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Los presupuestos reavivan el debate interno en la CUP aunque sin la división de la investidura

Grupo parlamentario de la CUP este martes

Oriol Solé Altimira

La CUP ha vuelto a garantizar la estabilidad del Govern este martes. Los votos de los anticapitalistas y de Junts pel Sí han rechazado las enmiendas a la totalidad a los presupuestos del resto de la oposición. La CUP ha avalado inicialmente las cuentas sabiendo que el gasto gubernamental queda fijado en 24.442 millones de euros y que JxSí no tendrá ningún problema en volver a rechazar junto al PP cambios fiscales progresivos. Dentro de un mes la CUP tomará una decisión definitiva sobre las cuentas, aunque desde el Govern ya dan por descontado su apoyo.

Según se desprende de las fuentes cupaires consultadas, decidir sobre los presupuestos lleva al partido a un cierto grado de ebullición interna, pero en esta ocasión el agua del cazo cupaire no se derramará. “Si no hubiera debate interno no seríamos la CUP”, recuerda una voz de los asamblearios.

Tanto los partidarios de dar el 'sí' a las cuentas como los del 'no' comparten que los presupuestos presentados por Junqueras no son los que haría la CUP. Asimismo, existe el compromiso de no volver a airear las discrepancias internas, como sucedió durante el debate sobre la investidura y cuando se rechazaron los presupuestos de 2016.

La mentalidad ahora es pensar antes de hacer el tuit, dejar las críticas para las asambleas analógicas en vez de las redes digitales y preparar la reacción hacia afuera a la hora de comunicar la decisión sobre las cuentas –ya sea 'sí' o 'no'– en vez de priorizar la estrategia interna. También hay una conjura para resistir a la presión para aprobar las cuentas sin proponer cambios que Convergència ya ha empezado a reclamar.

Así, la CUP quiere introducir modificaciones en las cuentas para aprobarlas, en especial en los capítulos de gasto, tras constatar la dificultad de erosionar a JxSí respecto a los ingresos. Y es que ERC asumió la semana pasada por primera vez en público y sin rodeos las tesis sobre fiscalidad de Convergència y rechazó subir el IRPF al 4% de contribuyentes catalanes que declaran más de 60.000 euros. En conjunto, las enmiendas que la CUP ha registrado suposen reubicar 760 millones de euros de gasto.

La diputada de la CUP, Eulàlia Reguant, ha recordado este martes a Junqueras desde el atril del Parlament las tres condiciones cupaires para dar el 'sí' a las cuentas. En primer lugar, que garanticen la celebración del referéndum y del proceso constituyente de un estado independiente. También ha reclamado un “rescate social para visualizar que la República que construimos es la del 96% y se garantizan todos los derechos”

En este sentido, los cupaires introducirán enmiendas para financiar la Renta Garantizada de Ciudadanía (RGC) –que no está contemplada en el proyecto inicial de presupuestos– sacando recursos de los sueldos de altos cargos y de varios organismos gubernamentales. También Ciutadans, PSC y Catalunya Sí Que es Pot han reclamado incluir la RGC en las cuentas, por lo que este capítulo se postula como uno de los que centrará el trámite parlamentario de las cuentas.

Pros, contras y consecuencias

Con todo, tanto apoyar los presupuestos como rechazarlos tendrá consecuencias para los cupaires. Puigdemont ha anunciado que convocará elecciones anticipadas si la CUP no apoya las cuentas. Aunque el número de diputados a conseguir sea de las últimas preocupaciones en la mente de los cupaires, sí es motivo de análisis qué pasaría si la mayoría independentista actual del Parlament desapareciera tras unos nuevos comicios.

Por el otro lado, en caso de aprobar las cuentas, se podrían descoser las complicidades que la CUP y otras organizaciones de la izquierda independentista han tejido junto a sindicatos y movimientos sociales en los últimos tiempos. La CGT ya mandó un avisó el mes pasado a la CUP (y a BComú) ante lo que consideró una “domesticación e institucionalización en nombre de la transversalidad con la burguesía”. Además, los sindicatos de profesores han convocado en protesta contra las cuentas una huelga para el 9 de febrero, día en que está prevista su votación definitiva.

En el plano meramente partidista, aprobar unos presupuestos que no revierten los recortes y que mantienen la presión fiscal a las rentas altas daría más argumentos a las fuerzas que consideran que la idea de la CUP de inclinar el independentismo hacia la izquierda es una ficción y que el proceso soberanista es la tabla de salvación de la derecha catalana para mantenerse en el poder y que nada cambie.

Sopesados los pros, los contras y sus consecuencias, los cupaires tomarán la decisión definitiva el próximo 28 de enero. “Lo volverá a decidir la militancia de base, como todas las decisiones relevantes de la legislatura”, remarca una fuente de la CUP.

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