Estamos usando y pagando la sanidad privada sin saberlo.
En mi centro de atención primaria (CAP) público hacen mamografías en las instalaciones que, como todo en la sanidad pública, pagamos entre todos los contribuyentes. Cada dos años me tengo que acordar de pedir hora. Pero desde hace cuatro años, también cada dos años, me llega una carta en un papel muy elegante con un tríptico a todo color del Programa de Detección Precoz de Cáncer de Mama del Parc Salut Mar de Barcelona, en mi caso, en el Hospital de l’Esperança. La carta me da hora para una mamografía sin yo pedirla. Con curiosidad me presenté a mi cita en l’Esperança y comprobé que la Unidad era lujosa comparada con la del CAP, sin colas y con lo que me pareció un exceso de personal atendiéndome como si quisieran venderme algo.
Pregunté a las recepcionistas y a las enfermeras si yo tenía que pagar por tanta atención y servicio, y que por qué se me había citado si yo ya me hacía las mamografías en mi CAP. A la primera pregunta me contestaron que era “gratis”. A la segunda pregunta no recibí una respuesta coherente de ninguna de ellas. Unas dijeron que el servicio existía porque a veces algunas mujeres ser olvidaban de pedir hora en su CAP, y otras me dijeron que era para “las mujeres que no tenían CAP”, situación que no se da (las mujeres que no tienen tarjeta sanitaria no se pueden hacer mamografías en ninguno de los dos sitios). Otras no estaban seguras. Y yo no me creí ninguna de las respuestas.
Lo que sí saqué en claro es que este servicio en el Hospital de l’Esperança no es necesario porque duplica el que ya tenemos en el CAP, pero sobre todo que no es gratis. Este programa lo pagamos los contribuyentes a través del dinero que la Generalitat paga a esa unidad al comprar sus servicios. La administración pública contrata un número específico de mamografías de Parc Salut Mar, y la unidad corre detrás de las mujeres con cartas y llamadas para cubrir su cupo y asegurarse que no nos hacemos las mamografías en nuestro CAP. Los contribuyentes estamos pagando innecesariamente la duplicación del servicio para que el dueño de la unidad haga negocio con nuestro dinero que le da la Generalitat.
Hace poco me enteré que en la Comunidad de Madrid utilizan métodos más agresivos para que los pacientes abandonen la sanidad pública y acudan a la sanidad privada “gratis”. Cuando un paciente entra en lista de espera para una intervención, esa información, no sabemos cómo, pasa a un centro de llamadas (call centre) privado, contratado por la Comunidad de Madrid. El call centre llama al paciente y le mandan cartas presionándole (hay pacientes que se han quejado del acoso de estos call centres) para que se opere en una clínica privada “gratis” (o sea, pagada por los contribuyentes a través de los impuestos), una que tiene contrato con la administración pública para hacer un mínimo específico de intervenciones. Para cubrir ese cupo, se presiona, se mete miedo y crea confusión al paciente que cree, erróneamente, que la llamada telefónica es de su hospital o de la administración sanitaria pública. Aunque la lista de espera no sea larga, esa llamada promete al paciente la operación en un tiempo más corto (aunque solo sea una semana más corto que en su hospital). Los pacientes dudan, ya que la mayoría prefieren operarse con el médico que ya conocen y en su propio hospital.
Pero entre el estrés de estar enfermo y la vulnerabilidad de estar ante una operación, y con la presión del call centre se acaba por convencer a muchos pacientes a acudir a la privada.
Pensábamos que esta práctica poco ética y, posiblemente, ilegal, se llevaba solo a cabo en el mundo hospitalario de la Comunidad de Madrid. Pero ahora nos llega información de que se está llevando a cabo en el Hospital de Mataró. Enfermos en las famosas listas de espera manipuladas por el Sr. Boi Ruiz, están recibiendo llamadas para acudir a operarse en la “privada gratis”. Esto está ocurriendo con los pacientes que están esperando operaciones que, por ley, tienen un tiempo de espera limitado, como las de rodilla. Aún no sabemos cuál es el call centre que está haciendo estas llamadas, quién es el dueño del call centre, cómo consiguió el contrato con la Generalitat y cómo consiguen la información confidencial: los nombres y teléfonos de los pacientes en lista de espera. Pero no tardaremos en averiguarlo y denunciarlo.
Esta práctica nos es muy conocida, desde hace años, a los enfermos del Síndrome de Fatiga Crónica/ Encefelomielitis Miálgica, enfermedad inmunológica, que somos, según el Collectiu Ronda de Abogados, el grupo de enfermos en Catalunya más desatendidos y maltratados en los últimos 20 años. En el Hospital de la Vall d’Hebrón de Barcelona, el médico que atiende (aunque según los pacientes, “atender” no sería la palabra adecuada), el Dr. José Alegre Martín, coordinador de la Unidad del SFC, tiene prácticas conocidas por todos (incluido por el Departament de Salut que no han hecho nada al respecto, aún con quejas formales de las asociaciones de enfermos del SFC) como la de dar al paciente, en su primera visita, el teléfono de su consulta privada diciéndoles que así se ahorrará la lista de espera de 2 años (sí, de 2 años desde hace 15 años). En la privada, como ya hemos denunciado, el Dr. Alegre no hace las analíticas y tratamientos relevantes, pero hace toda una batería de analíticas innecesarias por 750 Euros que, en realidad, cuestan una pequeña fracción de eso. Los pacientes colaboran porque están desesperados por saber qué enfermedad tienen (después de años de oír que lo suyo es “cuento”) y por arregla sus problemas laborales después de tantas bajas “sin justificación”.
En el Hospital Clinic de Barcelona, también desde hace unos años, los pacientes del SFC saben que la lista de espera para la Unidad del SFC es de 2,5 años (para todas las visitas, no solo las primeras), unidad que funciona solo por las mañanas. Pero también saben que pueden acudir por la tarde al mismo especialista del SFC, en el mismo hospital, en el mismo despacho, con la misma silla, mesa, ordenador y el mismo historial clínico (por la tarde se llama “BarnaClinic” y la recepcionista no es la misma que por la mañana) que ya han pagado los contribuyentes. Pagando 150 Euros, el paciente puede acceder al especialista en BarnaClinic, para que le dé un informe. Las muy necesarias analíticas de inmunología y virología y tratamientos que el paciente necesita no se hacen ni por la mañana en la pública ni por la tarde pagando.
En el caso de los pacientes del SFC del Clinic, no están pagando dos veces por el servicio como con mis mamografías, sino tres veces: una vez al hospital (aún público) a través de los impuestos, la segunda también a través de los impuestos que pagan toda la infraestructura de BarnaClinic, y una tercera directamente del bolsillo. No es repago. Es tripago.
Y todo esto se consigue amenazando, metiendo miedo, presionando y camelando a los enfermos.
Y tú ¿lo vas a denunciar?