En el programa Amb filosofia, de TV3, dedicado a la libertad, el filósofo Paolo Flores cita una frase de Hannah Arendt que me ha paralizado: “El buen padre de familia es el gran criminal del siglo XX.” Y lo explica: “El buen padre de familia, aquel que sólo se ocupa del bienestar de su familia y desprecia la vida pública, los compromisos políticos, etc., es el gran criminal del siglo XX porque su actitud pasiva contribuyó al nacimiento de los fascismos”.
Enseguida me han resonado las palabras de mi madre cuando la pasada noche preelectoral, muy afectada después de haber visto el documental El negocio de la sanidad, le rogué que reconsiderara su voto. Y me dijo: “No llores por los demás niña, ellos no llorarán por ti. Yo ya he pasado mucha hambre, no me vengas con las penas de los demás, a mí me preocupas tú. Ahora me has dejado preocupada y no podré dormir esta noche”.
Mi madre no desprecia la vida pública, pero tampoco la precia. En mi casa han pasado mucha hambre y no han hecho más que trabajar y ahorrar, trabajar y ahorrar, y quizás no han sido muy acertados en muchas cosas. Pero de lo que estoy segura es de sus buenas intenciones y que sólo han creído en el hecho de trabajar y trabajar para ganar dinero y que a sus hijos no les faltara de nada y que nunca pasaran el hambre que pasaron ellos. Es todo lo que han sabido hacer, el resto creo que en gran parte se lo hemos enseñado a los hijos cuando hemos podido.
Teresa Forcades, parafraseando Casaldáliga, dice que hay dos absolutos: Dios y el hambre. Mis padres han sido santos devotos del dios del hambre y poco más.
Nunca han comprado nada a plazos, porque no han querido deber nada y siempre han mirado la cáscara. Pero un día el señor del banco de toda la vida aseguró a mi madre que las preferentes eran la única opción totalmente segura y garantizada para guardar el dinero. Mi madre ya ha perdido un 40% de todo lo que tenía, y tiene hasta la médula que nadie hará nada, ni llorará por nadie. Soy la hija desheredada de mi madre. Bankia ha robado el dinero y el sentido de la vida de mi madre. Nuestros bancos nos roban de todos los colores, y cuando digo nuestros, lo digo con toda la propiedad. Los bancos son míos. Como dice Itziar González, “si rescatamos los bancos, los bancos son nuestros, mandamos nosotros”.
En otro momento del programa, el filósofo Amador Vega dice que la libertad es pobreza. Cierta ligereza, no tener mucho, nos hace más libres. A mí me hace más libre. Soy afortunada porque no he pasado el hambre que ha pasado mi madre, y es la primera vez que me interesa la política, porque es la primera vez que escucho la fuerza de la calle, de la gente, de la lucha por la solidaridad, la confianza.
El horizonte se nos ha hecho más ancho y diverso. Escuchar David Fernández en el Parlament será muy amplio y al mismo tiempo muy concreto, como lo es escuchar Esther Vivas, Arcadi Oliveras, Teresa Forcades, Ada Colau, Itziar González, Elisenda Roca, Marta Sibina y Albano Dante de Cafèambllet, Marcos Andrés y los amigos huelguistas de Telefónica, Santiago Auserón, Mayte Martín, José Pintó, Patricia Miralles, Maria, Gina, Judit ... Hay tantas personas que están siendo referentes de amor y libertad que seguro que saldremos de este cáncer de pensar sólo en uno mismo y la propia familia. No queremos ser los asesinos del siglo XXI.
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