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Condenan en Palencia a 8 años y medio y a 12 años de prisión a dos hermanos por retener y agredir sexualmente a una joven

Audiencia Provincial de Palencia.

Javier Ayuso Santamaría

21 de noviembre de 2025 15:35 h

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La Audiencia Provincial de Palencia ha condenado a dos hermanos a 18 años y 6 meses de prisión, en el caso del mayor, y a 12 años de prisión, en el caso del menor, tras declararlos culpables de una serie de delitos que incluyen agresión sexual, detención ilegal, robo con violencia e intimidación, estafa y robo de uso de vehículo, entre otros. El tribunal ha considerado probado que ambos han mantenido retenida a una joven durante más de un día, coaccionándola y sometiéndola a un clima continuado de miedo.

El hermano mayor ha sido condenado por agresión sexual, detención ilegal, robo con violencia, estafa, robo de uso de vehículo, conducción sin permiso y negativa a someterse a pruebas de alcoholemia. Su hermano ha sido condenado por agresión sexual, detención ilegal, robo con violencia, estafa y robo de uso de vehículo. Ambos permanecían en prisión preventiva.

La Audiencia ha considerado que se produjeron actos de violencia sexual por parte de uno de los hermanos y actos de carácter vejatorio y humillatorio en los que intervino también el otro hermano, así como la imposición de pagos por transferencia electrónica que agotaron el saldo de la cuenta de la víctima. Ambos, según la sentencia, participaron en la privación de libertad de la mujer, en la apropiación y uso de un vehículo ajeno y en la conducta que la Sala califica como estafa leve continuada por el impago de servicios.

La Audiencia ha concluido que ambos han creado “una situación de terror real” para la víctima y que los hechos acreditados reflejan una actuación conjunta y sostenida destinada a dominarla, impedir su libertad de movimiento y forzarla a realizar actos contra su voluntad.

Según la sentencia, la joven inició “una relación a través de Instagram” con uno de los condenados y ambos acordaron encontrarse en marzo de 2024 en una localidad palentina. La situación derivó en intimidación y control desde el primer momento, hasta el punto de que la mujer no pudo abandonar la vivienda. En ese primer momento se produjo la primera agresión sexual y al día siguiente volvió a repetirse el episodio.

El tribunal ha señalado que la joven manifestó su negativa a continuar con lo que estaba sucediendo, pero el acusado hizo “caso omiso”, dando inicio a una situación que el fallo describe como privación de libertad. A partir de ese momento, la víctima pasó la noche sin atreverse a salir de la habitación, temiendo que pudieran repetirse los episodios de violencia.

A la mañana siguiente, el acusado llamó a su hermano, que se fue hasta la vivienda. Antes de su llegada, la joven fue obligada a enviar 50 euros mediante Bizum, un acto que la sentencia enmarca dentro del contexto de coacción. En ese momento, uno de ellos le ha dicho: “bueno, ya está bien, esto es un secuestro”, una frase que el tribunal ha considerado una amenaza directa.

La sentencia ha señalado que la joven fue intimidada de nuevo para realizar otros dos envíos de dinero, de 700 y 100 euros, quedándose prácticamente sin saldo. El fallo ha indicado que estos pagos “aprovechan la situación intimidatoria” y ha descartado que existiera voluntariedad por parte de la mujer.

El tribunal también ha recogido que la víctima sufrió un trato vejatorio y permaneció bajo un ambiente de miedo constante. Los agresores obligaron a la joven a desnudarse parcialmente y a adoptar posturas vejatorias, mientras uno de ellos le daba palmadas y ambos la insultaban. Más tarde, la han llevado atada y amordazada a un gallinero situado junto a la vivienda. Allí, según recoge el documento judicial, han encendido una motosierra y han hecho “varios cortes en el sillón junto a su cuerpo”, además de golpearla con el dorso de un cuchillo.

Horas después, los dos hombres dejaron la vivienda, dejándola inmovilizada. La víctima logró liberarse, escaló un muro y legó hasta una residencia de ancianos, donde pidió ayuda. Un testigo declaró en el juicio que la joven estaba “muy asustada” y manifestó que “la habían secuestrado”.

Los informes médicos confirmaron marcas en muñecas y tobillos compatibles con ataduras, así como lesiones derivadas de la huida. La inspección policial encontró en la vivienda cuerdas, herramientas y un sofá con cortes recientes, todos ellos coincidentes con la declaración inicial de la víctima.

El tribunal ha considerado plenamente verosímil la primera declaración de la víctima, señalando que su posterior falta de memoria o retractación se explica por el impacto psicológico sufrido y por el vínculo sentimental que, según la sentencia, ha retomado con el acusado durante su estancia en prisión. La sentencia ha afirmado que “obran en autos suficientes elementos de prueba” que corroboran lo relatado, apoyándose en las pruebas físicas, los testigos y los registros del domicilio.

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