Sólo un 3,8% de la población de Catalunya consideró en 2011 que la democracia funcionaba bien y no necesitaba cambios. Un 24,9% manifestó que no funcionaba bien y necesitaba muchos cambios; un 15,8% que no funcionaba bien y necesitaba un cambio total y un 52,7% que funcionaba bien, pero necesitaba cambios. Teníamos y tenemos un problema grave con nuestra democracia y las maneras de hacer política. Desde entonces hemos visto crecer el proceso soberanista y la movilización indignada del 15-M. Al hacer balance de año III del 15-M destacábamos la emergencia electoral. Y al hablar de emergencia podíamos entender dos cosas diferentes que no son excluyentes: la aparición de proyectos electorales relacionados de alguna manera y las urgencias que los acompañan. Esto se pudo comprobar en las elecciones europeas. Los resultados de Podemos pueden ser una muestra de las expectativas de una parte de la población para poder conectar con una nueva opción política que pueda estar más cerca de ellos. Ya lo habían podido experimentar, también, en otro formato, con la entrada de la CUP en el Parlament de Catalunya en 2012. Esta emergencia no ha desaparecido con el final del proceso electoral de las europeas, incluso se ha acelerado pensando ya en las municipales. La abdicación de Juan Carlos I a la Corona, también ha ayudado. El recuerdo de las elecciones municipales de 1931 que significó la victoria de las candidaturas republicanas en la mayoría de capitales de provincia se ha unido con la reivindicación del derecho a decidir democráticamente el tipo de estado. Se considera que, a diferencia de lo que ocurrió en la Transición, ahora no hay motivos para no abrir todos los debates que sean necesarios.
La iniciativa electoral que ha generado más atención mediática, por ahora, es la propuesta de una plataforma para promover una candidatura de confluencia en la ciudad de Barcelona (Guanyem Barcelona). El hecho de que haya aparecido el nombre de Ada Colau, hasta hace poco portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, seguramente ha tenido mucho que ver. Pero no es la única iniciativa que está en marcha, cabe destacar el Encuentro Popular Municipalista impulsada por la CUP. Pero esto apenas empieza, si no hay novedad, las elecciones deberían ser en mayo de 2015. Y son muchos los municipios donde parece que se intentan hacer gestiones para lograr propuestas electorales que signifiquen un replanteamiento de la política institucional existente donde se puedan encontrar partidos convencionales con larga trayectoria en los ayuntamientos como pueden ser ICV-EUiA, ERC, CUP... y partidos que no han estado, nuevos partidos y nuevos espacios de participación y organización como Procés Constituent. Hay dos ideas que suelen guiar estos intentos: es la peor época que nos ha tocado vivir por la situación sociopolítica y es el mejor momento para intentarlo. La propuesta de Guanyem Barcelona se ha distinguido, por ahora, entre otras cosas, por esta llamada a la confluencia. Existe la voluntad de crear un nuevo espacio donde encontrarse gente, provenga de partidos o no, para buscar articular una propuesta que responda a lo que una parte importante de la gente de Barcelona, y de cualquier municipio, podría desear. No hay mucha tradición, cultura, ni experiencia, pero hay quien lo ve deseable, necesario, e incluso imprescindible si verdaderamente se quiere probar de alcanzar los objetivos compartidos.
El hecho de que detrás de este tipo de iniciativa encontremos personas y colectivos que no se habían planteado la opción electoral también es una novedad. No entendían que fuera su espacio. Ahora esto ha cambiado. Las instituciones no son un fin, son un medio para todo lo que quisieran hacer. Un medio más, porque en muchos casos estas personas y colectivos ya llevan tiempo trabajando, haciendo política e incluso se han convertido en referentes en el ámbito de la educación, el agua, la energía, la vivienda, la economía social, la profundización democrática... Desde la movilización han cuestionado, criticado, propuesto, y defendido derechos. También intentan ejercer de garantes de derechos cuando las instituciones no se responsabilizan. Cuando se ha impuesto el discurso del “No hay alternativa”, han intentado demostrar que la historia la escriben las personas que la hacen cada día. Cuando los desahucios se han convertido en un arma generadora de dolor, han intentado impedir y encontrar alternativas para las personas afectadas. Cuando casi nadie hablaba de los Centros de Internamiento de Extranjeros, han entrado para hacerlos visibles. Cuando se han querido cerrar centros de atención primaria, plantas de hospitales o escuelas, hay quien ha abrazado estos espacios para impulsar su defensa. Cuando desde las instituciones no se cuestiona la deuda que se presenta como origen de las políticas de austeridad, hay quien lo estudia, lo hace presente y consigue que algunos ayuntamientos empiecen a reconocer como ilegítimo. Hay quien los puede considerar unos recién llegados ajenos al gobierno de las instituciones donde no sabrán trabajar. Hay quien está preocupado, o no comparte la propuesta, al considerar que donde se puede trabajar está fuera de las instituciones y que esta fuerza no se debe debilitar. Este tipo de proyectos son ambiciosos, lo quieren todo. Se quiere poder actuar en las instituciones y fuera. Nada se consigue sin movilización, autogestión... Pero esto no es suficiente, el gobierno debe fundamentarse en una democracia de más calidad, hay leyes que conviene intentar hacer de otra manera...
Hay unos modos de hacer política que hay que cambiar. Hay unos modos de hacer política que han conducido a la oligarquización de la democracia y a que esté en situación de riesgo, a que haya una herida abierta entre la ciudadanía y la política institucional, a que la democracia representativa no se preocupe por garantizar esta representación... Esto no es nuevo, viene de lejos y desde hace años hay quien lo ha cuestionado y lo ha intentado cambiar. La novedad ahora, es que son más las personas que lo quieren hacer y mucha la gente que lo espera. Veremos qué saldrá. Hoy, como ayer, hay quien aspira a fortalecer la sociedad civil ante el Estado, el mercado, los poderes socioeconómicos y la partitocracia; promover la política entendida como la participación de la ciudadanía; y desarrollar maneras de hacer política que se caractericen por la democracia interna, la horizontalidad, la representación con rendición de cuentas, la aceptación de la pluralidad y la coherencia entre el decir y el hacer en las políticas concretas. Este proceso hacia las elecciones municipales puede ser una muy buena oportunidad para seguir avanzando en esta dirección.