hospitales de Valladolid y Salamanca son los que viven una situación más compleja. Según los datos de la Junta, en el Hospital Río Hortega de Valladolid, la UCI extendida está ya al 82% (27 de las 33 camas ya están ocupadas), en el Complejo de Salamanca la ocupación en UCI se sitúa ya en el 72%, con 39 de las 54 camas ocupadas. La unidad de críticos del Hospital Clínico de Valladolid no tiene tantos pacientes: hay 24 camas ocupadas de las 45 habilitadas (53%).

Sin embargo, el Clínico de Valladolid tiene una ocupación en planta del 90% (503 ocupadas de 563 habilitadas). El Complejo salmantino está al 86% de su ocupación (517 camas ocupadas de 598) y en Río Hortega de Valladolid, al 79% (395 pacientes hospitalizados en planta en un hospital en el que hay 499 camas habilitadas).

“Los hospitales están llenos de otras patologías aparte de la COVID-19 y ahora tenemos un poco más de trabajo de lo habitual porque no había nadie que pueda contratarse para sustituir en vacaciones, porque no hay bolsas de trabajo”, continúa el coordinador COVID del Hospital Clínico, que no descarta pedir voluntarios de otras especialidades “si la cosa empeora”.

“Se tienen que notar [las medidas]. Si pienso como sanitario exclusivamente, habrían sido más duras las medidas, pero también soy persona y hay que pensar en la economía. Si limitas los aforos, hay menos posibilidades de contagiarse y se tiene que notar. Si disminuyes el número de pacientes que se pueden contagiar... habrá menos hospitalizados”, sintetiza.

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