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España y Francia sellan el Tratado de Barcelona y estrechan su alianza estratégica en Europa

Macron y Sánchez, junto a las autoridades locales, al inicio de la cumbre hispano-francesa

Arturo Puente

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España y Francia han firmado este jueves en Barcelona un tratado de amistad que sella una alianza al máximo nivel entre los dos países, una categoría que para el Estado galo solo tenían hasta ahora Alemania e Italia y, para España, únicamente Portugal. Ambos estados negociaban desde hace tiempo este documento, que dota de un nuevo marco jurídico a las relaciones de ambos y que, a nivel político, supone un acercamiento estratégico entre dos grandes estados europeos. España y Francia nunca habían estado tan bien avenidas y eso debe notarse en el juego de alianzas de la Unión Europea, según opinan ambos gobiernos.

El acuerdo supone además una nueva medalla del Gobierno de Pedro Sánchez en política internacional, una materia en la que Moncloa está centrada a la espera de la llegada de la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, que comenzará a partir de julio y durante seis meses. “Como ya lo hizo Francia durante su presidencia, vamos a defender intereses de ambos países, como la autonomía estratégica”, ha remarcado Sánchez durante su intervención.

Pese a algunos roces de vecindad, Sánchez y Emmanuel Macron han estado con frecuencia del mismo lado en la mayoría de grandes debates europeos y quieren seguir haciéndolo en temas centrales como la regulación del mercado energético común, una de las carpetas que se abre ahora y en la que Macron espera contar con Sánchez para ganar el pulso a Berlín.

“Este tratado no solo refuerza a ambos países sino también nuestro proyecto común de la UE”, ha asegurado Sánchez, que ha destacado que entre Francia y España se han tejido unas fuertes relaciones que están llamadas a durar en el tiempo. “Queremos afrontar juntos los desafíos venideros y hacer por y para Europa”, ha indicado Sánchez.

Los dos presidentes han citado dos cuestiones centrales para esta nueva alianza: la respuesta a los planes contra la inflación de Estados Unidos para el refuerzo de la industria europea y la reforma del mercado energético, en el que ambos países ya han presentado sus propuestas. “Si Europa no reacciona la aceleración de la descarbonización de la industria norteamericana significará la desindustrialización europea”, ha alertado Macron.

El presidente francés también ha destacado la gran capacidad de cooperación que han tenido históricamente los dos países, de lo que ha destacado la lucha contra el terrorismo. Pero ha considerado que los acuerdos alcanzados ahora permitirán una mayor concertación en el ámbito económico, de las conexiones ferroviarias, energéticas y de gas, en el ámbito educativo, defensivo y de relaciones internacionales. “Desde la incorporación de España a la Unión Europea, hemos constatado una visión muy cercana entre ambos países. Tenemos la misma idea de una Europa democrática”, ha destacado el mandatario francés.

La cumbre se ha celebrado en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), situado en plena montaña de Montjuïc, y ha contado con la participación de los presidentes, además de 10 ministros de cada país. La elección de Barcelona por parte del Gobierno ha sido polémica. El independentismo ha protestado en la calle como respuesta a las palabras del ministro Félix Bolaños, que había considerado que celebrar la cumbre en la capital catalana certificaría el fin del procés.

Las entidades y los partidos partidarios de la secesión han logrado concentrar unas 6.500 personas según la Guardia Urbana (30.000 según los organizadores) bajo el lema “aquí no se ha acabado nada”. “Queremos dejarle claro a Sánchez que el conflicto político no se ha acabado”, ha destacado el presidente de ERC, Oriol Junqueras, que ha abandonado la concentración tras ser abucheado por un grupo de independentistas.

El formato de las cumbres bilaterales entre estados, como la que se ha celebrado en el MNAC de Barcelona, es muy constreñido, tanto en los actos protocolarios como en las reuniones que se celebran. Tras los actos de recibimiento a Macron de los anfitriones, Sánchez y las autoridades locales, los presidentes se reúnen en privado, así como todos los ministros con sus respectivos homólogos, por un tiempo aproximado de una hora. En este caso han participado las tres vicepresidentas, de Economía, Trabajo y Transición Ecológica, además de los ministros de Defensa, Exteriores, Interior, Transportes, Educación, Agricultura y Cultura, con los responsables correspondientes por la parte francesa.

España y Francia, más que aliados

El Tratado de Barcelona sitúa a España en el nivel más alto de relaciones con Francia, una categoría que compartirá con Italia y Alemania, mientras que España hasta ahora solo tenía este vínculo de amistad tan estrecha con Portugal. El documento firmado, que sustituye al anterior de 1983, consta de 10 títulos, entre los cuales el segundo se refiere a asuntos europeos, el tercero a la política exterior, el cuarto a justicia e interior, el quinto a cultura y educación, el sexto a economía e industria, el séptimo a desarrollo sostenible, energía y transportes, el octavo sanidad y trabajo, y el noveno dedicado a la voluntad de avanzar en una estrategia de “cooperación transfronteriza”.

Una de las cuestiones más destacadas del nuevo marco jurídico que reglará las relaciones bilaterales entre ambos países es que, por primera, vez se establecerán un consejo bilateral de Defensa y Seguridad, que reunirá a los ministros de ambos países una vez al año, y también un grupo mixto de Interior para acompasar las políticas migratorias.

La coordinación institucional buscará la máxima interlocución entre ministerios e, incluso, alcanzará un estadio simbólico inédito con la presencia de un ministro del otro país en los consejos de gobierno del vecino, una vez por trimestre.

Además del nuevo tratado, la joya de la corona de la cumbre, las delegaciones llegaban con otros temas debajo del brazo. España está especialmente interesada en las conexiones transfronterizas, tanto en lo que respecta a los enlaces ferroviarios como en lo que tiene que ver con la apertura de los pasos fronterizos pirenaicos, que París decidió cerrar físicamente durante la pandemia por razones anti-terroristas.

Dos años después, algunos de estos pasos continúan vedados pese a los inconvenientes que generan a los habitantes de la zona. Fuentes españolas cifran en este momento en 8 los pasos cerrados, después de que en su momento llegaran a ser más de una veintena, y esperan que se sigan reduciendo, aunque no ha habido un acuerdo en este ámbito.

Sí aparece en la agenda la cuestión ferroviaria, con el objetivo de España de que el país vecino mejore la interconexión con el corredor mediterráneo, sobre todo en el tramo Montpellier-Perpignan, 160 kilómetros que en este momento suponen un embudo para los trenes que llegan desde la Península. En el Ministerio de Transportes también hay disgusto por las malas conexiones viarias entre Barcelona y París.

Respecto al hidroducto Barcelona-Marsella, H2MED, pese a que la cuestión es una prioridad para ambos países, no será protagonista de la cumbre porque ya fue zanjada en la cumbre del MED-9 en Alicante, en diciembre pasado.

Aragonès, a Macron: “Catalunya quiere ser un aliado”

Debido a las palabras del ministro y a la reacción del independentismo, la participación del Pere Aragonès en la cumbre ha estado bajo el foco de atención en los últimos días. El líder republicano anunció su presencia, argumentando la necesidad de que la Generalitat y el independentismo no abandonen ningún espacio de representación, así como también de no girar la espalda a Macron, habida cuenta de las grandes relaciones comerciales entre Catalunya y Francia. Con todo, algunos independentistas han criticado la presencia del president en la cumbre, incoherente, a su parecer, con el hecho de que ERC se concentre ese mismo día para protestar contra el significado político del evento.

Finalmente Aragonès ha participado junto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la presidenta de la Diputación de Barcelona, Nuria Marín, en el recibimiento que Sánchez ha hecho a Macron, que ha llegado poco antes de las 11 horas al MNAC.

Previamente, Sánchez y Aragonès habían estado charlando en el momento de la espera, mientras que después Aragonès ha aprovechado el apretón de manos con Macron para deslizarle que “Catalunya quiere ser un aliado europeo”. El president ha abandonado el recinto poco después y ha evitado estar presente en el momento de los honores militares, cuando han sonado los himnos de ambos estados.

Aragonès ha aprovechado la presencia del Gobierno francés en Barcelona para tratar de hacer llegar sus reivindicaciones al país vecino, también desde la prensa. El president de la Generalitat ha dado una entrevista a Le Figaró y ha publicado una tribuna en Le Monde. En ambos casos, reitera la vocación europeista del independentismo catalán y pide aprovechar las actuales circunstancias para pactar un referéndum de autodeterminación.

“Hay quien ha querido utilizar la cumbre para intentar imponer la percepción de que el conflicto político ya se ha resuelto, pero en Catalunya sigue existiendo una mayoría sólida y transversal que quiere decidir pacífica y libremente el futuro político del país”, ha afirmado Aragonès en una comparecencia tras la cumbre.

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