Las constantes amenazas y proclamas que el Ministro imputa a la escuela de Cataluña, son en realidad una perfecta cortina de humo y un ruido mediático para favorecer y esconder sus intenciones de fondo, intenciones inscritas en el proyecto de Ley que tiene previsto aprobar a finales de diciembre.
El Ministro quizás desconoce la realidad de les pueblos, de las gentes y muy especialmente de los maestros y profesores de España, ellos tienen memoria y reconocen en sus propuestas sobre educación y sobre los ataques a un chivo expiatorio, en este caso Cataluña, su voluntad de reproducir miméticamente la escuela tradicional y uniformadora que no deseamos, precisamente porque no la olvidamos.
No queremos regresar al pasado, a la escuela tradicional, memorística, excluyente, uniformadora, autoritaria i antidemocrática que configura su proyecto de Ley y no permitiremos sus constantes ataques a las conquistas que la democracia ha aportado a la escuela.
Sus declaraciones son en realidad un claro ataque a la escuela y muy especialmente a la escuela pública que tanto ha costado conquistar y a la que no estamos dispuestos a renunciar, no en Cataluña, no en todo el Estado Español.
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