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¿Deben los medios incluir a Vox en los debates electorales? La ley dice que sí, pero algunos periodistas discrepan

El cabeza de lista de Vox en las elecciones catalanas del 14F, Ignacio Garriga, acompañado por el líder del partido, Santiago Abascal

Arturo Puente

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Que Vox no tenga –aún– representación en el Parlament catalán no ha sido obstáculo para que haya gozado de abundante presencia en los medios durante la campaña. Ignacio Garriga ha aparecido en debates de medios públicos y privados, ha sido entrevistado como cualquier otro candidato y su partido ha tenido cuota de espacio para introducir anuncios electorales. La atención recibida por Vox ha hecho que se hayan levantado voces críticas contra las cadenas, que sin embargo alegan la ley y la doctrina de la Junta Electoral. Tal como señalan, los medios audiovisuales, principalmente los públicos pero también las televisiones y radios privadas, sobre el papel están obligados a dar a Vox minutos de pantalla. Sin embargo, profesionales y expertos discrepan de que esto deba cumplirse tal y como se ha hecho.

Comencemos por lo que dice la norma. Desde el año 2011 la ley electoral (LOREG) introdujo la obligación de seguir principios de “proporcionalidad y neutralidad” tanto en los medios públicos como en las televisiones y radios privadas por lo que respecta a debates y entrevistas de campaña. Esto supuso el desarrollo de los llamados “bloques electorales”, que encorsetó aún más la información de los partidos con representación parlamentaria.

Pero en 2015, año de la irrupción de Podemos y también del desembarco de Ciudadanos a la política estatal, la Junta Electoral hizo una interpretación para abrir espacios a estas formaciones y que, por ejemplo, pudieran participar en los debates. Fijó entonces la figura de los llamados “grupos políticos significativos”, para aquellos que no tuviesen representación pero que hubiesen obtenido más de un 5% en unas elecciones equivalentes.

Esto significaba, en la práctica, que aunque el partido de Pablo Iglesias no tuviese ningún diputado en el Congreso, por no haberse presentado a las elecciones de 2011, como en las Europeas del 2014 obtuvo más de 5% nacional, tenía derecho a participar en los debates y a ser entrevistado en los medios. Con todo, su presencia mediática durante la campaña siempre debería ser menor a la del último partido con representación en el Congreso.

De vuelta a las elecciones catalanas de 2021, son dos los partidos que no tienen representación en el Parlament: Vox y Junts, este último por razones técnicas al haberse presentado con otras siglas en los últimos comicios. Pero ambos cumplen el requisito impuesto por la JEC, pues tanto Vox como Junts se presentaron en las últimas generales y obtuvieron, en Catalunya, más del 5% de los votos. Así que en el plan de medios que elabora la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) incluye a ambos tanto en la rueda de entrevistas como en los debates, en tanto que “grupos políticos significativos”. RTVE optó por lo mismo para dar voz a Garriga y Laura Borràs en los programas de la radio televisión pública española centrados en la campaña catalana.

Los efectos de la decisión tomada por las cúpulas de las cadenas se ha ido viendo a lo largo de la campaña y este martes se pondrá aún bajo el foco cuando TV3 celebre su Debat, el que por audiencia e influencia tiene más peso. Pero, a partir de aquí, las dudas y voces molestas con la decisión. Por ejemplo, la del Consejo Profesional de TV3, que el 31 de enero pasado emitió un comunicado en el que manifestaba sus reticencias y descontento por la fórmula elegida.

“Queríamos dejar clara la disconformidad de la redacción con tener que cubrir la campaña de un partido que no respeta los derechos fundamentales, los valores universales de convivencia ni la diversidad cultural y étnica”, explica Mireia Segú, presidenta del Consell Professional de TV3. “Solo hace falta haber seguido un poco sus campañas para ver el acoso contra la inmigración y la criminalización que hace de ello”, apunta.

La periodista asegura que desde el Consell Professional no lo planteaban como una batalla contra la JEC, pero que sí consideraban que el plan de cobertura debía haber incorporado a las formaciones sin representación en función de su interés periodístico. “Deben incluirse formaciones que no tienen representación, pero sin darles esta cuota de entrada que se le ha dado a Vox”, opina Segú, que señala que en TV3 en otras ocasiones ya se ha dado voz a formaciones sin representación pero que se ha entendido que tenían un interés informativo. “No tendría sentido que cubramos una campaña, donde se explica quién se presenta y cuáles son las normas del juego, sin hablar de todo el mundo, pero siempre desde el punto de vista periodístico, no por una imposición”, asegura la periodista.

Otras voces de la cadena van más allá y apunta a que la razón por la que la dirección optó por no hacer una batalla política de esta cuestión es por que ponía en peligro la cobertura de Junts, que sobre el papel estaba en una situación similar.

Al comunicado de los profesionales de TV3 se sumó el viernes pasado la manifestación del comité de Betevé, la cadena pública local del Ayuntamiento de Barcelona. “La campaña de la extrema derecha, ahora extraparlamentaria en Catalunya, no debe tener espacio en un medio público que vela por la libertad de expresión y promueve la convivencia y el respeto a toda la ciudadanía”, afirmó este comité profesional, que señaló su rechazo a la cobertura de Vox pese a la imposición de la JEC.

Informar o hacer el vacío

Una de las circunstancias de esta campaña es que, por los diferentes calendarios electorales de cada institución, mientras que Vox es un partido sin representación en el Parlament, recientemente se ha convertido en la tercera fuerza del Congreso. Esto produce cierta asimetría a la hora de establecer criterios informativos. Así lo cree el historiador Xavier Casals, experto en movimientos de ultraderecha, quien alertó en su momento sobre la sobreexposición mediática que se le estaba dando a Vox, por ejemplo en la campaña andaluza. “Fue sorprendente como se eclipsó al PACMA, una formación que tenía mejores perspectivas en las encuestas, mientras se le daba importancia a Vox”, recuerda el historiador.

Sin embargo, Casals apunta a que en este momento las cosas son muy diferentes. “No estamos ante la eclosión de una nueva formación, ni ante una realidad que sea invisible o incipiente en Catalunya, sino ante un partido grande, que es el tercero del Estado, con capacidad para presentar mociones de censura, impugnar leyes o ser decisiva en una votación”, apunta. Por esta razón, considera que en estos momentos no tendría sentido que Vox no tuviera cobertura informativa en Catalunya.

Ahora bien, el experto pone el acento sobre cómo informar. “La tarea de los informadores es complicada porque no ha de infravalorar ni sobrevalorar lo que representa Vox”, explica. Con todo, Casals resalta que “siempre será mejor la información que la desinformación”, por lo que, a su entender, el día 14 de febrero por la noche es mejor que el lector tenga las claves para poder interpretar el resultado que obtenga la extrema derecha.

Medios privados, más margen pero no del todo

Según la doctrina asentada por la JEC son los medios audiovisuales públicos quienes están más sujetos a un control más estricto. Sin embargo, la reforma electoral introducida en 2011 también pone límites y obligaciones a los medios audiovisuales privados, entendidos como las cadenas de radio y televisión. La Junta Electoral ya entendió en 2019, ante un requerimiento del Partido Comunista de los Pueblos de España a cuenta de un debate electoral, que la Cadena Ser estaba obligada a cumplir los requisitos de proporcionalidad pero no así El País en su emisión digital.

Sin embargo, en esta campaña catalana, los medios privados han optado por diferentes fórmulas. En el primer debate entre candidatos, organizado por La Vanguardia, el candidato de Vox Ignacio Garriga estuvo presente. En cambio, en el que celebró la Cadena Ser unos días después, la formación no fue invitada. “Nos les dijimos nada, simplemente encajamos el debate el día que mejor venía al resto de participantes sin invitar a Vox”, relata Pablo Tallón, redactor jefe en Ser Catalunya. Este periodista explica que dejar fuera a la formación fue una decisión editorial, como partido sin representación, y revela que los de Abascal se quejaron sin llegar a amenazar con ir a la Junta Electoral. “Tampoco les entrevistaremos en Aquí –el programa matinal en catalán conducido por Josep Cuní–. Cuando entren en el Parlament será otra cosa, pero por el momento consideramos que no tenemos ninguna obligación”, explica Tallón.

Respecto a los medios privados, uno de los casos que más revuelo causó ocurrió en abril de 2019, cuando Atresmedia organizó un debate para ser emitido en Antena 3 y La Sexta, en el que invitó a cinco líderes: Pedro Sánchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Santiago Abascal. Se trataba de los cuatro principales candidatos a la presidencia y, un quinto que, pese a no gozar de representación aún, todas las encuestas pronosticaban que se convertiría en una de las mayores fuerzas parlamentarias, como acabó siendo. Sin embargo, Junts per Catalunya utilizó la propia jurisprudencia de la Junta Electoral para expulsar a Abascal del debate, alegando que había muchas otras formaciones, como ellos mismos, con más derecho a participar del encuentro que Vox. La JEC les dio la razón y Atresmedia tuvo que acabar excluyendo a Abascal.

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