El 9 de noviembre de 2014 queda lejos. Muy lejos. Todos seremos un año más viejos. Vete tú a saber donde estaremos. Algunos se dejarán la vida por el camino. Hay una persona, sin embargo, que sí que sabe donde estará. O, por lo menos, cree haberse garantizado su futuro hasta entonces después de haber firmado un contrato laboral con quién podía renovárselo por un par de años. No me refiero a Andrés Iniesta o Xabi Alonso. Estoy hablando de Artur Mas y de Oriol Junqueras. Artur Mas continuará com presidente de la Generalitat porque Derecha Republicana de Catalunya le aprobará los presupuestos, con lo que se garantiza un año de estabilidad para su gobierno y, si se tercia, puede prorrogarlo otro.
Para obtener este aval, Mas se ha sacado de la chistera una doble pregunta imposible para un hipotético referéndum sobre el futuro de Catalunya. No hay profesor de Derecho Público o Constitucional ue encuentre sentido y rigor en la famosa pregunta en árbol, pero Junqueras ha encontrado en ella la excusa perfecta para ir tirando millas en el “procesos” soberanista.
Un “proceso” que ahora se va unos días de vacaciones. Es Navidad y no hay prisa. Los presupuestos están a buen recaudo y la silla de Mas no corre peligro.
Algunos hablan de choque de trenes. El ex-presidente del gobierno español, Felipe González, de choque de transatlánticos. Yendo más lejos, el sociólogo Manuel Castells ha sido el primero en poner por escrito y publicarlo en un medio de comunicación convencional que prevé que el choque acabará con incendios y muertos. Pero yo más bien que vamos hacia un choque de caracoles.
Ni Mas ni Rajoy tienen prisa. Ya les va bien el ritmo que lleva el “proceso”. Ralentizarlo hasta noviembre les dará aire. Mientras, uno podrá dedicarse a desviar la atención de otros problemas a la par que denuncia el “egoísmo” independentista y aprueba leyes trogloditas como la del aborto. El otro podrá continuar hurgando en la herida abierta de los socialistas catalanes, divididos internamente entorno a esta cuestión, a base de llevar el debate a consistorios, consejos comarcales, diputaciones y, si es preciso, a las escaleras de vecinos.
Para que no les digan no de entrada y para poder mantener vivo el contencioso durante unos cuantos meses (vacaciones de Semana Santa y verano incluidas), el portavoz del Gobierno de la Generalitat, Francesc Homs, ya ha avanzado que la convocatoria de la consulta se firmará lo más tarde posible. Lo más tarde posible es el 30 de setiembre.
Luis del Olmo reclamaba en una entrevista reciente que “acabe pronto la pesadilla soberanista”. Si depende de CiU-ERC le hará falta paciencia. Mucha paciencia. Como a millones de catalanes, independentistas o no.
Los caracoles no tienen prisa.
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