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Trapero eleva la autocrítica por el fracaso del 1-O y admite que la ocupación de escuelas desbordó a los Mossos

Josep Lluís Trapero, a la salida de la Audiencia Nacional tras el primer día de juicio.

Oriol Solé Altimira / Elena Herrera

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Diez meses han pasado entre la comparecencia como testigo del major de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, en el juicio del procés en el Tribunal Supremo y su declaración como acusado de rebelión en la Audiencia Nacional. Entre ambas citas judiciales el major ha mantenido el pilar de su defensa: el distanciamiento, rechazo y crítica abierta al Govern y al procés. Pero a diferencia de la defensa a ultranza del dispositivo que hizo ante el Supremo, Trapero ha elevado este lunes la autocrítica por el fracaso del operativo del 1-O. Los fallos, ha reiterado, se deben a una mala planificación policial, en ningún caso a la injerencia del Govern para facilitar la votación.

El principal reproche que se hizo el major en el Supremo también incluyó a Policía Nacional y Guardia Civil. “¿Que nos hubiese gustado tener más resultados? Sí. Hubo los que pudimos hacer entre todos”, reflexionó ante el tribunal presidido por Manuel Marchena. La razón de que el 80% de centros hubiera permanecido abiertos el 1-O parecía pues una cuestión de falta de efectivos policiales.

Ante los magistrados de la Audiencia Nacional, Trapero ha reconocido fallos. El más importante, que no supieron predecir la resistencia de los concentrados en los centros y que, llegado el 1-O, los Mossos se vieron desbordados por la ocupación de las escuelas. “Ver cómo la gente defendía las urnas de esa manera era poco imaginable, se les iba la vida”, ha dicho, gráficamente. Una actitud que ha tildado de “difícil de entender y de prever”.

“No pudimos prever una desobediencia a la autoridad con un carácter tan general y una defensa de las urnas tan generalizada”, ha insistido Trapero, para a continuación extender ese error de planificación a toda la cúpula de los Mossos: “Siempre habíamos pensado que la mayor parte gente haría resistencia pasiva, ni yo personalmente ni el resto de mandos pudimos prever el grado y el ver cómo la gente defendió esas urnas”.

Las visitas a los centros el fin de semana

El diablo, sin embargo, está en los detalles. Y a esto se ha agarrado el fiscal Miguel Ángel Carballo. Si a la hora de criticar a los políticos Trapero se ha mostrado sólido, el major ha titubeado cuando el fiscal ha insistido en que los Mossos visitaron los colegios ya ocupados desde el viernes previo a la votación pero que en vez de desalojarlos extendieron más de 4.000 actas advirtiendo únicamente a los concentrados de que el domingo no podían estar allí para votar.

Esta actuación el fin de semana, a criterio del fiscal, es un ejemplo, además de la inacción del día 1 de octubre, de la alineación política de Trapero con el Govern para permitir la votación. Trapero ha negado, como en toda su declaración, cualquier acercamiento con el Govern en este sentido, y ha dado una explicación de la actuación policial que ha dejado satisfecha a la Fiscalía por su falta de claridad.

El major ha alegado que no entendió la ocupación de escuelas previas al 1-O como “actividad preparatoria del referéndum”. La frase es importante: el auto de la jueza del TSJ catalán Mercedes Armas que ordenaba a los tres cuerpos policiales frenar el referéndum les conminaba también a que antes del 1-O impidieran el uso de locales públicos “para la preparación de la celebración del referéndum”.

El fiscal ha insistido en que era evidente que las actividades en los centros de votación durante el fin de semana impulsadas por la coordinadora Escoles Obertes -formada por asociaciones de padres y madres y comités de defensa del referéndum- no buscaban sino atrincherarse en esos espacios y permitir las votaciones. “Entendíamos que la orden judicial no ordenaba cerrar los centros el fin de semana”, ha dado Trapero por respuesta, en uno de los tramos más duros del interrogatorio.

Trapero ha agregado que durante el fin de semana los efectivos de los Mossos acudieron a los centros para ver si estaba realizando alguna actividad preparatoria del referéndum. Allí, ha indicado, las patrullas encontraron a gente “haciendo actividades lúdicas, festivas, formativas…”, si bien ha admitido que tenían un carácter excepcional y que no se habían producido en otras elecciones. Con todo, el major se ha resistido a vincularlas con el 1-O, para no marcarse en propia meta.

“¿Cree que esas personas estaban allí por casualidad?”, le ha espetado entonces el representante del Ministerio Público. “No”, ha terminado por responder el major, que ha justificado la falta de actuación de los Mossos en que consideraba que la orden de la magistrada del TSJC que pidió que se impidiese votar “sin afectar la normal convivencia”, no les facultaba para “retirar” a esas personas “en ese momento”.

Alejamiento total de Puigdemont

Más allá de los intentos para intentar minimizar las tesis fiscales en el dispositivo del 1-O, Trapero se ha empleado a fondo, como ya hiciera en el Supremo, para evidenciar su distanciamiento del Govern de Carles Puigdemont. De hecho, ha llegado a tildar de “barbaridades” las distintas resoluciones que el Parlament aprobó desde 2016 y que culminaron con la ley del referéndum y ha explicado que ya en 2016 se sentía “muy incómodo” con la deriva independentista.

Para rebatir las tesis del Ministerio Público que lo sitúan como un peón de los partidos independentistas en favor de la secesión, ha asegurado que en una reunión a la que fue convocado ese año por el entonces secretario del Govern Joan Vidal de Ciurana, ya advirtió de que los Mossos estarían en todo momento “a lo que dijeran los jueces”.

Según la versión del major la “desconfianza” de los partidos independentistas hacia él por su falta de compromiso soberanista llegó a poner en duda su nombramiento como major en abril de 2017. El exconseller de Interior Jordi Jané tuvo “muchas peticiones” para que no fuera nombrado en el cargo, ha asegurado. Trapero no ha mencionado ningún competidor para el cargo de major, pero investigaciones periodísticas como 'Tota la Veritat' (Ara Llibres, 2019) han desvelado que pesos pesados convergentes apostaban por un comisario cercano al partido, David Piqué, como major, pero que su repentino fallecimiento en 2016 frustró los planes.

El desencuentro de Trapero con el Govern culminó en la reunión del 28 de septiembre de 2017 en el Palau de la Generalitat en la que mandos de los Mossos d'Esquadra advirtieron a Puigdemont, Forn y Junqueras de la posibilidad de que en el 1-O se produjeran problemas de orden público. Sobre esta reunión tendrá ocasión de insistir la defensa del major este martes, cuando Trapero continuará declarando para dejar más clara si cabe su oposición a los planes independentistas.

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