He esperado todos estos días a ver si alguien explicaba de una manera clara una de las reacciones que se produjeron ante el Concert per la Llibertat. Por tanto, aunque la cuestión, informativamente hablando, ya está casi quemada, pido que alguien me aclare por qué la prensa madrileña y española en general se dedicó a quitar hierro a la importancia del concierto a base de comparar su audiencia televisiva con la de un evento futbolístico de primera magnitud, que es lo que fue el partido de fútbol Brasil-España. Entre las reacciones ridículas al Concert per la Llibertat se hizo circular que no tuvo tanta audiencia como el partido de fútbol mencionado. ¿Lo ven? Sumamos manzanas con peras. No tiene nada que ver.
Pero esto que parece tan claro, al final, a base de repetirse, será necesario que sea estudiado en las facultades de comunicación correspondientes. ¿Por qué no se puede comparar? Primera regla básica. La sabe un estudiante de primero: Los dos eventos no se han dado ni el mismo día, ni a la misma hora, ni en el mismo lugar. Se puede hacer el ejercicio, pero la validez de la conclusión será más que relativa. Segunda regla básica: Se desprecia la calidad por la cantidad. En el Camp Nou había noventa mil personas “vivas”. Por lo tanto, no se encontraban en casa mirando el concierto. En el Nuevo Maracaná no había ni noventa mil, ni cincuenta mil, ni veinte mil, ni mil españoles. Estadísticamente hablando, no había ni uno. Todos estaban en casa mirando la tele. Quiero decir que -tal como se puede deducir-, si lo comparas, una de dos: o bien sumas a la audiencia televisiva del concierto una proyección estadística derivada de meter la gente del Camp Nou, al mismo tiempo, en casa mirándolo por la tele, o bien restas a la audiencia del partido Brasil-España, la cantidad que saldría de imaginar que unas cuantas docenas de miles de españoles (y sus familias) estaban presentes “en vivo” en Brasil y por lo tanto, ausentes de su casa, ante la tele. Tercera regla básica que impide hacer ninguna comparación directa: Un tanto por ciento altísimo de asistentes al Concert per la Llibertat, sin duda, también fueron espectadores, días más tarde, del partido de fútbol Brasil-España. ¿Cómo los contamos a estos?
Finalmente, cuarta observación. ¿Cómo puedes comparar sin matices la audiencia de un evento televisado en un ámbito territorial reducido con la de otro evento difundido y multiplicado en un ámbito territorial mucho más extenso?
Es obvio que en Madrid cada vez están más nerviosos. Las tonterías que han llegado a decir estos días son dignas de estudio. De estudio psiquiátrico. Los que más pena dan son los que presuponen que, si eres independentista, te coge un dolor de vientre agudo acompañado de gastroenteritis si te sientas en casa a ver un partido de la selección española. Sí, de acuerdo, la mitad de jugadores son del Barça. Pero aunque no lo fueran. Un independentista amante del fútbol puede -o debería poder- querer ver jugar un Brasil-España -aunque sea para asistir a la derrota de España- sin problema.
En resumen, que continúan con la estrategia de minusvalorar y despreciar cosas importantes aunque sea con una táctica tan infantil y ramplona como la de decir: “España tuvo más audiencia que vosotros”. Lo que, tal como se acaba de explicar, aparte de no ser del todo cierto, no consigue más que profundizar en el ciudadano español, psicológicamente hablando, la trinchera entre el “ellos” y el “nosotros”.
Eh, y que conste que en estas guerras de cifras de encefalograma plano, cuando alguien piensa que puede salir beneficiado de ellas, me temo que la tentación de sumar peras y manzanas la tienen en todas partes.